martes, 28 de abril de 2020

CONFINADOS A SU PRESENTE



Seguro que, como en todo, al final habrá confinados de primera y de segunda. Ya se está viendo, confinados que trabajan en la tele y que, en teoría, vuelven a casa, a la suya, pero va cambiando la amante del momento. Como para mear y no echar ni gota. 

Bastantes problemas se pueden tener con una relación oficial como para que en tiempos de coronavirus nos la juguemos, además en varios sentidos, en vertical y en horizontal.
Que por cierto, visto lo visto este fin de semana en el Canal Alegre, del Deluxe, ahora parece que si quieres encontrar trabajo, y tienes un novio con posibles, influencias, de derechas de toda la vida, te vas a tener que poner mirando a Murcia, que puede ser como el nuevo El Dorado, o “El timo de la estampita 3.0.” vaya usted a saber.

He de confesar, que este fin de semana opté por no llorar por cifras oficiales que te matan el alma, y me recluí en un mundo guionizado, como el mundo real, que se estaba escribiendo en cada momento, pero bajo la etiqueta “Sálvame Deluxe”. Y me reí como lo que debo de ser, un loco. Por "figuras" que se creen listos y que tienen la salvación ganada porque allí, en el más allá, ya creen conocer a alguien, que como siempre, intentara hacerles un apaño.

Partiendo de la premisa de que el que esté libre de pecado que tire la primera piedra, qué bien te lo puedes pasar. Y además, ya concienciado, no pasas ni vergüenza ajena, porque sabes que los sujetos activos en unos momentos, y pasivos en otros, tampoco conocen la vergüenza, ni quieren saber de ella.

De todas maneras, en una sociedad que se supone que ha cambiado tanto, y ya se habla más en femenino que en masculino, al final, en cuestión de cuernos, se sigue el manual. Las mujeres se despellejan entre ellas,  aunque empiecen su discurso con “es la última vez que hablo del tema, y además no tengo nada en contra de ella”, y el presunto macho, ni está ni se le espera.

*FOTO: DE LA RED


lunes, 27 de abril de 2020

EL FIN ÚLTIMO DE LAS COSAS...



No sé vosotros, pero yo tengo la sensación de que con este coronavirus nos hayamos enterado del fin último de las cosas; algo así como la caída de Pablo de su caballo; de la muerte del protagonista antes de comenzar su historia; de quiénes son los Reyes Magos, y el ratoncito Pérez. Y que los valores, las creencias, da lo mismo colocarlas hoy, o mañana en el calendario, pero siempre que se coloquen, para luego pasar por caja y que te apliquen el correspondiente IVA.

También ha servido, por si teníamos dudas, para comprobar que tenemos un gobierno cobarde, porque todos somos unos cobardes, y nos seduce más criticar a tiro fijo que tomar la iniciativa y jugártela tú.

Los políticos que nos mandan, cada vez que tienen que tomar una decisión, les tiemblan hasta las canillas, y a nosotros nos sobra caradura. Y sino, sirva para comprobarlo, nuestro comportamiento de ayer, al salir con nuestros niños a dar un paseo. Porque los únicos que dicen la verdad son nuestros hijos con su comportamiento, porque aprenden lo que ven y escuchan en casa.

Nosotros, los adultos, nos cansamos de decir que nos encantan los documentales de la segunda cadena, y es muy probable que si les preguntaran a nuestros hijos, respondan preguntando qué es eso. Porque en su casa, en la nuestra, nunca han oído ni visto un mísero documental, ni tan siquiera, su concepto…

Tan solo tengo la esperanza de que el próximo marzo no nos vuelva a pasar lo mismo, otra pandemia. Más que nada, porque estoy convencido de que no habremos aprendido, y que para nosotros, desde hace tiempo ya, dos veces seguidas es una tradición.

Mientas terminaba este post me ha sonado el móvil (es verdad, y no un recurso) y durante unos diez segundos no me contestaba nadie. Creo que se me ha parado el corazón dos veces, y al final ... era Vodafone. Lo dicho, al final siempre hay que pasar por caja, y en este caso no me refiero a la de pino, que también.

