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domingo, 8 de marzo de 2015

OTRO DÍA DE LA MUJER TRABAJADORA


Cada vez que llega el día, como hoy, de la mujer trabajadora me acuerdo de un chiste, muy machista por cierto, que un día alguien, no recuerdo, me contó: Están dos hombres hablando el uno con el otro, y el primero le dice al segundo: Mi mujer me ha pedido más libertad. -El otro le pregunta con aire preocupado- ¿Y qué  vas a hacer?- Con una sonrisa angelical el primero le contesta: Ya he encontrado la solución. Le voy a hacer la cocina más grande.

Y en realidad, la mayoría de las veces, parece eso: Que la cocina se va haciendo cada vez más grande, pero el sexo femenino sigue estando en la cocina.

Mientras se siga hablando, por ejemplo, de porcentaje de mujeres en un partido político seguirá ocurriendo lo mismo. Las listas de posibles candidatos se deberían de hacer por méritos, al margen del sexo. Pero si entre las listas de candidatos varones hay sus dimes, diretes, y “dedetes”…, qué decir a la hora de elegir candidatas. Desde el momento en que en un partido político se hace hincapié en el tan alto porcentaje de candidatas que van en sus listas, mal andamos.

 El problema es de base, “alguien” nos tiene que cambiar el chip. Porque mientras se siga escuchando frases como “En mi casa mi marido y yo nos repartimos las tareas” hay algo que cruje. No tiene que ser una cuestión de logros diarios, tiene que salir sin más, un tú-y-yo sin reparos. Cuando un engranaje no funciona bien, y se le pone un poco de aceite para que vaya funcionando, tarde o temprano, el engranaje volverá a fastidiarse.

En realidad, la solución es bien sencilla, y tal como está “el sistema”, en un alto porcentaje está en manos de las mismas mujeres, y no es una manera de echar el balón al sexo de enfrente, pero es así. En la sociedad actual (a lo que me refería con “sistema”), a la mujer, y es triste decirlo, en gran parte corresponde, aparte de ir a trabajar, educar en el hogar a l@s niñ@s, y es en ese momento cuando se debe de educar de la misma manera a los niños y a las niñas. Pero incluso instintivamente la cosa se complicará, por ejemplo, con los diferentes horarios exigidos para volver a casa por la noche, entre los niños y las niñas; en el reparto de juguetes; en los colores (ese rosa tan de mujer), ese azul tan de macho y al que se puede incluir el color de ciertos bancos en el congreso por ejemplo; existe el azul, pero no el rosa…

Si estos días en uno de los campos de fútbol de esta España tan contradictoria, a una auxiliar del árbitro se le ha dicho de todo menos “bonita”, durante un partido, y la multa puesta ha alcanzado el montante de 50 míseros euros, con eso se ha dicho  todo.

Mientras haya un periodista (ha ocurrido esta misma semana en televisión, para afear a una mujer política, de izquierdas, porque si llega a ser de derechas es probable que no se hubiera metido con ella, dadas las tendencias del susodicho) que para recriminar a su interlocutora en un coloquio televisivo le diga algo así como: “Últimamente te has puesto más gorda, te has debido de pasar comiendo croquetas”, y tras ser llamado por otro programa para que  pida perdón, para más inri por una periodista estrella de las mañanas televisivas, y que por aquello de la casualidad, había sido su esposa durante mucho tiempo, sea incapaz de apearse y pedir perdón, mal andamos, o mejor dicho, nos arrastramos penosamente.

Mientras una mujer, en igualdad de condiciones, gane un veinte por ciento menos, o incluso un margen más amplio, que un hombre, de igualdad nada de nada, y en la mayoría de los casos, lo del día de la mujer trabajadora, otra manera de limpiarse la cara el que tiene la conciencia intranquila.


Personalmente, y para terminar, ya me he decidido: - Voy a quitar la cocina de nuestra casa.-  No por aquello de dar más libertad o no, sino porque casi siempre me toca cocinar a mí. Prioridades mandan, y hay un “chiringuito” al lado de casa que da muy bien de comer. Sino zanjamos la cuestión de sexos en casa, por lo menos crearemos más puestos de trabajo (para otros), y eso ya me suena claramente a política pura y dura.

