Aunque con tintes invernales, duros de verdad, comenzamos una semana de ilusión. Ilusión porque las Navidades no es que estén cerca, sino es que ya se ven a medida que vayan pasando los días.
Primero vendrá el día de Santo Tomás, con gente por todas partes, y con lluvia seguro que también. Y lo típico es comer un talo, con poco chorizo y quemado, en un lugar abarrotado, después de una espera desesperada. Has comido montones de veces, txistorra mejor que esa, pero es el día que es, y hay que sentir el comienzo de la Navidad tradicional.
Es semana también de lotería, y no de una lotería cualquiera sino de aquella que forma parte de nuestro folclore particular.
Siempre he pensado en lo bien que te sientes los días anteriores al veintidós de Diciembre, imaginando lo que harás con el dinero que con un poquito de suerte este año sí te va a tocar en el día de la lotería. Luego, no es que no te haya tocado, es que ni la has olido, pero, en fin, como todos en casa gozamos de salud, pues esa es la verdadera lotería.
Por cierto, hay algo que se ha perdido ya en muchos sitios, y es el aguinaldo, porque para encontrar una cesta de Navidad hay que verlas en las películas españolas de los sesenta. Bueno, a lo mejor el gobierno que precisamente también se forma esta semana, propone también la cesta copago, lo cual tampoco sería nada nuevo, porque es lo que normalmente hacemos todos los días, es decir, buscarnos las habichuelas por nuestra cuenta.
Ahora como todo hay que hacerlo según las normas alemanas, seguro que ya pronto querrán que en estas fiestas cambiemos nuestra gastronomía por sus típicas salchichas, puede que nos salga más barato, pero no dejan de ser unas salchichas, aunque sean al modo alemán,y visto lo visto tienen que dejar el carácter bastante duro. Mientras, el alemán que pueda, que será la mayoría, visitará Canarias y las Baleares para comer lo que nosotros ya no podremos, o por ley, o por no tener los euros suficientes.
Tal como están las cosas, habrá que ir pensando en cambiar las figuras de los Reyes Magos, por otros en los que estén Nicolas Sarkozy, aunque èste por el nombre podría ser hasta Santa Claus, y Angela Merkel, que como ya se les da muy bien el regalar carbón, ahora que aprendan, aunque sea un poco, a dar esperanza, porque en realidad es lo último que se pierde, y nosotros en poco tiempo hemos perdido prácticamente todo, menos el humor, y eso seguro que les tiene que joder, y mucho.
*FOTO: DE LA RED
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