*FOTO: DE LA RED

domingo, 19 de abril de 2020

UN PALO CONFINADO...



Llevo varios días en los que no me asomo a esta ventana, más que nada, para no mostrar las miserias de este vecino del mundo, que pese a que se ha disminuido grandemente su dosis de noticias diarias y hace tiempo que quitó de su vista todo objeto cortante, mejor que no le contéis un chiste porque seguro que se echa a llorar.

Ya solo me queda de reducto de felicidad la hora que veo de lunes a viernes “Amar es para siempre”, en Antena 3, y ahora cada vez que veo un capítulo nuevo, debo de tener la misma sensación que un desactivador de explosivos, temiendo, siempre temiendo, que pueda ser el último. Porque aunque suelen grabarlo con bastante antelación está claro que todavía no habrán terminado la grabación de esta temporada, y en cualquier momento vamos a dejar a los personajes de la Plaza de los frutoscerrados hasta nueva orden”.

Más de una vez en esta confinación a este vecino le viene a la mente el anuncio del palo, y del niño dando voces de admiración al descubrirlo.

Como ahora no hay futbol y no podemos dar rienda suelta al entrenador que todos llevamos dentro, ahora nos hemos convertido en técnicos de coronavirus y sabemos la receta para que todo vuelva a la normalidad, y además, ¡qué casualidad!, nuestra familia primero.

Todo esto de la pandemia nos ha venido bien, y que se me entienda, por favor, para gritar al unísono: ¡Virgencita, que me quede como estoy! 

Porque esta vida, bueno, la anterior, hasta primeros de marzo, era una caca, pero era nuestra caca, porque podíamos hasta besarnos, abrazarnos. La mayoría de las veces no lo hacíamos, pero podíamos. Intentábamos que fueran otros los que sacaran a nuestros hijos, a ser posible los abuelos, porque así todo quedaba en casa, especialmente nuestro dinero.

Lo dicho, quizás hoy tampoco debería de haber abierto esta ventana, pero ya está hecho. Por cierto, si hay alguno de esos policías de balcón, que están tan de moda ahora, y que vigilan la moral de la tropa, pero siempre a su manera, ya sabe dónde estoy, y especialmente a qué dedico el tiempo libre…, bueno, libre no sino confinado.

*FOTO: DE LA RED


lunes, 13 de abril de 2020

UN GIRO DE GUION...


No sé vosotros, pero personalmente hay momentos en los que tengo sensación de estar agachado en una trinchera, y que si me levanto más de lo necesario, me puede alcanzar un virus lanzado por un tirador de élite.

Y no nos engañemos, ésto va para largo. A lo mejor, o para ser precisos, a lo peor, acabamos todos tan zumbados como  el célebre personaje, Rambo, de Vietnam, con la sensación de haber sufrido lesiones de una guerra, que verla al menos por ahora, no la ha visto nadie.

Por eso, ayer, al llamarme un amigo con mucha urgencia, ya habían pasado las nueve de la noche y decirme que pusiera en ese mismo momento “La Cuatro”, agradecí ese giro de guion.

El programa era “First dates” y en ese mismo momento estaba en pantalla una señora de rojo, de Vitoria concretamente, que se supone estaba esperando a conocer a la persona que le iba a presentar el  programa, por si podían hacer buenas migas… Mi amigo por el teléfono me dice, espera a ver quién es él, por si te suena... A los diez segundos aparece él. Tuve esa inequívoca sensación de estar en un tiovivo y que todo gira a tu alrededor.

Quien estaba en pantalla era, Janfri, el portero de mi casa. Tiene sesenta años, divorciado, y no llevará más de tres años en ese trabajo. Por lo que está demostrando que si algo es, a estas edades, es un superviviente. Además, es ese tipo de personas que lleva escrito en su cara el“buena gente”.

