La magia, la de los prestidigitadores, se basa en el principio de lo que tu crees que ves y lo que ves en realidad, y creo que esto ocurre también en la vida en general.
Tenemos unos amigos, una realidad conocida que de pronto un día puede cambiar.
Alguien, cercano a ti, de tu plena confianza, te dice algo sobre alguien que tu desconocías de esa persona, y a partir de ese momento, cada retazo de realidad que tu compruebas te hace ver que la información que te han dado es verdad. Pero, ¿y si lo que te dijeron era mentira?
Desde pequeñitos aprendemos las consecuencias de ésto, con el acontecimiento que hoy una vez más tendrá lugar: los Reyes Magos.
Nuestra realidad de esta noche en la cabalgata por ejemplo, con la realidad que vean nuestros niños no tendrá nada que ver.
Las filas de pajes con olor a naftalina se convertirán en horda que ha atravesado caminos ignotos, con el único fin de traer regalos. Nuestros niños no repararán en el hecho de que muchos de los pajes, y en más de un caso, uno de los Reyes Magos también, tendrán la cara tiznada porque en realidad no serán cien por cien negros.
Tampoco se preguntarán por el método que seguirán los Magos de Oriente para hacer el reparto en tan poco tiempo, y una pregunta muy de actualidad, de dónde saldrán los fondos que financiaran semejante reparto.
Llegará un buen día, en realidad uno malo, en el que el más listo de sus amigos, aquel que ya de mayor fumará el primer cigarro, les contará lo que acaba de descubrir, y ya el día de reyes no será lo mismo.
Yo no tengo ese problema, porque un día me dí cuenta de que la historia en realidad no es así.
No hay un número determinado de magos en cada historia particular, pero los hay. Lo único que ocurre es que hay que ayudarlos, y si tu haces de mago, de hombre bueno o mujer buena de alguna persona, alguien lo hará de ti. Así la realidad es más bonita, pues te puedes pasar todo un año investigando quienes son tus verdaderos reyes, y lo mismo que una vez entraron en tu vida para cambiarla a mejor, esta noche entrarán de alguna manera para regalarte aquello que más deseas, y que normalmente es amor pero bajo diferentes disfraces, los mismos que hacen que un ser humano sea por un momento un Mago de Oriente.
*DIBUJO: DE LA RED