El termómetro fuera marca los implacables 36 grados, y en
casa sólo me alejo un rato del aire acondicionado del salón porque creo que es
justo y necesario.
Creo que es justo y necesario que este vecino del mundo haga
dos cosas: mandar un mensaje de felicitación y un aviso a navegantes.
Un mensaje de felicitación a Carolina Marín, porque ni se
puede ser mejor ni tener ese pundonor que antes se nos vendía cada vez que
alguien de España perdía a nivel internacional, y volvíamos a casa, con perdón
pero creo que es la mejor expresión, con el rabo entre las piernas, porque nos
habían dado un buen meneo en algo o en casi todo.
En el caso de
Carolina Marín está clarísimo que es precisamente su pundonor el que toma las
riendas de ella y no le hace cejar en su empeño de ganar.
Este vecino del mundo tiene miedo de que los jueces
internacionales se den en cualquier momento cuenta de que Carolina infringe
toda la normativa internacional de bádminton ya que en realidad siempre juega
acompañada de ese pundonor que a modo de turbo le hace aplicar un extra de
velocidad, de visión de juego, y cuyo ruido inequívoco de "turbo" se disfraza de
gritos de todo tipo.
Hoy, Doña Carolina Marín, acaba de ganar, y desde aquí le
felicitamos por ello, el mundial de bádminton por tercera vez, y que es la
primera vez que en su deporte se logra. Hecho que acarrea, al
menos lo estimamos desde aquí, que sea una especie de extraterrestre, y que a
partir de ahora ya solo pueda ampliar su leyenda.
Llegados a este preciso punto, es cuando viene el aviso a navegantes:
Esperemos que el hecho de que el bádminton no sea un deporte, digamos que
mayoritario, y que desgraciadamente hay diferentes varas de medir el éxito, en cuanto a deporte y sexo, no afecte a que se valoren los logros y méritos de la Señorita
Marín como se merecen. Y pronto, no es que sea nominada a los Princesa de
Asturias del deporte, sino que se lo otorguen.
En realidad, y salvando las distancias temporales,
Doña Carolina Marín supone para el bádminton, lo que en su momento lo fueron
Manolo Santana y Severiano Ballesteros para el tenis y el golf respectivamente;
con la mala suerte para el Señor Santana de que entonces no existieran dichos
premios, y de los dos deportistas, solo el de Pedreña sea Príncipe de Asturias.
Ellos fueron pioneros, en su momento, de deportes minoritarios, y a través de sus
gestas, tanto el tenis como el golf recibieron tremendos empujones de
popularidad. Y Carolina, por su lado, todavía es pionera, pero desde hoy, no lo
olvidemos, ya se ha convertido en leyenda.
Carolina, muchas felicidades por tu victoria de hoy y por
toda tu trayectoria. Y perdónanos ya de antemano, porque es muy probable que en
esta España nuestra, como casi siempre, no estaremos a tu altura, para agradecértelo.
Y, un consejo de corazón, vigila tus trofeos, por aquello de que la victoria
tiene muchos padres…
*FOTO: DE LA RED