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viernes, 12 de julio de 2013

LAS ELÉCTRICAS Y KUNG FU

Una pareja cree conocerse muy bien, pero un simple cambio en su vida hace denotar la manera diferente de pensar en ellos, lo cual en sí no es ni bueno ni malo, sino diferente.
Me imagino que a vosotros os pasará lo mismo. Una nota llevaba puesta al lado del ascensor, en el portal, varios días, como si en realidad no nos hablara a nosotros. Estamos tan rodeados de publicidad que al final casi no leemos lo que nos incumbe. Y lo que nos incumbía era un corte de luz esta noche, de cero horas hasta la una y media de la madrugada.
Me he dado cuenta, cuando subía a casa, acompañado de la vecina de al lado, que tampoco había reparado en que la nota casi nos chillaba, de lo apremiante que era.
Al entrar en casa y tras saludar a La Nuri, mi sufrida, con un beso, le he comentado la nueva mala, y lo primero que ha pensado en voz alta era que el apagón nos tenía que pillar con todo terminado y limpio después de la cena, y ella preparada para ir a la cama, con sus rituales de cremas quitadas y puestas. Bueno, creo que ya me entendéis, porque la relación que tiene una mujer con el armario y el espejo del cuarto de baño dista años luz de la que tiene el ciudadano medio. Vaya por delante, que este vecino del mundo no quiere traslucir ninguna idea machista en este tema. Las cosas, como diría el presentador del “telediario”, son como son y así se lo hemos contado.
Mi único ritual ante el espejo suele ser por la mañana, bastante tiempo además, para afeitarme cara y cabeza. El resto del día prácticamente no reparo en sí llevo la cara en su sitio.
Sin embargo, a este vecino que es más primitivo que su señora, solo le había dado a pensar, con respecto a la amenaza de la luz, en que tenía que preparar la casa a modo de santuario ateo, aunque suenen las dos palabras excluyentes, con una serie de velas, tampoco muchas, porque los metros de la casa dan para lo que dan, y muchos pensamientos tampoco caben con nosotros mientras estamos dentro.
Lo otro, en que había reparado este vecino, es que hoy no merecía la pena ver ninguna película en la tele, porque nos íbamos a quedar sin el final.
Me imagino que vosotros también ya habréis notado que con la crisis la programación de la tele ha variado notablemente, y ahora cualquier programa, acaba más cerca de la una que de las doce, será que tienen en cuenta, a la hora de programar, la cantidad de parados que hay en este país. De todas maneras, habrá que decir a estas mentes pensantes, que dentro de un tiempo, ya no hará falta reparar en ésto, pues a los parados se les habrá estropeado la televisión que tenían, y no habrán podido comprar otra.
Resumiendo: el final de la noche ha sido, con la casa convertida en un decorado de la serie Kung Fu, lleno de velas, y este vecino leyendo, en la tableta, una novela negra, de éstas que están de moda, con unos suecos dentro, rodeados de nieve y frío, matándose entre ellos, mientras La Nuri aprovechaba el tiempo durmiendo. Todo una gentileza de las eléctricas. Y es que ya nadie te asegura el suministro, ni aunque pagues.
Aunque lo peor es pensar, como este vecino, en que dado en el mundo en el que estamos, de chorizos y filibusteros, piensa mal y acertarás, y seguro que están cambiando la maquinaria de la luz, para que el denominado "paso" sea más rápido, y si no, tiempo al tiempo.

*FOTO: DE LA RED