viernes, 27 de septiembre de 2019

EN EL FONDO, AMOR



Veo, es un decir, el cómo va a quedar la futura estación del Ave en Donosti, en Atotxa concretamente, y es tan bonita, e integrada en el entorno, que no diría eso de que parece un San Luis, pero que quizás sobremos nosotros, los que la vamos a manchar tan sólo con nuestra presencia…¡Cosas mías!

Como cosas mías son también que uno viva en Roma todo el año y no conozca el Vaticano, o en versión donostiarra, que uno esté todo el año paseando por el Urumea y sólo conozca el Festival de Cine a través de las noticias, y del “glamour”, que no se vende en droguerías, pero que sí se sufre cada vez que haces compras en “nuestra-querida-Donosti”. Una pena, otra más, el no haber podido ver a Donald Sutherland, y el que una vez fue el Casanova de Fellini. Toda una frustración para cualquier cinéfilo.

Y es que de la leyenda solo nos cae el polvo, además al ojo, y no es ni de oro ni tan siquiera dorado.

Más de uno de nuestros lectores me ha preguntado el por qué me llevo tan mal con Donosti, y siempre digo lo mismo, no me llevo mal, sino que la quiero tanto que soy como el ama de casa que no se siente correspondido. Quizás sea lo que tienen los amores canallas, que te atraen, pero que te dejan siempre con esa sensación de frío, de incomprendido. Y, especialmente, juntar el concepto de "Donosti" con "canalla" es como unir a Cupido con las armas, por muy blancas que sean.

Este vecino del mundo no se encuentra hoy en "La bella Easo", sino en Bilbao, y quizás sea eso de que Bilbao está en todas partes y sienta una especie de morriña donostiarra, quizás por esa ascendencia gallega por parte materna, que aunque no se ve, se siente. Pero lo dicho, seguro que son cosas mías...

*FOTO: DE LA RED

jueves, 26 de septiembre de 2019

GEOGRAFÍA HISTÓRICA INVENTADA...



Todas las épocas tienen sus clichés, sus tics,  y uno de los más importantes de ahora sería eso del “relato”, o de contar no  cómo le va a cada uno en su feria particular, sino cómo desea que los demás crean que le va.

Se acaba de terminar una legislatura, desgraciadamente muerta al nacer,  y aparentemente al menos, todos los partidos han estado más preocupados en distribuir su relato de cómo fue todo, a realmente hablar con un hilo directo desde el corazón.

En realidad eso del relato viene  muy ligado a otro concepto, o tic, muy de la época también, el tuneo de las cosas, y que no tiene que ver nada con la tuna universitario, aunque hay un mucho de cantarte coplas e incluso de cantos de sirena, sino precisamente con darle cuerpo, en cierta manera, al relato de cómo deseas que sean las cosas, los objetos, que tienen la suerte de rodearte. Porque hay un mucho en el concepto de "relato" de hacerse un selfish, otro cliché, con el paisaje deseado de vender en torno a tu persona, y no con la realidad a convivir en tus veinticuatro horas diarias. 

Y aquí quizás llegamos ahora a una de las piedras angulares de nuestro día a día, la famosa, tristemente, posverdad, o disfrazar a la mentira con un camuflaje de sabor a verdad verdadera. Lo que vendría a ser intentar borrar tus huellas en el desierto de la realidad para que no se viera ni se sintiera la urdimbre, o la tomadura de pelo si solo fuera una humorada, y no disfrazar la verdad de lo que fue para seguir chupando de la teta de la que quieres seguir mamando. 


La posverdad es hija de su tiempo, y tiene un mucho de “photoshop” y de jugar con la estética de lo políticamente correcto. De hacer que huelan bien los armarios donde guardamos los cadáveres de las promesas incumplidas. La posverdad tiene un mucho de tristeza y de timo, de disfrazar las cicatrices que nos han traido hasta aquí para ponerle un precio, siempre más alto, a lo que va quedando de nosotros mismos. Y hay que seguir viviendo, que no es fácil.

*ILUSTRACIÓN: DE LA RED




miércoles, 25 de septiembre de 2019

A FALTA DE BESOS...



Leo que al parecer este martes pasado se produjo un beso entre el príncipe Harry de Inglaterra y su mujer, Meghan Markle, durante su estancia en su viaje oficial a África que ha debido de volver locos a todos, a sus incondicionales y a los que serían capaces de “armarles” un "impeachment" (palabra de moda ahora especialmente relacionada con un tupé muy americano) a las primeras de cambio. Y además dicen, los detractores, claro, que no venía a nada porque, por ejemplo,según la revista People, califica el beso de extraño y subraya que se produjo antes de que ambos se montaran en coches diferentes (sic).

Harpers Bazaar, a su vez,  describe el beso como adorable y asegura que con esa acción derritieron a muchos de los testigos. En el mismo sentido, The Sun califica el beso como “dulce”. 
Se suele decir que para gusto los colores, pero, visto lo visto, ha quedado clarísimo que parece que también para gusto los besos.

