Este fin de semana ha llegado un soplo de aire fresco a las carteleras, y tiene acento cien por cien español.
Vamos a seguir las aventuras/desventuras de Ruth, una
bióloga marina que ha sufrido una especie de encadenamiento de rupturas
sentimentales. Con su vida tanto profesional como personal encaminadas al
desastre total, y cuando parece que no puede haber nada peor, recibe las
invitaciones a las bodas de tres de sus exnovios.
Quien quiera hacer comparaciones o encontrar fuentes de
inspiración para “3 bodas de más”, siempre podrá recordar las películas escritas por
Richard Curtis, “Cuatro bodas y un funeral”, o incluso “Notting Hill”.
En primer lugar, y lo que puede diferenciar a esta película
de otras españolas que están ahora en cartelera, es que prima la historia por
encima del gag, aunque éstos están muy cuidados, tanto como los temas
musicales, para todos los gustos, que van salpicando el desarrollo de la trama.
Ante una película muy bien orquestada, tenemos al mando
de la batuta a un Javier Ruiz Caldera en su tercera película. Y aquí sí que se
puede decir eso de que “a la tercera va la vencida”. Con
unos solistas
inspiradísimos: Inma Cuesta, tremendamente guapa, y actriz de pura
raza. Martiño Rivas, en una actuación ajustada, y que para sí la
quisiera un Hugh Grant, al que algunas veces recuerda, pero sin ticks interpretativos y mucho más joven. Y Quim Gutierrez, en el papel de un presunto
tímido doctor, pero al que la historia, como la vida misma, le da lo que se merece.
Si esta película fuera un banquete, está toda ella regada
por unas muy buenas interpretaciones de unos secundarios de lujo:
Paco León, intentando rizar el rizo, encarna a uno de los exnovios,
vasco surfero. Sin abandonar el humor nos hace olvidar a su querido Luisma, presentándonos
a un jeta que quiere ser simpático pero que a la postre demuestra el egoísmo
que invade a algunas relaciones. Berto Romero, otro de los exnovios, y
que aunque juegue a ser adulto moderno, solo llegará a ser un eterno niño. Rossy
de Palma, como madre de Ruth, y un lujo de papel de esos que no se
pueden ver en el cine americano porque es netamente español.
Y para terminar, a destacar uno de los descubrimientos de esta cinta, Bárbara Santa-Cruz, postrada en una silla de ruedas, y que el guion inteligentemente juega con lo “políticamente correcto que todos llevamos dentro” y que al final nos deshacemos de él, en uno de los mejores gags de toda la película.
Y para terminar, a destacar uno de los descubrimientos de esta cinta, Bárbara Santa-Cruz, postrada en una silla de ruedas, y que el guion inteligentemente juega con lo “políticamente correcto que todos llevamos dentro” y que al final nos deshacemos de él, en uno de los mejores gags de toda la película.
Totalmente recomendable para dejar los problemas
en el perchero, y disfrutar de dos horas de fina comedia española de
altura.
*FOTO: DE LA RED