Normalmente me levanto por las
mañanas, me preparo mis pastillas, mi zumo y me pongo delante del ordenador para
ver cómo se nos presenta el día a través de varios diarios, y el Twitter nuestro
que está más cerca del infierno que del cielo. Y después de todo esto, me
despierto.
Hoy el viaje ha sido más que
accidentado. Y la culpa ha sido de la foto que encabeza este artículo. Y no, no
es la de Díaz Ayuso, en plan Virgen de Murillo, y a la sazón Presidenta de la Comu.
de Madrid, como seguro que le gustaría decir a ella, entre medias verdades y
confusión con la palabra “comu-lgar” al fondo. Y es que ella nunca da puntada
sin hilo, o a lo mejor sí, vaya usted a
saber.
La foto que me ha impactado es
la de ese individuo que se supone que viene, o va, en realidad da lo mismo, de
una manifestación en Raleigh, Carolina del Norte.
Son Fans de Trump que
protestan contra el confinamiento. Qué mejor que un sándwich para desayunar,
con un bazoka para bajar el hambre y el apetito de libertad de los demás.
A Trump también se le eligió
en unas elecciones, se supone que democráticas, y no dignas de una mente como
la de Stephen King.
En realidad, el futuro apocalíptico
de finales de los setenta, con el comienzo de la saga “Mad Max”, hace tiempo
que quedó en pañales. Y tristemente nuestro presente tiene bastante más de “Joker”
pero en versión ultraviolenta si se puede.
No hay más peligroso que
normalizar lo que siempre ha sido irracional. Porque si metes algo explosivo en
tu vida, en tu bolsillo, y lo normalizas (la nueva normalidad, ¿os suena?), el día menos pensado te explotará. Y tus vecinos dirán
aquello de “era una persona normal, tirando a simpático, y nunca dio ningún
problema."
Mis pastillas, me faltan mis pastillas...
*FOTO: DE LA RED