Y bien pensado, la gente está muy a falta de besos, especialmente en las Islas Británicas. Y si no que se lo pregunten a todos esos turistas dejados de la mano del Dios, hasta ahora, Thomas Cook, y que como pasa siempre a la hora de ganar dinero, lo hacen unos pocos, pero cuando hablamos de pérdidas a los pobres españolitos siempre nos toca pagar. Y tiene pinta que esta vez también habrá que hacerlo… Para una industria, la turística, que siempre mira y mima más al de fuera que al de casa...

Besos también se necesitan en el parlamento británico para que se quieran los unos y los otros. Al menos para que se separen del viejo continente sin pegar portazos, que siempre vienen mal a todos.

Y si de besos hablamos, a nosotros también, nuestros políticos nos tienen abandonados. Ni una caricia aunque sea en la espalda. Sólo siempre toqueteos junto a nuestra cartera… Y eso que los más cercanos parecen ser, esta vez,  los políticos vascos que por lo menos están pesando en ampliarnos la cocina, aunque eso también tenga muchas, todas, connotaciones machistas...

*FOTO: DE LA RED

lunes, 23 de septiembre de 2019

POLÍTICAMENTE INCORRECTO



Leo en una entrevista que Luz Sánchez-Mellado hacía ayer domingo en su colaboración en El País a Ana Morgade que “…En vacaciones me entra culpa porque siento que no estoy haciendo nada, como si no me lo mereciera. Hemos entrado en una dinámica en la que si no produces no eres interesante, no funcionas, algo va mal, y es un error. El aburrimiento es un campo fértil que nos estamos olvidando de cultivar…” 

Totalmente de acuerdo. Y si no que se lo pregunten a nuestros políticos que parece que todo lo que dicen debe de ser palabra de Dios, en especial el término “España”, que parece, entre otras cosas, que las izquierdas no deben pronunciar. Porque para los del centro, ya que en España la derecha ya no existe, hablar de España parece ser marca registrada, aunque para muchos "España" no vaya más allá de los colores de la correa de su reloj. O de esos adornos  que en algún lugar de su pecho decoran sus polos planchados por la "kelly" de turno.

Cuando este vecino trabajaba siempre tuvo muy claro el valor de, en vacaciones o fines de semana, "no hacer nada". A lo que se afanaba con grandes esfuerzos. Porque ya sus jefes dejaban restos de chantajes emocionales para que te fueras a casa, pero siempre con telas de araña que intentaban enredarte para que sintieras que te habías dejado algo sin terminar y que en cualquier momento el negocio de los que te trataban como si fueras casi de su familia, pudiera sucumbir por tu presumible inoperancia, aunque el jefe de los jefes no supiera prácticamente ni que tu existieras.

Ya perdonaréis, el vecino ha vuelto aunque no deseaba hacerlo de esta manera. Pero quizás hay días, hoy debe de ser uno de ellos, en que no te apetece maquillar los brillos o las sombras que también forman parte de ti, recordando ese dicho tan español de que "el mejor escribano echa un borrón". Y está un poco harto de que España no sea también de quien la trabaja o discrepe de modos y formas, y sólo parezca que tenga que ser de los bien peinados del centro.

*FOTO: DE LA RED



viernes, 6 de septiembre de 2019

¿MANERAS HURACANADAS?


Sorprender a este vecino del mundo es cada vez más difícil teniendo en cuenta, en especial, de cómo está el panorama actual de que el que no corre vuela para hacerse con ese minuto de gloria  que las nuevas tecnologías, con sus redes sociales, brindan en cada momento en una especie de atalaya que parece invitarte a gritar en el Finisterre de lo todavía conocido
Por cierto, oí ayer que alguien ha definido a Twitter y similares como que cada vez se parecen más a quedarse sólo tras la última copa en un bar a las cinco de la mañana, y me parece acertadísimo.

Esta especie de reflexión con la que he comenzado este post, viene a colación a que hace dos o tres días, otra vez fui superado por unas imágenes de los informativos televisivos en los que se veía a “nuestro” cocinero y pica en el Flandes norteamericano, José Andrés, en una especie de auto-vídeo luchando con su O.N.G., contra todos los elementos naturales desatados en unas Bahamas de pesadilla a causa del huracán Dorian, y eso que en realidad él se encontraba todavía a unos ciento cuarenta kilómetros de distancia.
Me sorprendí a mí mismo diciendo delante del televisor un “¿Realmente es necesario todo esto?”. Y todavía me lo sigo preguntando.