Ahora, con lo del coronavirus, y por una serie de razones, no me ha pillado ahí, pero cuando vuelva iré como un colegial a pedirle un autógrafo, y a vacilarle un poco, aunque al final me vacilará él a mí, seguro además.

Está demostrando tener una buena mano izquierda en su trabajo, porque hay mas de cien viviendas que dependen de su gestión, y a poco que nos pongamos todos, pero no a la vez, espero, un poco picajosos, hay que darnos de comer aparte.

Nunca hubiera considerado un programa como “First dates” algo parecido a una ONG, pero en estos días de retiro más bien forzado, cualquier cosa que te saque de lo habitual y prácticamente único, es de agradecer. Y ayer, verle a Janfri convertido por unos instantes en candidato al amor me sirvió para escaparme del confinamiento, como en su tiempo lo hizo el célebre Henri Charrière, “Papillon”, con las autoridades francesas.

Por cierto,  y ya para terminar, la cita a Janfri le salió bien, y habrá una próxima. Sigue saliendo el sol más allá del confinamiento.

*FOTO: DE LA RED

sábado, 11 de abril de 2020

¡VER PARA CREER!



Cuando todo esto del confinamiento termine, que lo hará pero no con la premura que ya muchos vaticinan, tendremos que pagar, o deberíamos de pagar, por aquello de ser solidarios, y comprar las canciones o relatos que se escribieron durante la época en que, a la postre, nos tuvimos que proteger de nosotros mismos.

Y ya sabremos más cosas. Conoceremos a los vecinos. Con quienes habíamos compartido vivienda durante años, pero que como andamos, o andábamos antes del confinamiento, como locos, y nunca nos habíamos parado, ahí esta la clave, ni siquiera a saludarnos, descubriremos que el quinto A, por ejemplo, es algo más que un piso.

Ya debe de haber niños, muy pequeños todavía, en el que para ellos parte de la ceremonia de la vida consiste en salir a las ocho de la noche al balcón y saludarse unos a otros, mientras más de uno hace lo que puede, lo que sabe, y su vergüenza le permite, desde la libertad de su balcón. Como cantar o tocar un instrumento. Y esta costumbre ya estaría bien no olvidarla nunca.

He leído y oído por ahí que el Gobierno vasco, en nuestro caso, porque dependerá de cada autonomía, se va a poner las pilas y a partir del martes, para los que ya podrán salir a trabajar, van a poner puntos de acceso en estaciones de tren y bus en los que la gente podrá recoger sus mascarillas.

¡Ver para creer! Y eso que, como ya sabéis desde hace un tiempo este vecino ve la mitad, y por lo tanto debería de creer la mitad también. Y ni por esas. En España, os recuerdo, se creó la famosa “picaresca”, y no es cuestión de ayer, sino de siglos y siglos hasta incrustarse en nuestro mismísimo ADN.

Como mínimo de males, las mascarillas desechables, de una puesta y tirarla, las reconvertiremos en quincenales. Y sino, al tiempo. Lo nuestro, desgraciadamente, no se cambia ni con una pandemia, ni con un confinamiento a perpetuidad.

*FOTO: DE LA RED

viernes, 10 de abril de 2020

AQUELLOS TRENES QUE NO PUDISTE TOMAR...


Al final habrá que dar gracias tras este confinamiento de que no dejamos nada puesto en la sartén. Y es que lo que iba para un tiempo indeterminado, ya se va viendo más determinado, entre mucho e indefinido.

Hay que tomárselo con humor porque lo demás pudiera ser desesperante, mientras nuestros políticos continúan echándose los trastos a la cabeza. ¿No habrá ninguna manera, a ser posible decente y sin violencia, de deshacernos de todos ellos, y comenzar otra vez?

Ha habido mas de un lector que me ha preguntado cómo paso el tiempo en este confinamiento, una vez que dije en un post anterior que mi casa no es terreno propicio para largas caminatas…

Una ventana, y gran ventana además, es el ordenador, junto con internet forman una buena mezcla, sin recurrir al alcohol, y pegarse unos cuantos buenos pelotazos al día.

