Con el sorteo de la lotería de ayer, 22 de Diciembre, oficialmente
ya estamos en Navidad. Personalmente este vecino del mundo se encuentra igual,
lo cual, y utilizando un animal muy navideño, no es moco de pavo. porque tal
como iba nuestra trayectoria, podíamos haber tomado tierra en modo “batacazo”, tragándonos
todo el suelo, e incluso subsuelo. Y ahora en el blog, en este blog, habría un
punto final… Pero gracias a Dios, al destino, o ambos, todavía hay vida, y por
supuesto, y que no falte, mucha esperanza.
Si se me pidiera hacer un símil sobre este año, no me
cabe duda que sería como estar jugando a La Oca continuamente (ya lo siento
para los lectores más jóvenes, pues al ser un juego de los que se dice “de mesa”
de toda la vida, y no de los que se juega en solitario, aunque comunicado vía
internet, es más que probable que ya no lo conozcan). Y concretamente, en este
tablón gigante, no hay manera de pasar de la casilla 42, y ese laberinto
maligno, que nos hace regresar a la casilla 30, una y otra vez.
Por cierto, y siguiendo con el símil del tablero del
juego de la oca, lo importante en todo juego, y la democracia es otro de ellos,
para que funcione todo bien, lo importante es acatar las normas, y no cambiar
las reglas cuando nos convenga…
Como sigamos así nos va a ocurrir como en el chiste, que
no vamos a vivir más tiempo, pero con esa sensación de reiteración continua, y
si nos podemos pedantes, con ese perpetuo “déjà vu”, se nos va a hacer
larguísimo. Por lo que llamarle al día de hoy, en cierta manera el día después,
“el día de la salud”, en realidad sería un auténtico despropósito.
Pero si de algo ha estado lleno este año ha sido de despropósitos:
políticos que interpretan la decisión de sus votantes como les trae al pairo, y
eso sí, los unos por los otros, la casa, la nuestra, la de todos, sin barrer…
La vida, la calle, y las redes están llenas de una
agresividad latente, pero se sube a los altares lo políticamente correcto,
aunque en la intimidad nadie lo practique. Sabemos de todo y cada vez más, de
entrenadores ya hemos pasado a catedráticos, pero a la hora de poner en
práctica nuestras ideas, no sabemos, no contestamos.
Este vecino del mundo, y ya solo por los años que va
acumulando, siempre se ha considerado un optimista irremediable, y si ve un
salvavidas, aunque esté fabricado de hierro, siempre estará seguro que lo va a
ayudar, pero, coño, y no pido perdón por la exclamación porque fácilmente podía
haber sido más ruda, pero lo de este año es la historia interminable.
Pregunto, y sin malicia: ¿Al final de estas Navidades, y
como inocente sugerencia, no se podría guardar junto al espumillón y al resto
de decoración navideña a la panda de políticos de todas las tendencias que no
se ponen de acuerdo para salir de este laberinto, y continuamente, nos hacen
regresar a esa imaginaria casilla 30?
O mejoro la propuesta: ¿No será mejor limpiar de restos
del año que nos deja y agruparlos todos en el contenedor de restos orgánicos?
Porque en realidad al único que se debería de cebar es al pavo, y ese ya para
estas fechas… pasó a mejor vida.
*FOTO: DE LA RED
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