Lo que es el subconsciente
que lo mezcla todo. Esta noche he soñado con Don Mariano Rajoy.
De primeras, no se lo he
comentado a La Nuri, mi sufrida, porque tengo miedo que se ponga celosa, y me
diga que por qué no sueño con ella y sí con el todavía Presidente del
Gobierno. Que será porque no la quiero…
Por lo que he entendido, el
Presi, el de mi sueño, está empeñado en ponernos un impuesto (eso sí, si sobrevive a las
próximas elecciones) solo por el hecho de vivir. Dice que cada vez hay más gente,
y la que habrá, sin posibilidad de
estudiar una carrera universitaria, y que esos aprenderán de la vida, como
muchos en plan cursi dicen (palabras fieles del sueño) de la Universidad de la
vida. Y sería un agravio comparativo, para las demás universidades, no “poner”
una especie de matrícula, para los listos que bajo el disfraz de “paria social”
quieran aprender, aunque sea de la vida misma, sin pagar nada a cambio.
Aparentemente no
tenía nada que ver con el tema, pero en un momento dado, en el mismo sueño, ha
aparecido el Cardenal Cañizares, que estaba comprobando el estado de un campo de
trigo. Lo curioso del caso es que llevaba, a modo de estrella de la televisión, un micrófono incorporado, de esos en plan alambre, cuyo cable le venía desde detrás
de la cabeza.
Estaba de acuerdo,
naturalmente, con el Señor Rajoy, porque si no se paga nada por nada se puede
colar gente que no sea trigo limpio, y corromper al rebaño. O peor aún,
erigirse, en un momento dado, como pastor del rebaño y (aunque puedan no ser
palabras propias de un prelado, fue lo que dijo en ese momento de excitación en
el mismo sueño) dejarle compuesto y sin novia.
Me he despertado sudoroso y
con la respiración alterada. Me acordado del miedo que tenía a la oscuridad y
a meterme en la cama cuando era niño. Tenía pánico al hombre del saco.
De mayor, me he dado cuenta de
que nuestros peores enemigos no se amparan en la oscuridad, sino que muchas veces
provienen de la misma luz con la que intentan cegarnos. Son aquellos que se
disfrazan de salva-patrias o de salva-almas. La mayoría de las veces te ofrecen
algo intangible previo pago crematístico, fidelidad mental, o lo que es peor,
mezcla de ambas.
Siento sueño otra vez,
llegó la hora del pánico…
*FOTO: DE LA RED