No he oído a nadie cuestionándose este hecho, no el fondo en realidad, sino esas maneras de película catastrofista que en su momento, años setenta, se rodaban en un modernísimo, para entonces, TODD-AO Y 70 MM, que era como el echar la casa por la ventana en lo último de lo último.
Y comentándolo con un amigo como recurso antes de tumbarme delante de un psicólogo, éste me decía que “eso” son maneras a la americana, norteamericana en realidad. Y no le falta razón.
Porque nosotros, el españolito de a pie, es de ayudar, en realidad siempre somos de los primeros en apuntarnos a todo, pero más en el sentido de que “uno hace lo que tiene que hacer”, pero sin grandes alharacas, aunque luego salga el secretario de turno de un departamento de cualquier ministerio poniéndose la medalla también de turno.

Habrá que quedarse, ya para terminar, con ese socorrido “el fin justifica los medios”, pero a este vecino del mundo le seguirá chirriando algo en su interior…

*FOTO Y VIDEO: DE LA RED





miércoles, 4 de septiembre de 2019

IBON MARTÍN, UN GARY COOPER DE LAS LETRAS



Lo bueno, y lo malo, que tienen ahora las redes sociales es que te enteras de muchas cosas, casi a tiempo real, y tienes la sensación de que forman parte de tu familia personas que por una u otra razón admiras, o al menos te intrigan tanto como para formarte una opinión de ellas.

Hoy me he topado con la noticia de que un escritor donostiarra, Ibán Martín, cuya novela más famosa puede ser “El faro del silencio”, va a editar una nueva novela, pero esta vez en una gran editorial, en lugar de tener que auto-editársela, como ha sido el caso hasta ahora. Y pasar de una tirada de unos diez mil ejemplares, prácticamente solo en Euskadi, a una edición que, como diría uno de los personajes de “Toy Story” pudiera llegar hasta el infinito y mucho más.

Ibón Martín no es de mi familia pero es de esas personas que al enterarme, hace ya mucho tiempo, un poco de su historia, quizás solo puedes decir “que tiene un buen par”, porque decidirse desde un principio a vivir de lo que escribes por lo menos merece el calificativo de valiente, de, para los más mayores, un Gary Cooper de “Sólo ante el peligro”.

Hace tiempo que comprendí que siempre es mejor admirar/amar que odiar, porque lo segundo siempre te destruye.
Quizás, ahora es el momento de que lea la novela de intriga arriba mencionada, que hace un tiempo compré, y que me vigila con cara de esperanza desde mi mesilla.

Entre tanta noticia de políticos que solo miran su trasero y no los problemas de la gente que les votó, habrá que alegrarse de pequeñas noticias como la ahora comentada.

De todas maneras, y mirando desde la atalaya que dan los años vividos, seguimos como en las épocas de Manolo Santana y Severiano Ballesteros. La gente en España se tiene que seguir buscando las habichuelas por su cuenta, porque si recorres los cauces normales, como mucho, serás un trabajador temporal, o falso autónomo, que llegará a la edad de la no-jubilación. Por eso este vecino del mundo prefiere fijarse en el polvo de estrellas que destilan algunas noticias, que  buscar el oro de El Dorado. Siempre se es si no  más feliz, sí un poco menos pesimista.

¡Enhorabuena Ibon!

*FOTO: DE LA RED


domingo, 1 de septiembre de 2019

EPÍLOGO A UN VERANO


Uno de Septiembre y parece, al menos es el sentir de este vecino del mundo, que ya se ha clausurado el verano, y lo que es peor aún, sin la banda sonora del "Final del verano" del Dúo dinámico.

Un agosto que se puede resumir con un Plácido Domingo  que han intentado, no se sabe bien  en realidad quiénes pueden estar detrás, que entre en barrena y que las élites de ese mundo, al que él ha puesto durante muchos años su banda sonora operística, se resisten a dejarlo caer, no vaya a ser el preludio de un efecto mariposa que ponga en solfa todo su mundillo de oropeles y aparentes buenas maneras.

Un mes, este agosto que acaba de morir, en el que hemos aprendido inglés, al menos a decir “Open Arms”, y sueco, a hacerse el, como lo están haciendo  la gran mayoría de países que integran la Comunidad Económica Europea y su actitud con el problema de la gente que llega huyendo en todo tipo de objeto supuestamente flotante.

Un mes canicular por excelencia que sin embargo, al menos sentido por este vecino, lleno de frialdad no solo en lo concerniente al “comportamiento europeo” con respecto a un problema humanitario, sino también a ese ir y venir de la Familia Real para visitar a Juan Carlos I tras su triple bypass. 

No se si será esa foto de la Familia Real perfecta, perfectísima, y sin "fotochop", ante las puertas del Quirón (del que se resalta ya más el nombre propio que el que sea un hospital), o el hecho de "estar de visita”, incluida la reina emérita.


Uno, que es muy mal pensado, y cada año que cumple lo es más, no puede dejar de preguntarse a quién le habrá tocado el pasarse muchas horas al lado del convaleciente. Más que nada porque así se sabría si lo ha hecho por cariño o por el vil metal. Llámenme cotilla, pero el que esté libre de pecado que tire la primera piedra…

*FOTO: DE LA RED