Hoy, como diría la canción, me
he levantado malamente, tra tra. Deben de ser los años, o el no beber, no fumar
y, como se decía antes “no alternar”. Aunque el que quiera consolarse lo tiene fácil.
Peor se ha debido de levantar,
si es que lo ha hecho, Alfonso Alonso. Como mínimo, descompuesto y descabalgado
de su plaza para las elecciones vascas. Y tratándose de vascos, y la gran influencia
que siempre ha tenido aquí la música, de fondo un acordeón, el de Carlos
Iturgaiz, todavía quitándose las cenizas de su renacer, cual ave fénix.
Y es que hoy somos, y mañana
no queda ni el eco de un recuerdo.
Ayer, domingo, todos mirando
hacia el coronavirus en Italia. Llamadme loco, inconsciente, o todo junto, pero
no, no tengo miedo, o al menos no más que a la vida misma. Al final, quizás,
nos vamos a morir, o nos va a matar, un exceso de prevención.
Ahora cualquier dolor que
tengas se va a comparar con la estela del coronavirus, por lo que te vas a
poder morir de cualquier otra cosa, porque se supone que todo lo demás está
controlado. O al menos se actúa como tal.
Quien más, quien menos, ya
tendrá guardada alguna mascarilla, por si acaso. Incluso Alfonso Alonso es
posible que tuviera guardada alguna, pero el fuego amigo siempre te puede
causar una mala pasada.
Quizás al político vitoriano habría que
decir lo que a veces se dice a alguien al que le acaban de dejar:
-En el fondo, y
con el tiempo, descubrirás que te han hecho un favor.
De todas maneras, muy mal debe de encontrarse
el Partido Popular, cuando está intentando recuperar retales de ediciones
pasadas. Parece que debe de ser verdad eso de que se lleva “lo vintage”, sino
que se lo pregunten a los de Vox y su naftalina homologada con inequívoco olor
a extrême droit.
Lo dicho, malamente, tra tra.
*FOTO: DE LA RED
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