sábado, 29 de febrero de 2020

BATIENDO UN "RACCORD"


Ha habido seguidores, no ahora sino siempre, que me han mandado mensajes comentándome que a veces les trato de tú y otras de usted. Y se preguntan por qué.

No hay nada raro. Si habláramos en argot cinematográfico, no es que haya un fallo de “raccord”, o de continuidad, y ahora por ejemplo aparece un sombrero en la mano del protagonista que instantes antes no estaba.
Lo único que ocurre es que esta ventana, este mirador con vistas a todo, dentro y fuera, se creó para hablar sin pretensiones ni afectaciones. 

Cada uno aterriza en cada día como se levanta de ese accidente diario, y le brotan los sentimientos de esa manera. A veces hablo de tú, otras de usted, o incluso en primera persona, en tercera.

En realidad, la vida misma nos trata así, de protagonistas, o de meros comparsas. Si empiezas, a pulir tu estilo en demasía, le puedes restar frescura y sinceridad a tu discurso. Y lo bonito, o al menos lo honesto, ya que vas a comentar lo que te ronda, hacerlo como surge, como diría un enviado especial, desde el mismo epicentro de la noticia.

Estamos en un continuo, y que se me entienda bien, hundimiento del Titanic. El salvarme yo, y después otra vez yo. Ahora mismo, el personaje encarnado por Di Caprio seguro que se quedaba fuera de la salvación pero no por amor, sino por puro egoísmo del otro.

Creo que desde hace tiempo, y ahora se está acentuando, no nos paramos para hablar con el de al lado. Nuestras historias pareciera que cada vez tienen menos presupuesto y solo existieramos nosotros. Somos de rumiar lo nuestro, pero no de fijarnos en el otro. 

En realidad no debería importar si nos comunicamos de tú o de usted, sino que hablemos e intercambiemos efluvios guturales, esculturas sonoras de mejor o peor calidad, góticas o abstractas. No importa tener ahora un sombrero en una mano, y de pronto un clavel. Lo importante es estar.

*FOTO: DE LA RED

viernes, 28 de febrero de 2020

LA PENÚLTIMA...



A los que lo digital nos ha pillado ya con cierta edad, día sí y día también tenemos motivos si no para alucinar sí para tomarnos la vida,  al menos, con mucho humor.

Quizás por aquello de la aldea global, donde hoy ves una opinión, una expresión, una exclamación en un sitio, mañana ya apesta con unas veinte mil personas, más o menos, diciendo lo mismo, y además con cara de “yo lo digo desde hace más tiempo que tú”.

Hace ya un tiempo que había oído “el palabro "LOL", y llámenme inocente, pero acordándome de nuestro gran Chiquito de la Calzada, y su celebre NOLLLL, le había atribuido un cierto parentesco, y la cosa, para mí, estaba zanjada. Sin embargo, esta mañana oyendo la radio y en una de esas tertulias tempranas, que claramente están diseñadas para que ya empecemos el día con mal café, he oído a alguno de los “enterados” que utilizaban entre ellos la expresión “LOL”.

Desde hace ya un tiempo, y haciendo un paréntesis en el tema, a todos los componentes de cualquier tertulia les llamo “enterados”, porque como de una sentada hablan de cualquier tema, en alguna materia está claro que deben de hacerlo de oído. Porque no podemos saber de todo.

Tras lo oído en la radio, en mi cerebro han sonado todo tipo de alarmas, y lo más urgente en todo el mundo mundial, era en ese momento reunirme con Mr. Google.

Está claro que no he debido de ser el primero porque ya antes de acabar, él, Mr. Google, me ha sugerido varias preguntas, y entre ellas estaba la correcta: ¿Qué significa LOL en el chat?
Y la respuesta ha sido literalmente:
El acrónimo inglés LOL, ampliamente utilizado en chats o foros, significa literalmente Laughing Out Loud, que en español se traduciría como "reírse en voz alta" (es decir, a carcajadas), estar "muerto de risa", "reírse mucho" y/o "muchas risas".

En momentos así, y en los que muchos tienen esa inequivoca sensación de “tierra trágame”, a este vecino del mundo siempre le entran ganas de mirar hacia su derecha y a la altura de su hombro donde le suele reposar, virtualmente claro, la cadena, y echarla, de ese váter, honoris causa,  que todos llevamos a nuestras espaldas, para posibles cagadas, con perdón, que cada cierto tiempo, no hay ninguna duda, todos cometemos.