Personalmente me gusta revisitar películas. Y ayer fue el día de “Beatiful Girls” (1996), una película estadounidense dirigida por el ya desaparecido desgraciadamente Ted Demme.

Protagonizada por Timothy Hutton, al frente de un gran reparto, que interpreta a Willie, un pianista de bares, que a sus 29 años, regresa a su pueblo para intentar tomar decisiones decisivas  para su futuro...

Es una película que bajo la piel de comedia toca temas muy importantes y entre otras cosas redescubres a una Natalie Portman, en un personaje de una vecinita de trece años, adorable, y que te hace plantear los diferentes trenes que hay en la vida, y que no puedes compartir porque te llevan a  diferentes direcciones.

Si alguien tiene dudas de por qué Natalie Portman está donde está que vea esta película, aunque ya en la primera, Leo El profesional, apuntaba maneras. Hubiera estado mejor que bien, y lo sugieren ellos en la película, una especie de “continuación”, del personaje de Timothy Hutton y Natalie Portman, veinte años después.

También utilizo mucho Youtube, y como me gusta mucho la música veo actuaciones de concursantes de La voz de todo el mundo. Y podrás comprobar fácilmente lo buenos que pueden llegar a ser esos anónimos repletos de ilusión y esperanza.

Me despido con un botón de muestra, mientras, por si acaso, voy a comprobar si me dejé puesta la sartén, o lo que quede de ella…

*FOTO: DE LA RED


miércoles, 8 de abril de 2020

UNA CALLE SIN GENTE...



¡Siempre igual! Nos hemos pasado días y días hablando del famoso "pico", ese que será una especie de atalaya en el que observaremos tras él cómo “todo” irá bajando. Y cuando todavía no hemos llegado, ya estamos hablando, totalmente preocupados además, de cómo se va a hacer la desescalada del confinamiento. Algo así como estar preocupado de cómo vas a bajar el Everest cuando en plena ascensión todavía no divisas la cumbre.

Por cierto, las ya mencionadas: desescalada y confinamiento.  Dos de las palabras más importantes que el coronavirus nos ha traído,  y que a últimos de Diciembre estarán muy cerca del pódium de la palabra del año.

Y es que lo nuestro, además, es reír por no llorar; pero de la peor manera, reírnos de nosotros mismos, porque en realidad solo nos preocupa la foto del momento. El cómo llegar a la desescalada da lo mismo. En una especie de remedo de aquel burro que tocó la flauta por casualidad. Pero la tocó, leches.

Este virus no solamente está dejando muertos, muchos más de los que todavía se reconocen; también está dejando, como no podía ser de otra manera tratándose de España, imágenes lamentables de unos líderes políticos, todavía los de siempre, desgraciadamente, que constantemente utilizan todo, “todo”, para recordarnos que su ideología es la única que limpia más blanco.

Hay algunos, ya lo han demostrado otra vez, que lo único que les estorba es la realidad. Y por eso no dudan en trucar fotos para crear finales apocalípticos, en una Gran Vía madrileña repleta de banderas españolas, eso sí, que cubren miles de ataúdes. Cuando quizás, uno de los finales más tristes que se puedan encontrar es el de cualquier calle de las nuestras vacía o vaciada, lo dejo al libre albedrío, pero a la postre sin nadie. Y ya se sabe que una calle sin gente es como un político sin corazón: da miedo.

*FOTO: DE LA RED

martes, 7 de abril de 2020

LA COMEDIA DE LA VIDA



Al final con tanto famoso viendo las orejas al lobo en forma de coronavirus, no vamos a ser nada si el dichoso bichito no nos ha dado a cada uno de nosotros unas cuantas cornadas en el mismo ojo hasta casi perderlo.