*FOTO: DE LA RED

lunes, 6 de octubre de 2014

UN PUNTO CANALLA

Eso de hablar sobre el machismo suele ser un tema recurrente, especialmente cuando desde el lado del periodista de turno no hay otra cosa mejor que llevarse al diente de la noticia. Y en ese momento aparecen, siempre, los dos extremos, más que separados de mundos totalmente opuestos.
Mientras, sin embargo, en el día a día, te desayunas, o mejor dicho, comes o meriendas, especialmente por la hora televisiva, con programas en el que jóvenes estudiantes de mujer florero adoran cuerpos masculinos, hijos de gimnasio y pensando mal, de sustancias que muy recomendables no deben de ser y este vecino del mundo cree que tampoco deben de ser muy buenas para su cerebro . A ellos, dan la sensación, de que lo único que buscan en ellas es la reafirmación a través de sus bocas de que están divinos de la muerte.
Últimamente se ha puesto muy de moda, entre ellas, y en programas televisivos, a cualquier hora, especialmente nocturnos, decir que les gustan los hombres con un punto canalla. Entiéndase como tal a aquellos que les miran por encima del hombro, no porque tengan la altura de John Wayne, que también tenía su punto y más, especialmente en los personajes dirigidos por otro John, Ford, sino porque pueden ser tan cariñosos como el pulpo Paul, al elegir la bola del equipo ganador. Y porque se hacen los duros a la hora de estar con ellas, dicho de otra manera, se acercan cuando el punto de la tercera copa exacerba la necesidad de tener una mano femenina cercana.
Y es que machismo en nuestro país hay, y mucho, pero muchas veces disfrazado de modernidad feminista. Cuántas veces hemos visto que cuando un hombre juega con dos mujeres a la vez, éstas en lugar de olvidarse, ambas de él, por  “capullo”, sin ir más lejos estos días en “Gran Hermano”, en la figura del figura de Omar,  batiendo todo tipo de cifras de audiencia, y por no saber valorar ni respetar a una mujer, como única, se tiran los trastos a la cabeza, y se ponen verdes entre ellas, mientras él se va de rositas, o muy probablemente hacia una tercera.
Muchas veces es la semántica la que nos escamotea realidades, y detrás de un canalla ( según la definición de la R.A.E., vulgarmente “persona despreciable y de malos procederes”) se esconden actitudes machistas, la mayoría de las veces escondidas detrás de una tableta de chocolate con olor a sudor.
Ya se sabe que el chocolate en sí mismo tiene sus defensores y detractores. Y sea como fuere, si te gusta el chocolate, y no puedes evitar su consumo, es mejor siempre en cantidades muy pequeñas, … como al canalla. 

