Me enteré el otro día, aunque ya debe de ser cuestión de meses, que en un pueblecito español, el Ayuntamiento ha dictado que
como andan mal de agua, los propietarios de perros no solo deben de hacerse
cargo de los excrementos, sino llevar una rascadora y una botella de agua para eliminar los orines.
Soy propietario de perro, por cierto, hace mucho tiempo que no
hablo de "Afgano", y siempre nos hemos hecho cargo de las cacas y de todo lo que
hiciera falta. Además, y no me voy a quejar, tengo la suerte de que mi chucho y
medio, por lo inteligente, es prácticamente quien me saca de paseo...
Lo único que digo es que si hay que ser consecuente, lo
tendremos que ser todos.
Para hacer un poco de historia, y no es broma, este
vecino del mundo está convencido de que todo comenzó en el momento en que a
alguien se le ocurrió cobrar por algo que siempre había sido gratuito: el
perejil.
Al principio, lo preparaban como si fuera un tiesto, de
plástico blanco, sí, pero tenía su trabajo, que en el fondo es lo que tú creías
que pagabas.
Naturalmente al poco tiempo, te daban (por supuesto, siempre pagando) un poco de perejil, y además con cara de “dónde-está-el-próximo-cliente”.
Todos recordaremos también, el día en que a los grandes
almacenes les dio por convertirse en “verdes” y proteger los fondos marinos, y …
empezaron a cobrar por las bolsas de plástico. Pequeño gran detalle: Si tan
preocupados estaban debían de haber prohibido su venta. Eso sí, en el País
Vasco, esos grandes almacenes, tan preocupados por el medio ambiente, no les
importa desperdiciar un montón de papel, y junto con cada pedazo de papel con
la factura, tranquilamente te dan otros tres o cuatro, como mínimo, con ofertas
de productos que normalmente tú no gastas. Y este vecino, en esos momentos, siempre se acuerda del Amazonas...
Cada vez ganamos menos,
y con eso además tenemos que ayudar, lo hacemos lo mejor que podemos, a
los más perjudicados por esta crisis que, seamos serios, ya no se va a ir
nunca, porque está creada artificialmente. Y cooperamos con alimentos, por
ejemplo, porque a las autoridades no les llega para esos menesteres.
Ahora, hay que colaborar con la limpieza de un pueblo,
dentro de poco se sumarán todos. Y si eso supone un m2 de limpieza y el agua
correspondiente que ya a perpetuidad, como son todas estas cosas, nos tocará
apoquinar, y si son, además, cincuenta propietarios en cada calle, ya son cincuenta metros
que no hay que limpiar por parte del Consistorio.
¡Ya sé lo que estáis pensando!... ¿Cómo sabrá el
ayuntamiento qué metros ha limpiado la ciudadanía? Pues muy fácil. Creará un
puesto de trabajo por cada calle, y si no al tiempo, para apuntar todo eso.
Puesto, que no saldrá a concurso público, sino que se otorgará de manera “digital”
al hijo de un amigo de alguien que alguien del ayuntamiento conoce, que por casualidad,
siempre por casualidad, será simpatizante del partido en el poder.
Estoy esperando a que en las zonas de España en que hay
campos de golf a tutiplén pidan a los usuarios que, antes y después de cada
partido, vayan con un pequeño depósito de agua en la espalda, naturalmente cogido de su
domicilio u hotel, para que ellos se hagan también cargo de la cuenta, y dejen
el campo en condiciones. Y como ésto todo.
Sino, recordar también, esos
almacenes que vienen del Norte de Europa, y que te hacen caminar por todo su
almacén para alcanzar la salida, mientras tú mismo te encargas de recopilar los montoncitos que una vez armados, por ti, o
por la misma empresa, naturalmente pagando por ello, será un armario con lo
estrictamente necesario, sin florituras. O esas otras tiendas que tienen por
nombre, se supone, cuatro iniciales, de las que nadie sabe su significado, y
que si compras material, especialmente electrónico, audiovisual, informático
con su marca, te sale a muy buen precio. Pero eso sí, ya te puedes comprar
incluso una impresora de más de trescientos euros, lo sé por experiencia
propia, así de tonto me defino, que ellos siempre te cobrarán por el plástico y
el papel gastado. Sino, y dicho por sus empleados, “debería de haber traído
usted una bolsa muy grande”.
Hace años ese gran entendedor del mundo del espectáculo, Don Narciso Ibañez Serrador, decía que el espectador siempre tiene un punto de
sufridor y masoquista, y si recordamos, él lo aprovechaba en su “Un, dos,
tres... responda otra vez” para hacer mil barrabasadas tanto al público asistente
como a los concursantes. A este vecino del mundo no le queda ninguna duda de que el
españolito de a pie funciona de la misma manera.
En mi pueblo, siempre se ha dicho, y me imagino que en el
suyo también, “O jugamos todos, o se rompe la baraja”. Pues eso. Que yo
personalmente estoy poseído por la "HARTURA",como se dice en el Sur, que son muy buenos con
las descripciones
*FOTO: DE LA RED.