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lunes, 28 de agosto de 2017

APATÍA PARA UN BLOGGER


Con la aparición de internet y de las nuevas (ya no tanto) tecnologías nacieron una nueva fauna y flora, como  por ejemplo los bloggers, a los que este vecino tiene la suerte, o la desgracia (seguro que alguno o alguna lo cree así) de pertenecer. Y ya sería hora de ir estudiando diferentes patologías que se puedan presentar.

Este vecino del mundo lleva unos cinco días sin parir un artículo, un post. No, no es que haya estado de vacaciones, que también, y sigue  (porque los jubilados estamos ya, entre las vacaciones y el “laboro”, en un sitio realmente indeterminado) sino que sufre de apatía aguda motivada por todo lo que ve, y después analiza para poder desmenuzarlo en este blog. Que sea desde un punto de vista irónico, con brochazos humorísticos, lo hace si cabe, dejando atrás la falsa modestia, más complicado.

Y olvidando frases políticamente correctas, este vecino no tiene el chocho ni para farolillos ni para templar gaitas; por eso, y porque la naturaleza es sabia, su instinto de supervivencia le ha llevado a sumergirse en Youtube y recordar un momento que descubrió hace ya un tiempo, y que le sigue poniendo la carne de gallina.

Todo empieza con la niña de la foto que da una moneda a un ¿musico ambulante?

Dicen que la música amansa las fieras, y al menos en el caso de este vecino, sus fieras internas, y que muchas veces le arañan sus entrañas, se relajan, y le dejan sentir que los sueños también tienen su banda sonora, y que un buen día la vida pudiera ser así, con músicos que te aparecen por una esquina, y tiñen tu vida, anodina o no, con mucho arte.

Para los maliciosos, que también los hay y muchos, les daré una pista, fíjense en muchos de los planos, y al fondo se puede ver quién está detrás de todo esto. Este vecino lo omite y no les da cancha hoy, porque eso ya sería adentrarnos en la financiación de los sueños, y volvería a ser tomado y violado por esa apatía que no es que le haya hecho su rehén, sino que le hace sentirse muchas veces como el muñeco de un ventrílocuo, y su venganza, la de ese muñeco, solo puede ser una: dejar de hablar.

Disfruten ese momento en que la música, no desvelaré cual, toma las calles. Y no lo olvidemos, fue la niña y su moneda la que la desató, representando al futuro de una juventud por venir, y que de por siempre, las cosas no cambian, irá unida al vil metal, y por supuesto a los que pagaron este gran momento. Porque hasta los sueños tienen un precio…

¡Apatía, vuelvo a ser tuyo!


*FOTO Y VIDEO: DE LA RED