*FOTO: DE LA RED

sábado, 23 de agosto de 2014

LADEDETRASDESIMEONE

Esta noche pasada durante el partido de vuelta de la Final de la Supercopa, entre el Atlético de Madrid y el Real Madrid, ha ocurrido un fenómeno curioso y muy definitorio de la sociedad española actual.
Para estas horas ya todo el mundo sabe que en la primera parte del partido, Cholo Simeone, entrenador del Atlético de Madrid fue expulsado, primero directamente a los vestuarios, y más tarde siguió el partido entre el público que estaba detrás de su banquillo.
Y a partir de ese momento las redes sociales, twitter en concreto, se disparó, y ya fue por su cuenta, y este vecino añadiría más, “por su cuenta y riesgo” alejada de lo que es el fútbol mismo.
A la hora de comenzar este post, primera hora de la mañana, llevaba más de siete horas como “trending topic”, o uno de los temas del día, “ladedetrasdeSimone”.
Lo bueno,  y lo malo, naturalmente, es que en momentos así, definimos cómo somos.
Desde comentarios netamente machistas, y claro está que no reproduzco los más fuertes, comomujer y le gusta ir al fútbol”, hasta otros que utilizaban este trending topic para hacer una crítica, mordaz o no, de la actualidad más inmediata, con relación a las desafortunadas y muy machistas, una vez más, y van innumerables, declaraciones del alcalde de Valladolid, Sois de los que no os montaríais con ella en un ascensor por si se suelta el sujetador, ¿no?”.
También había opiniones que en cierta manera conectaban, quizás no en las formas, pero sí en el fondo, con la manera de pensar de este vecino, “Vas a ver un partido y acabas siendo TT porque miles de garrulos asquerosos consideran que tienen derecho a hablar de ti”.
Y entonces este vecino se acordó de lo que ya en su día le ocurrió a una joven belga por acudir a un partido de la selección de su país, durante la reciente Copa del Mundo celebrada el pasado Julio en Brasil, y de la que este vecino también comentó (http://patxipe.blogspot.com.es/2014/07/la-bella-y-la-bestia-en-version-belga.html).
Este vecino del mundo se plantea si todo ésto no es, en cierta manera, una intromisión en la privacidad de esa persona, que solo ha ido a ver un partido de fútbol,  y ahora ya es una gran conocida/desconocida del público, y todo lo que eso pueda implicar, para una persona, que a priori, no está preparada para una popularidad sobrevenida.
Viendo lo ocurrido, este vecino solo tiene un deseo y un pensamiento. 
Deseo que esa mujer no haya tenido que mentir para ir a ver ese partido, porque entonces tendría, posiblemente, otro problema  más, o cuando menos alguna explicación que dar.
Y el pensamiento es sobre el poder que puede tener una imagen, que a esta  persona le ha hecho conocida, en menos de veinticuatro horas, y que otra foto, hace unos días, ha eximido a cinco jóvenes de una demanda por presunta violación en Málaga, al existir una instantánea de las horas previas en la que los jóvenes estaban en compañía de la demandante. 
Aún sin saber todos los datos, este vecino quiere apuntar que durante esas horas posteriores, y hablando en general, pudieron pasar muchas cosas, y que hasta en el último segundo una persona puede cambiar de opinión, y la otra, las otras en este caso, le tienen que respetar. Lo que sí sobraba, al menos en opinión de este vecino, es todas esas alharacas y expresiones de alegría a la salida de los juzgados por parte de los jóvenes y sus conocidos, porque el hecho en sí, es y será bien triste.
Si siempre ha habido en España un olor a machismo, aunque presuntamente se hayan abierto puertas y ventanas democráticas, este verano el olor a machismo, entre unos y otros, apesta.

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 23 de julio de 2014

NI TÍO, NI TÍA, NO SON MANERAS

Ignoro si lleva mucho tiempo anunciándose por televisión, pero en los últimos días este vecino del mundo ha visto un anuncio que bajo un ligero prisma de humor anima a “adoptar un tío”, así, como suena.
Para aclarar el asunto este vecino ha indagado por internet y, por de pronto es una idea francesa, lleva allí casi cinco años, y con relación al mismo tema, este vecino se ha encontrado con las siguientes perlas, en la web. "…un nuevo concepto de mercado cuyo objetivo es convertir a los hombres en productos de consumo para mujeres.”
“..En Adoptauntio.es han tomado desde el principio la decisión de ofrecer un producto atractivo, con un toque de humor y una estética muy cuidada a la vez que desenfadada y cercana. ¿Que cómo funciona? Imaginaros una tienda online en la que venden ropa, zapatos, complementos… ahora imaginaros que el producto principal son hombres y que en vez de “pagar” por ellos, las mujeres son las que toman la decisión de si hablar con un chico o no.”
Lo adjuntado en negrita y en cursiva se ha encontrado en la red, a las primeras de cambio,  a modo de explicación de qué es esa web.
Ahora, imaginémonos que donde dice “tío” ponemos “tía”, y parece que, en una especie de túnel del tiempo,  hemos retrocedido unos años, y de pronto asoma “la mujer objeto”.
Este vecino se ha criado en una familia vasca en la que reinaba, como en casi todas, el famoso matriarcado vasco, y desde pequeño le enseñaron que los hombres y las mujeres son iguales. Y también le inculcaron esa célebre máxima de “no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti”.
Este vecino del mundo tiene, lamentablemente, más vida por detrás que por delante, y es difícil, muy difícil, de escandalizar, pero oír ya la expresión “adopta un tío” le humilla, porque si suena mal dirigirse a una mujer, como “tía”, ¿por qué va a sonar bien “tío”?
¡Ah! Lo olvidaba… Está todo impregnado de un toque de humor. En muchos anuncios en los que antes el rol era encarnado por una mujer, ahora lo hace un hombre, pero la mayoría de las veces con un toque de humor. Y es que, en este caso, el humor se utiliza como vaselina para que no haga daño, como tantas veces en cuestión de sexo.
Hace unos años una marca de lavadoras, quiso publicitar la idea de que los hombres se hicieran cargo de lavar la ropa, y para “incrustar” la idea, en el anuncio no se veía  a ningún hombre en ningún momento, digamos que en una “situación normal”, sino vestido con mallas y en gestos, por decirlo de alguna manera, cuando menos “curiosos”.
¿No hubiera sido mejor decirlo llanamente? “Señores, usar la lavadora es muy fácil, la pueden usar ambos sexos, ambos, y a nadie se le tiene que caer los anillos por ello.” Así nos hubiéramos evitado las bromitas, y el mensaje hubiera sido más que claro, nítido.
¿Por qué siempre que se gana una batalla tras muchos años de lucha, y este vecino no sólo se refiere a la igualdad entre hombres y mujeres (que no nos vamos a engañar, todavía no se ha conseguido),  después se cometen los mismos errores, por decirlo de alguna manera, por el otro bando?.¡Ojo! Que la citada publicidad también puede haber sido diseñada por un hombre, para “dorar la píldora” a la mujer. Sea lo que fuere, en ningún caso, es justo.

