Ayer, sábado, fuimos al cine
pues tenía una cita con Angelina Jolin, como yo la llamo por razones obvias. La
pelicula en cuestión es Salt.
Teniendo en cuenta que el
cine, a parte de ser considerado como el séptimo arte, es también una
transacción económica, desde ese punto de vista, ningún tipo de protesta. Esto
lo comento, porque ahora el cine se te pone bastante caro. Quién más quién menos
no va al cine solo. Si como yo, eres cabeza de familia, ...pagas por todos los
pecados. Fui con mi mujer, y mi hijo mayor. Tres personas, entre la entrada,
unas chuches, y una bebida para cada uno, pues el negocio ahora está diseñado
de esa manera, se te pone como una entrada de teatro con la Angelina actuando
en directo para ti sólo.
De hecho, yo ya noté que en
algún momento me miraba con picardía.
Es una película que desde el
primer momento te atrapa y no paras de esquivar balas hasta el final de la aventura.
Desde el punto de vista argumental hay cosas que se ven venir, pero como a la
que más se le ve venir, ir, subir, bajar, y dar es a la Angelina, pues Jolin,
todos contentos que para eso hemos ido a visitarla.
Especial mención merece el
derroche de decibelios de la cinta en cuestión. Al final de la película me pasé
un buen rato buscando medio tímpano que me había saltado entre ráfaga y
ráfaga.. No hubo manera. Lo consideré como un daño colateral.
Atrás quedó la época de que
para darte un susto en una escena, el guionista introducía algo que no
esperabas, quizás una mano que tocaba en el hombro al protagonista, y que luego
era un amigo suyo que le venía a preguntar algo. Ahora, te lanzan una buena
ración de decibelios, y mientras te recuperas la película, ya ha finalizado.
Analizando por un momento la
belleza de la Jolin, quizás tiene un conjunto de “demasiados”: demasiados
pómulos, demasiados ojos, aunque sólo tenga dos, demasiado delgada, que al
final consiguen que ella esté demasiado.
A mi mujer no le importa que
diga estas cosas; me comprende, porque a ella le pasa lo mismo con algunos
actores, en especial con George Clooney, aunque yo como buen español siempre le
digo:
-Uff, no se qué me da que a
ese le gustan los hombres, aunque yo no tengo nada en contra de eso...
*FOTO: DE LA RED