Lo de Boris Johnson en cambio es para hacérselo mirar, cuando se recupere, que ojalá sea pronto. Y es que además de ser chulo, más que un ocho, cuando te pones chulo es lo que te pasa. Viene el destino y te hace tomar dos tazas de tu propia medicina. Además, a los que les cae mal, que somos muchísimos, nos tenemos que callar porque en ese caso nos pueden tachar de abusones.

De todas maneras, esperemos que si al Señor Johnson por aquello de la fiebre, le provoca visiones, y ve un túnel con una luz brillante al fondo, no vea también a su imperio británico en el horizonte, porque se nos lanza como un escapista sin vuelta atrás.

No sé por qué me da que para cuando todo vuelva a la normalidad, si algún día eso ocurre, quizás lleguemos a la conclusión de que este año no teníamos que haber guardado el árbol de navidad ni ese espumillón que está dando vueltas por casa, pero en fechas siempre equivocadas.

Este año, si volvieran las burbujas de Freixenet no me extrañaría que bailaran al son del Resistiré y de un Dúo Dinámico 3.0 en honor de todos esos que son pacientes de riesgo, y es porque la vida les ha pasado por encima y alguna consecuencia tenía que tener.

Y ya para terminar, una pregunta inocente: ¿Alguien sabe algo de Trump? A lo mejor nos enteramos de que ya ha metido en la cárcel a “Coronavirus y a su banda” que además tenían una extraña conexión chino-latina, y les hace responsables de todos esos cadáveres que ya no caben en las diferentes morgues.

Si alguien creyó en algún momento que nombrar presidente a un individuo como Donald Trump era un buen comienzo para una serie en el canal de la vida misma,  que sepa que ya ha pasado de la comedia al esperpento y va directamente a la tragedia. ¿No va siendo hora de cambiar la programación?

*FOTO: DE LA RED

domingo, 5 de abril de 2020

¿VERDADES ESTÚPIDAS?



Ya solo nos faltaba que hasta los dibujitos de Google nos recuerden que debemos de quedarnos en casa. Una cosa es que haya caraduras en todas partes, e insolidarios, y egoístas, y otra cosa es que nos restrieguen el “quédate en casa” por la cara hasta hacer sangre, por culpa de unos insensatos.

Siempre se ha dicho que la letra con sangre entra, y como no les puedes atizar con un letrero que diga “te tienes que quedar en tu puta casa”, pues les aparcas un multón entre mano y mano, que sea algo así como el padre y la madre de todas las multas, para que se vayan enterando. Y si fuera por este vecino del mundo, con un suplemento por intento de cachondeo a la autoridad competente, o no, que si seguimos así todavía estará por validar lo de la competencia...

En otro orden de cosas acabo de ver los ocho capítulos de la cuarta temporada de “La casa de papel”. Y sin ánimo de hacer ningún spoiler, o dicho en el idioma de Cervantes, sin desvelar nada que pueda ser determinante a la hora de que otros vean más tarde la serie, si seguimos así, en próximas aventuras cada vez habrá más gente en el pasado que incluso en el presente.

Y hablando del idioma de Cervantes, no me gusta nada que la copia que nos distribuyen a los que hablamos español de España, los títulos de crédito estén en inglés. ¿Os imagináis si eso ocurriera con una serie francesa?

Nos pasamos horas enteras diciendo que con esta serie hemos puesto una pica en Flandes, y en cualquier lugar del mundo, y después aceptamos disfrazarla de británica o americana, por aquello del idioma y no contradecir a papá Netflix.

Cualquier día le vemos a Antonio Banderas con su piel oscurecida en varios tonos, por aquello de que para los americanos todo hispano es de color, y no es cuestión de contradecirlos. 

Hay cierto tipo de verdades, y todos las reconocemos, que no son verdaderas, sino estúpidas, y más bien una especie de peaje, o de bajarte los pantalones, para que te sigan dando los de siempre.

