Hace muchos años, unos cuarenta, trasteando en el dial de
la radio, del que este vecino del mundo, siempre ha sido seguidor empedernido,
descubrí un programa de Radio Nacional,
sobre las doce de la noche, que contaba historias de miedo mezclándolas con la
actualidad del momento, y que sorprendían mucho.
Recuerdo una de ellas en las que una voz anónima, un hombre por teléfono, amenazaba en un momento dado al presentador, y no solo eso, sino
que durante el programa intentaba cargárselo. En realidad no era nada nuevo
desde que el Señor Orson Welles, en 1938 paralizó a Estados Unidos con una
adaptación para CBS de La guerra de los mundos, de H.G.
Wells; pero el intento, a la española, me dejó mella, y ha quedado en mis
recuerdos para siempre.
Con todo lo que está pasando entre ayer y hoy en el
Parlament, este vecino del mundo tiene la sensación de que en cualquier
momento, el President de la Generalitat, Carles Puigdemont, va a mirar a
cámara, y a decir: Hemos llegado hasta aquí. Todo ésto es una broma y a
partir de este momento que el Señor Rajoy se ponga las pilas porque vamos a
hablar en serio.
Pero mucho me temo
que, como diría cualquier inglés, ya se han quemado tantos puentes que es
difícil volver atrás en unos hechos que parecen mezcla de opereta de país
bananero y guion de un Woody Allen muy joven.
Tras más de cuarenta años en que los gobiernos centrales, de cualquier color, han tratado a las autonomías con tendencias separatistas a darles más
mimos para que se les pasara el cabreo, y haciendo, en el caso catalán,
presuntamente la vista gorda con ese “tres por ciento” que se “distraía” entre
unos y otros, y que los respectivos gobiernos centrales, otra vez, no sabían
nada, se ha amasado una educación que contaba a sus nuevos “feligreses”, su historia a su manera, y que nadie quiere reconocer. Y ahora, ya es más bien tarde.
De hecho, ante tanto sin sentido de las últimas cuarenta
y ocho horas, lo peor me ha parecido, y ya es decir, la comparecencia del Señor
Rajoy tras su reunión con los ministros, para tras una perorata de legalismos,
en realidad no aportar nada nuevo. Pero, como uno está acostumbrado a leer entre
líneas, este vecino del mundo se ha quedado con que Rajoy hoy ha dado a
entender que por todo lo que han hecho Puigdemont y sus chicos se va a chivar a
sus padres para que les zurren la badana.
Este vecino del mundo no tiene miedo de decir lo que está
diciendo, porque es consciente de que sus seguidores ya le conocen desde hace años, siete concretamente, y saben
de qué pie cojea, y que precisamente no es el derecho. Pero la reacción del
Gobierno Central sigue siendo más fría que una declaración de amor de Dinio
García, que ya es decir.
Y lo peor de todo, que el tic-tac del reloj separatista está llegando a su fin, y nos puede estallar en la cara democrática en cualquier momento.
*FOTO: DE LA RED