*FOTO: CAMPAÑA PUBLICITARIA

lunes, 23 de junio de 2014

¿CARA RARA? NO, ESTOY PENSANDO.

¿No os ha pasado nunca eso de que, sin darte cuenta, debes estar poniendo una cara muy rara, porque el que está al lado tuyo no tiene más remedio que preguntarte qué estás  pensando? Y lo peor no es eso. Lo peor es cuando en un alarde de honestidad respondes: -Nada. Pero, no queda ahí la cosa, porque  la respuesta podría ser aun peor si contestas: -Pues no sé.
En cambio, los blogueros, o "bloggers" si le damos un aire internacional, eso lo tenemos más fácil. Por ejemplo, este vecino del mundo para saber lo que le preocupa, lo que piensa habitualmente, no tiene nada más que leer su post diario, y así se entera de lo que le está preocupando. Y hay algunas veces, incluso, que no le ha gustado lo que ha escrito, y puede estar varios días sin hablarse, aunque se deje mensajes en el mismo blog.
Y es que la mente del hombre es muy compleja, y cuando este vecino del mundo dice “hombre” se refiere también a la “mujer”, que tampoco se escapa .
Cuando estamos mucho tiempo sin volver a un mismo sitio, por ejemplo, a nuestro pueblo, pensamos eso de “lo mayor que está menganito”, o “lo fondón que está fulanito”. Pero nunca pensamos en cómo nos habrá visto fulanito, o menganito a nosotros.
Y es que como nosotros somos el héroe de nuestra propia película, el héroe nunca ni se despeina, ni se constipa, ni hace el ridículo.
De todo esto quizá venga el misterioso hecho de que las leyes se han hecho para cumplirlas, pero siempre, naturalmente, los demás.
Ayer estaba esperando un autobús, que por cierto, creo que lo esperé por un montón de pasajeros, porque prácticamente estuve  casi una hora, y en frente de la marquesina, ya en el asfalto, estaba bien marcado en el suelo la palabra “bus”, que además no puedes poner por excusa que no entiendes ese idioma, porque es internacional, y un coche aparcó, no paró solo, sino que hizo la maniobra de aparcar encima de la palabra escrita en el suelo, para que no se viera.
En un principio este vecino dio el beneficio de la duda, y quizás pensando eso de que “será alguna urgencia”, porque eran más de las nueve de la noche, y al lado mismo había una farmacia abierta, dio un margen prudencial. Los dos hombres, de alrededor de los cuarenta, sin embargo, solo hablaban tranquilamente entre ellos, con risotadas incluidas, que, así, a la distancia, se podían traducir como “qué inteligentes somos, y qué tontos son los demás”.
Y cuando este vecino ya vio que la única urgencia que había era la de la cara dura que ambos tenían, y que un autobús acababa de parar en paralelo para que se bajaran varios pasajeros, sin que los dos se inmutaran, se acercó a ellos, y cuando les empezó a decir lo egoístas que eran, y que el cemento era menos duro que su rostro por aparcar en la parada del autobús, la expresión de ambos fue la misma que pondría un marciano al ver un desfile del Corpus Christi, vamos, de total incomprensión. Y, así, sin inmutarse, optaron, pero con tranquilidad, mucha tranquilidad, por irse con la música a otra parte.
Nos quejamos de los desmanes que nos hacen los banqueros, empresarios o políticos de turno, en el uso de su poder, y sin embargo, hay mucha gente de esa que se queja, que en cuanto roza ligeramente un poco de ese mismo poder, aunque sea encarnado en el volante de su coche, se convierte en otra persona, y no es, desgraciadamente, como en el caso de Clark Kent que se transforma en Superman para salvar a la humanidad, sino en un auténtico peligro de dos patas, repleto de egoísmo, y que solo piensa en que se aparte el otro.
Por cierto, y de acuerdo con lo comentado al principio, voy ahora mismo a leer mi blog, para ver lo que hoy me preocupa, porque al mirarme ahora mismo en el espejo, me acabo de dar cuenta de que estoy poniendo una cara muy rara y se me está alterando la tensión.

