Entre
la brillante niebla se hace paso la figura de un alma entrada en
años, pelo canoso y nariz aguileña, herencia sin duda de su origen
vasco.
Le
sale al encuentro el espíritu de una bella mujer: -Elías, desde que
nos hemos enterado que venías, te estábamos esperando. En este
lugar no se puede decir que uno se alegra de encontrar a otro, porque
significa lo que significa..., pero ya que ha pasado, mejor
encontrarnos aquí eternamente, que en la competencia...
-Hola,
guapa – le dice el vasco en un tono de cariño de lo que un día
fue. -Compruebo que sigues tan bella como siempre, y que incluso te
ha sentado bien, si se puede decir así, tu viaje...En realidad me
alegra que seas tú, una persona a la que siempre tendré tanto cariño, la
que me dé la bienvenida...La verdad es que no era un buen momento, me imagino que nunca lo es, para dejar mi trabajo, dará la sensación de que la derecha me ha
ganado, pero creo que los que me conocían sabrán que si El Pardo no
pudo conmigo, los de ahora menos, aunque están dejando nuestra
industria, y la cultura en general, como un solar.
-Recuerdas
– le dice ella con su todavía acento malagueño – que “mamá
un día cumplió cien años”, pues ya tiene ciento treinta y
cuatro, y Rafaela te está esperando. Verás que la luz de aquí es
espléndida para un rodaje, me recuerda a la luz de mi tierra, aunque
echo de menos el olor a salitre...
-¿Sabes
si el jefe de todo ésto –
pregunta el espíritu
recién llegado, mientras mira a su alrededor observándolo todo –
estaría de acuerdo
con el rodaje de nuevas historias?, es que acabo de llegar y ya me
están entrando ganas. Uno está acostumbrado a un tipo de vida y no
se puede cambiar de un minuto a otro.
-Si
con la cantidad de cineastas americanos que hay aquí, - le dice ella
mientras sus preciosos ojos le sonríen- no han conseguido nada de
nada, me temo que tú, más de lo mismo, aunque como nos conocemos ya
tienes un motivo aquí por el que luchar.
Mientras
que ambas figuras comienzan a alejarse hacia la luz, él comenta: -Ya
veo que todavía te acuerdas de mi manera de ser, y de que siempre me
han dicho que tengo el culo inquieto. Por cierto, aquí de la Real no
me podré enterar de nada, ahora que nos van bien las cosas...Es una de
las penas que me rondan por haber tenido que irme, esa, y la comida,
porque me imagino que aquí de la nueva cocina vasca...es lo que
tiene tener que cambiar de aires...
*FOTO: DE LA RED