Luego dirán que el hombre es un ser inteligente. Pero gilipollas también, porque lo de reírse en inglés va para nota. A mi que no me gusta el WhatsApp, pero que me he visto forzado a utilizarlo digamos que por razones afectivas (familiares y amigos), ahora resulta que cada vez que escribía “JAJAJAJAJA”, me estaba definiendo como un verdadero inculto digital.   

Ya metidos en harina, y antes de terminar, a modo de brindis, un LOL grande para nuestras autoridades, que durante años no nos han resuelto nada pero sí su futuro y el de sus hijos. Otro LOL para todos aquellos que intentando mostrarse como precavidos e involucrados en todo, se están poniendo cualquier tipo de mascarilla, por aquello de ir a la última en moda coronavirus. Y el último LOL, para este vecino del mundo, que cada día piensa que ya no puede asombrarse más, y ya tiene las cejas tan levantadas, que le han atravesado la calva, la espalda y ya están a la altura de su coxis. 

*FOTO: DE LA RED

lunes, 24 de febrero de 2020

LO VINTAGE, INCLUSO EN LA POLÍTICA...



Hoy, como diría la canción, me he levantado malamente, tra tra. Deben de ser los años, o el no beber, no fumar y, como se decía antes “no alternar”. Aunque el que quiera consolarse lo tiene fácil.

Peor se ha debido de levantar, si es que lo ha hecho, Alfonso Alonso. Como mínimo, descompuesto y descabalgado de su plaza para las elecciones vascas. Y tratándose de vascos, y la gran influencia que siempre ha tenido aquí la música, de fondo un acordeón, el de Carlos Iturgaiz, todavía quitándose las cenizas de su renacer, cual ave fénix.

Y es que hoy somos, y mañana no queda ni el eco de un recuerdo.
Ayer, domingo, todos mirando hacia el coronavirus en Italia. Llamadme loco, inconsciente, o todo junto, pero no, no tengo miedo, o al menos no más que a la vida misma. Al final, quizás, nos vamos a morir, o nos va a matar, un exceso de prevención.

Ahora cualquier dolor que tengas se va a comparar con la estela del coronavirus, por lo que te vas a poder morir de cualquier otra cosa, porque se supone que todo lo demás está controlado. O al menos se actúa como tal.

Quien más, quien menos, ya tendrá guardada alguna mascarilla, por si acaso. Incluso Alfonso Alonso es posible que tuviera guardada alguna, pero el fuego amigo siempre te puede causar una mala pasada.

Quizás al político vitoriano habría que decir lo que a veces se dice a alguien al que le acaban de dejar: 
-En el fondo, y con el tiempo, descubrirás que te han hecho un favor.

De todas maneras, muy mal debe de encontrarse el Partido Popular, cuando está intentando recuperar retales de ediciones pasadas. Parece que debe de ser verdad eso de que se lleva “lo vintage”, sino que se lo pregunten a los de Vox y su naftalina homologada con inequívoco olor a extrême droit.

Lo dicho, malamente, tra tra.

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 19 de febrero de 2020

EL DESGOBIERNO VASCO



Lo del ya conocido como “caso Zaldibar” es como hubiera dicho un filósofo de tasca, para mear y no echar ni gota. Tras trece días del corrimiento de tierras en un vertedero cercano a todo, seguimos echándonos los trastos a la cabeza los unos a los otros.

Del “todo controlado” hemos pasado al descontrol más absoluto, por mucho que se nos diga lo contrario con dicción de ecos de sotana por parte del lehendakari. Por cierto, no se a vosotros, pero a este vecino del mundo la voz de Urkullu siempre le ha recordado la versión masculina de esa voz que nos recordaba “su tabaco, gracias” tras pedirlo en la máquina dispensadora correspondiente.

Espero, sinceramente, que nunca el Señor Urkullu me felicite por mi cumpleaños, porque con ese tono que tiene a púlpito, estaría convencido de que seguro que son los prolegómenos a mis exequias.

Este caso, desgraciadamente, hace tiempo que tomó tintes de humor negro, y junto con las recomendaciones de no airear las casas, y no hacer deporte al aire libre, se les olvidó decir lo más importante: que respiremos, pero poquito.