*FOTO: DE LA RED

sábado, 21 de junio de 2014

LA SIESTA COMO TRAMPA MORTAL

Siempre se ha tenido a la siesta como nuestro tributo y aportación a la humanidad. Sin embargo, hay que tener mucho cuidado porque a las siestas las carga el diablo. Una siesta mal culminada puede ser una especie de gatillazo matrimonial.
Despertarse en el sofá delante de la televisión con un “mira cariño lo que me he comprado” y no andar rápido de reflejos, o el menor atisbo de un gesto cuando menos dudoso, puede meterte en muchos problemas.
A tu mujer no le puedes "molestar" con cualquier tipo de pregunta, porque como mínimo te va a contestar que ha tenido un mal día, que no le preguntes tonterías, o que le duele la cabeza, y que le dejes tranquila, sin embargo ella a ti, sí.
Y es que ser un hombre no es nada fácil, porque en realidad toda mujer tiene en su interior una especie de cinta magnetofónica, o de video, que ya le viene de serie, en la que va grabando todo lo ocurrido durante el día. Los hombres sin embargo,  no tenemos este tipo de prestaciones. La memoria de un hombre es lo más parecido posible a la memoria de un pez, solo cuentan los cinco últimos segundos. ¡Y así nos va!
La memoria tipo, de larguísima duración, de una mujer,  está preparada en cualquier momento. Como un hombre intente defenderse de algo, la mujer siempre saca dichos, hechos, que has tenido, y en los que, digamos, por decirlo “suavemente”, no has estado nada afortunado, y cada cosa que digas para defenderte, en realidad es otro centímetro de tierra que cede debajo de tu orgullo, y dentro de unos segundos vas a estar tan enterrado en la discusión que para estar al ras del suelo te vas a tener que poner de puntillas.
Todos los momentos felices, los recuerdos/hechos bonitos que has dicho/tenido con tu pareja durante toda vuestra larga relación, no valen para nada, si no contestas bien al momento “mira cariño lo que me he comprado”. Por supuesto que no sirve para nada el decir “te sienta muy bien, cielo” simplemente, porque antes que eso es requisito indispensable, cuando menos, el haberla observado durante más de un minuto como si el mundo se hubiera parado, como si no hubiera  un más allá.
Por eso a las siestas las carga el diablo, es el lado indefenso del hombre. En el mundo animal equivaldría a mostrar la yugular y que la otra parte sea noble y no te ataque. En el ADN de todo hombre que quiera sobrevivir dialécticamente, siempre hablamos dialécticamente, a su mujer tiene que estar grabado a fuego el “sí cariño, si cielo”, porque solo ello puede salvar tu orgullo de hombre, evitarte miles de problemas, y además, y ésto es lo más importante, “decir la última palabra”, y que salgas del envite con la frente alta y dando la espalda al peligro, como los buenos toreros.