*ILUSTRACIÓN: GOOGLE



sábado, 4 de abril de 2020

DÍAS DE ZOZOBRA TOTAL



Leo por ahí que el hijo de Fernando Jiménez del Oso ha debido de comentar estos días, en un libro, al cumplirse quince años de su muerte, que su padre se solía reunir con la entonces Reina Sofía, y al parecer incluso con gente de la Nasa, para hablar de temas esotéricos en un palacete de la calle de San Bernardo de Madrid. Espero que no fuera a partir de las doce de la noche y a luz de un candil, porque iba a ir entonces la tía de usted.

Quizás uno es machista, como dice la canción, porque el mundo le ha hecho así, pero automáticamente he pensado que, mientras, seguro que su marido andaba de picos pardos. Como si lo uno hubiera llevado a lo otro, y la entonces reina no hubiera tenido otra cosa que hacer que jugar con las anteriormente conocidas como ciencias ocultas.

Quizás este tipo de comentarios pueda denotar que uno no tiene un gran pasillo en su casa, de hecho, y no es broma, no tiene pasillo alguno, y durante el confinamiento se tiene que poner un chándal mental y buscarse la vida con pensamientos que normalmente no aterrizaran en su cerebro en días sin ser coronados por el virus.

Este confinamiento me ha hecho recordar incuso al Bill Murray de la película por todos conocida como ”El día de la marmota” aunque en España por esas cosas que pasan no se titulara así, sino “Atrapado en el tiempo”. En esa película el protagonista con tal de ligar, y como ve que la historia para volver a su vida normal va para largo, aprende a tocar el piano.

Ahora los pensamientos a este vecino del mundo no le llevan a ligar, sino que parece que en los balcones aprovechando tras el momento de los aplausos, se ha puesto de moda el “hágase lo que se sepa”, y hay quien canta, quien toca instrumentos, y a quienes la vida nos ha debido de pasar por delante mientras hacíamos otras cosas, que tampoco recuerdo qué.

Días de zozobra total, ni pasillo para caer rendido tras una intensa caminata, ni una habilidad especial que mostrar al personal. Fue John Lennon quien dijo que la vida es eso que pasa mientras tú haces otros planes.

Está claro que en lo único que me queda esforzarme ahora es en sobrevivir al corona, para demostrar que la lucha ha merecido la pena.

*FOTO: DE LA RED

jueves, 2 de abril de 2020

A LA DERECHA DEL PADRE


En momentos en que a consecuencia del “corona” (como desgraciadamente se ha integrado en nuestras vidas tan rápidamente, ya se le debe de tratar familiarmente, eso sí, con mucho, mucho respeto) todo lo pautado para este año, Olimpiadas y Wimbledon incluidos, se está yendo al garete, o a la porra, este vecino del mundo sería de la opinión que este año fuera solo de seis meses. Es decir, hasta finales de junio, para dejar los restos del naufragio un poco decentes, y volver a empezar.

Como si de una toma falsa en una película fuera, deberíamos, todos, es decir los que quedemos, o queden, que uno nunca sabe la duración de su guion, y menos en el montaje final del director, se debería de volver a las marcas de origen y comenzar otra vez. Una manera de aprender de nuestros errores, que por supuesto ni aun así aprenderemos.

Hay momentos en que por todo lo que está pasando, tenemos los sentimientos a flor de piel, y el mal tiempo también colabora a crear una especie de irrealidad en la que en cualquier momento pudiéramos oír por los medios el anuncio de la lotería de Navidad, sin que se nos saltasen las alarmas.

Entre otras cosas que todo esto nos va a enseñar es que un bichito puede entorpecer todo, todo, menos por supuesto la dichosa Declaración de la renta, que este vecino se atreve a decir que visto así, desde la urgencia de tomar decisiones, debe ser sino lo único sagrado, sí lo único a respetar. 

Si algún día hacemos un edificio para glosar esto que nos está pasando, merecerá una especie de altar apartado de todo, y con todo tipo de alarmas para ser inviolable: Antes morir que no declarar a Hacienda. Mejor no preguntar, pero cualquier día nos enteramos que está: a la derecha del Padre.

*FOTO: DE LA RED