Hoy nos despierta el Diario Vasco con un titular en portada:
“El vertedero de Zaldibar presentó 23 faltas en la última inspección, «ninguna grave»” Sinceramente, un verdadero dislate. Solo les ha faltado decir que todo fue “casi perfecto”.

Tiene toda la pinta de que el caso Zaldibar tiene mucho de Juan Palomo, “yo me lo guiso, yo me lo como”, y ha llegado un momento en que la cosa se les ha ido de las manos. 23 faltas, 23 copos de nieve, que rodando, rodando, se han ido transformando en el desastre perfecto. Si es que un desastre puede entrar en la perfección.

No sé si puede ser de juzgado de guardia que tras dos semanas, los dos trabajadores del vertedero sigan desaparecidos. Lo que sí sé, y no me cabe la menor duda, es que al menos alguien del desgobierno vasco, en este caso, debería sonrojarse hasta adquirir un morado perfecto.

Siempre, al menos lo hemos pensado, hemos tenido la suerte de nacer en el mejor lugar del mundo, y ser la admiración del mismo, pero esta vez al menos se nos ha ido la mano, la misma que utilizamos para acariciarnos el lomo y hacer la “V” de victoria.

*FOTO: DE LA RED

lunes, 10 de febrero de 2020

¿PREPARADOS PARA EL BAILE?



Si algo no he nacido, y lo he tenido claro desde el principio, ha sido valiente. Es más, soy de los que esperan lo peor, y muchas veces, la mayoría, tiene la desgracia de acertar. No, no soy pesimista. Como en el chiste, me considero un optimista pero bien informado, nada más.

La noche del 10 de Noviembre pasado, sobre las diez de la noche, salía de mi mesa electoral. Me había tocado, por cuarta vez en mi vida, ser vocal de unos comicios en los que en realidad, tenían que haber atado en las patas de las mesas electorales, a los que nos habían llevado a aquella situación, es decir, a los políticos. Hacerles pasar todo el día apuntando a mano quien viene, y comprobar su carnet de identidad. Y al final del día, mandarles a casa con un inequívoco sello en su frente especificando “caducado”.

Bien, esa noche, tras un día electoral en el que tuve que pasar una dura prueba para el único ojo que me queda, me fui a casa pensando aquello de “prueba superada y que me echen un galgo hasta que me vuelva a tocar, si me toca”, que tenía la esperanza que fuera cuanto más tarde mejor...

Y ahora resulta que el lendakari está sopesando el llevarnos a otras elecciones el 5 de Abril. Todavía no es seguro, pero… pasará.

Eso es como cuando se rumorea que el gobierno, así en general, está sopesando un nuevo impuesto y a quién se lo va a imponer. Estés donde estés, te pongas donde te pongas, y cómo te pongas, al final te va a tocar. Tienes muchas más probabilidades, como hubiera dicho mi madre, que el gallego ese de la ropa.

Lo dicho. Pareciera, y al final será verdad, que un político cuando no sabe que hacer, convoca elecciones. 

Esos lectores que vivís en Euskadi, y ahora se rumorea que también pudiera ocurrir en Galicia, y en el mismo día, id preparando la fecha del 5 de Abril para dedicarlo, y con vuestras mejores galas, al más que posible baile que vamos a tener con nuestro lendakari. Y lo peor de todo es que, ya sabiendo, nos dejaran compuestos y sin… baile?

*FOTO: DE LA RED


sábado, 8 de febrero de 2020

¿PARECES RARO, O LO ERES?



Ahora parece que eres raro, muy raro, si en ningún momento (y sé la historia, y hasta la histeria, de dónde viene) has gritado, eso que está de moda, que es “Estefaníaaaaaaaa”.

Y seguro que si a lo largo de tu vida acumulas otros muchos déficits de lo que un pijo “multilingüe” definiría como un “must”, o “tienes que tenerlo”, te convertirías en un raro a la enésima potencia. Pues, bien, porque este vecino del mundo cree que lo es.

Algunas veces el destino me ha venido así, y muchas cosas que han estado de moda no las he visto porque entonces no podía, por ejemplo, recurrir a internet y verlo más tarde. Y otras porque no he querido verlo, incluso, por higiene mental.

Tampoco he pasado mucho tiempo haciendo mi lista, sino más bien ha sido a bote pronto, que es como saltan a la vista las verdades de Perogrullo, e incluso las de este vecino del mundo.