*FOTO: DE LA RED

viernes, 29 de noviembre de 2013

SACANDO LA PATITA

Como hoy se estaba promocionando por todas partes el famoso Black Friday americano, un día en el que teoría se rompen los precios en muchos productos, y que siempre es posterior al día de acción de gracias, este vecino se ha pasado por la tienda francesa de las cuatro letras, especializada en libros, cámaras fotográficas y telefonía, y que tiene la por siempre gentileza de cobrarte la bolsa de plástico aunque te hayas gastado, por ejemplo, más de trescientos euros por una impresora.
Por la descripción hecha de esta gran superficie está claro que mi intención lejos estaba de comprar algo, sino solo de ver si se habían maquillado un poco los precios, y a este vecino le ha parecido que los gerifaltes no se habían herniado especialmente a la hora de bajarlos.
Pero la mañana, no por eso, ha dejado de ser clarificadora en algún aspecto. Me explico.
Este vecino se encontraba en la sección de teléfonos libres como el mar, cuando dos personas estaban hablando al lado suyo, y uno de ellos dice:
-Tengo que mirar un teléfono.-Y la otra persona le contesta – ¿Para ti o para tu mujer?
Puede parecer quizás una tontería, pero a este vecino la distinción del “amigo” entre un teléfono depende de para quién sea, le ha parecido bastante extraña, y como hace mucho tiempo se prometió así mismo que antes morirse que quedarse con una duda, aunque siempre con mucha educación, dirigiéndose al “amigo” le ha preguntado aun arriesgo de recibir una mala contestación:
-Perdone, joven, no entiendo mucho de teléfonos móviles. ¿Cuál es la diferencia entre un teléfono para un hombre o una mujer? -. El interpelado, que en ningún momento ha aparentado sentirse molesto, comenta: -Más que nada por los colores del chasis, y que yo no le compraría un teléfono muy potente.-
Como ha debido de ver la cara que este vecino le debía de estar poniendo, termina con esta joya: -Porque para hablar con sus amigas con uno normalito seguro que ya le vale.
Creo que sobran las palabras, y que las cosas nunca ocurren porque sí. Todos más o menos vamos avisando de nuestro comportamiento futuro al sacar la patita cuando menos lo esperamos.

-FOTO: DE LA RED

miércoles, 25 de septiembre de 2013

LA MUJER DE LA PRIMERA PUERTA (CUENTO)

Era la quinta vez que había llamado a esa puerta y seguía sin tener suerte.

Su amigo Luis, el adivino, le había dicho hace dos días, al echarle las cartas, que en esa dirección, iba a encontrar su felicidad.

Él no le había creído en ningún momento, ni siquiera esa misma mañana al levantarse se hubiera imaginado que tan solo unas horas después, como guiado por una extraña sensación, se iba a dirigir a aquella calle, tan lejana a la que él vivía, y llamado a la puerta, con una burda excusa, para comprobar quién vivía allí.

Una mujer morena, de ojos azules y expresión dulce apareció a los pocos segundos. Desde que se vieron, ninguno de los dos apartó los ojos del otro. De hecho, Luis ni siquiera podía recordar la excusa que había puesto, solo recordaba que tras despedirse de ella, en el umbral, del que no se había movido, le había vuelto a llamar, para, armándose de valor, intentar quedar con ella, y ya no había tenido suerte.

Cada una de las cuatro veces posteriores, no es que la persona que le abría la puerta era diferente, sino que el mismo pasillo que se veía desde la puerta lo era. Era algo así como viajar sin moverse del sitio.

No podía pensar, porque la situación se le escapaba, pero tenía claro que no iba a volver a llamar, porque al hacerlo, parece que la imagen que tenía de ella se iba diluyendo poco a poco.

Como siempre hacía cuando no lograba encontrar la solución a algo, decidió dejarlo por el momento, y cogió el mismo autobús rojo que le había traído hasta allí.

Siempre que no daba con la respuesta a algo, decidía parar y pensar en otra cosa, y como por arte de magia, algunas veces más tarde que otras, encontraba la respuesta, o incluso, había situaciones en que  estaba convencido, que ésta, la solución, le encontraba a él.

Intentando recordarla, el autobús, que no llevaba mucha gente en ese momento, paró delante de un paso cebra. De pronto, vio a aquella mujer, la de la primera puerta, que comenzaba a pisar por las rayas blancas. Sin embargo, algo le hizo darse cuenta, de que en los pocos minutos que habían pasado, la mujer parecía más madura, como si en lugar de minutos hubieran pasado algunos años. Iba sonriendo mientras agarraba a dos niños, y por un momento le pareció que sus miradas se cruzaban. Fue entonces cuando se dio cuenta de que iban con un hombre cuya figura se le hizo conocida al principio, aunque tardó en comprender, porque no podía ser. Era él mismo, aunque con canas en las sienes, quien les acompañaba.

Por un momento pensó que estaba soñando, pero desgraciadamente al llegar a su casa, estaba tan solo como siempre. De qué le servía saber que en un futuro encontraría su felicidad, si en ese momento era el hombre más infeliz del mundo; y lo que es peor, y además, incomprensiblemente, celoso de sí mismo.

*FOTO: DE LA RED

martes, 17 de septiembre de 2013

CRÍA CUERVOS...Y ÉCHATE A TEMBLAR

Una de las frases de este siglo, del XXI, es esa de el mundo como aldea global, y mezclando un poco los términos, que si alguien se constipa en Florida, por ejemplo, otra persona como consecuencia de ello puede estornudar en Donosti, San Sebastián. Algo de eso me ha pasado estos días al enterarme de la noticia de esa niña de doce años, en Estados Unidos, que se ha suicidado, saltando al vacío, como consecuencia de, según parece, un ciber-acoso realizado por parte de otras niñas.
Siempre se ha utilizado la expresión “juego de niños” para referirse a algo inocuo, pero o ahora los niños no son tan niños pese a su edad, o en el tiempo en el que todavía deberían de jugar lo hacen con conceptos que no se prestan a ello pese a que haya videojuegos, por ejemplo, en los que sí puedan hacerlo. Y es que un niño, o una niña naturalmente, los conceptos son intercambiables, pueden ser muy crueles, porque dicen lo que piensan, sin cortapisas, aunque quizás en eso, los mayores, tengamos algo que decir.
Lo mismo que detrás de un gran hombre suele haber una gran mujer (una amiga mía, Toñi, luchadora feminista elevada a la enésima potencia, diría que detrás de un gran hombre hay una mujer grandemente sorprendida, pero de eso hablaremos otro día), detrás de un niño siempre deben de estar sus padres, especialmente con su ejemplo, porque en el mundo de los niños es más importante los gestos que las palabras.
Con los niños las únicas moralejas que funcionan son las de los cuentos, porque por lo demás, es más importante para ellos la imagen que la palabra. A un niño no le puedes enseñar ser un buen peatón por la boquilla, mientras luego te ve pasando los semáforos en rojo sin parpadear.
Hace muchos años ví una película española, dirigida por el televisivo Narciso Ibañez Serrado, titulada ¿Quién puede matar a un niño?, que bajo la forma de un cuento de terror, es más que todo eso, y en ella se puede comprobar como el arma más mortal que puede tener un niño es su rostro, su expresión, que te desarma, mientras su interior puede albergar de todo, y quizás ese todo se lo hemos permitido previamente nosotros, por aquello de Cría cuervos..., y lo triste es que muchas veces los ojos que sacan no son los nuestros, sino los de otros seres humanos, aunque sean niños también.

*FOTO: Fotograma de ¿Quién puede matar a un niño?

jueves, 4 de julio de 2013

DONANTE DE TODO

Esta mañana sobre las once camino despistado por la calle, mi manera natural de ser. De pronto tengo la sensación de que la acera se mueve y todo el mundo mira frente a mi. Una morena, más de uno ochenta de mujer, mujer, pasa a mi lado sin mirar a nadie, sabiendo que todos la miran. Tiene de todo, bien colocado pero para donar, y no me refiero a kilos de gordura. Da la sensación de que o todo le queda corto, o que se asoma por encima de su cazadora de cuero. Aunque todavía está a unos dos metros de mí, le puedo ver hasta los poros de la piel. En cualquier momento parece que la ropa le puede estallar, y seguro que tenemos un problema. Hay algo que me parece raro, pero no se decir el qué. Después, la oscuridad. Es como si un sistema de autodefensa haya actuado y me ha abstraído de la realidad durante un buen rato.
Habrá pasado más o menos un cuarto de hora cuando he vuelto otra vez en mí.
Ahora estoy al lado de una perfumería. Es una cadena importante. Una dependienta se dirige a su encargada y le dice: -¿Ya has visto cómo he ordenado todo?
-Sí, muy bien. Ya me he fijado – le contesta la jefa – Ahora has puesto aquí los productos obsoletos. Está muy bien así.
-Me alegro que te parezca buena idea. Por cierto, últimamente estoy vendiendo mucho eso. Nunca me había ocurrido. Todo el mundo viene preguntando por estos productos.
No he alcanzado a oír la respuesta de la encargada, ni me interesa.
Está claro que la gente se está buscando la vida como puede, y dándole al cerebro para intentar seguir con su manera de vivir anterior, pero intentando ahorrar al máximo, o al menos no derrochar.
De pronto, y sin venir en teoría a cuento, me he acordado de la morena donante de todo. Al verla por primera vez había algo que me había parecido diferente.
Ahora tengo una duda, y es que creo que ella por un motivo u otro, o no ha vuelto a casa por mucho tiempo, o no tiene más ropa, y ha crecido dentro de lo que lleva puesto.
En estos días inciertos, todo es posible menos la normalidad.

*FOTO: DE LA RED