Como recientemente se han cumplido 30 años de aquella serie rompedora, que trataba de lagartos invasores que entres sus hobbies estaba el comer ratones, mi lista comienza con ella, aunque previamente ya habían triunfado series como “Dallas” o “Falcon Crest”, de las que no vi ningún capitulo.

Lo dicho, y comenzando por ella, no vi ningún capitulo de “V”, ninguno de “Friends”, uno o dos capítulos de “Las chicas de oro”, que me parecieron, y es justo reconocerlo, muy divertidos. Pero de una naturalidad muy a la americana, o que creemos nosotros sería muy a la americana, y que en España, al menos entonces, haría aguas. Como ocurrió muchos años después con la adaptación a nuestro mundo de aquellas sencillas, pero muy elitistas señoras.

Tampoco vi ni en su estreno, y me sigo negando a verla, “La lista de Schindler”. Y me voy a explicar.

Nací en 1956, el año que se creó la Televisión Española, y que durante muchos años fue “la única”. Durante esos años fueron incontables las ocasiones que nos tuvimos que tragar, normalmente en capítulos de unos cuarenta y cinco minutos, y en horario de máxima audiencia, la historia de Europa en el Siglo XX. Y aunque lo vi muchas veces, hoy es el día en que no puedo soportar, por durísimas, esas imágenes de montones y montones de cadáveres.

Como hubiera dicho uno de los innumerables personajes de José Mota,gastar dinero para además sufrir, es tontería”.

Y ya para terminar esta lista express, y la que sinceramente considero más grave de no haber visto ningún capítulo, es “Los Simpson”, pero siempre han sido horarios raros para otro raro.

Ya sólo me queda escribir un libro titulado “Mi vida sin”. Previamente al libro, también me queda un pequeño detalle: “hacerme famoso al estilo de la Cadena Alegre para tener un terreno abonado por y para el estiercol”.

De todas maneras, este vecino del mundo si en algún momento hubiera tenido que gritar por un imposible, nunca hubiera sido por Estefanía, ni por su hermana Carolina. Porque donde estuviera Meg, mi Meg, que se quitaran, reinas, princesas, y sucedáneas.

*FOTO: DE LA RED


domingo, 2 de febrero de 2020

LA MARMOTA QUE NOS PERSIGUE



Me acabo de dar cuenta ahora mismo. Hoy es 2 de Febrero, el famoso día de la marmota. Y me visitan, así sin haber llamado antes, varios sentimientos contradictorios.

Ya han pasado un mes y un día, a modo de condena, de este año, y como hubiera dicho la madre que me parió, “sin haber vendido una escoba”.

A medida que te haces mayor, el tiempo en lugar de detenerse va cuesta abajo, y nunca mejor dicho, sin frenos.
Todavía parece que huele a fritanga de cualquiera de los ágapes navideños, pero ya estamos en febrero y seguro que si doblamos cualquier esquina, ya vemos en lontananza el color rojo de los corazones de San Valentín en cualquiera de sus formas y precios, siempre con un precio.

Sin embargo, volvamos a la idea del comienzo, el día de la marmota. Nos levantamos cada día y tenemos los mismos problemas, o nos crean los mismos problemas, o hablamos siempre de lo mismo. De una parte de los catalanes que siempre quieren hablar de “lo único”.  De las izquierdas, de las derechas, del centro, que nunca existió, pero que en época electoral todos los partidos están en ese lugar. De los equipos de fútbol. Que para que te hagan caso tiene que ser uno de los grandes, o que te están machacando todos los días en los medios de comunicación de que son grandes.

Ya nadie habla de los sueños pequeños, de los anhelos de cada uno, del perejil de cada día y de cada salsa.  Parece que todos tenemos que llevar un Ferran Adriá dentro, y nuestras ideas tienen que ser platos magistrales que dejen a los demás a la altura del betún. Porque es requisito indispensable dejar a los demás pequeños, siempre en diferente nivel.

Serán los años, los cumplidos y los que sé que no cumpliré, pero como el protagonista de aquella película, veo más factible, y además con ensueño dentro, aprender a tocar el piano, partiendo de cero, para una probable conquista a la que sé que veo todos los días y en las mismas circunstancias, que intentar cambiar al mundo, que en realidad es algo inabarcable y que nace y muere cada día, y del que, en realidad, además, solo oyes el eco, y no el origen de la opinión.

*FOTO: DE LA RED