Al final nuestro querido Miguel Gila, narrador de mil
mundos paralelos que estaban todos en éste, tenía razón. El hijo de una familia
pudiente de entonces, después de la guerra, solo podía llamarse Luis Fernando
Antonio y, eso sí, en la intimidad ser llamado Fifi.
Recordemos
a algún Potxolo, e incluso Jimmy, de comienzos de los sesenta. Y hoy en día, el
ejemplo más obvio sería, precisamente, el hijo de Bisbal-Zanetti, que le han
debido de preguntar a la cigüeña, y les ha debido de responder que como viene
de lejos, se llama “Matteo”, así con dos co…, perdón, con dos “tés” y un
chocolate con churros, por hacer un guiño a alguien. Y es que cuando uno ya
tiene un estatus, sus hijos tienen que tener por lo menos nombres diferentes,
que se note que uno está "viajao", y que el posible dinero también le ha ilustrado.
Aunque seguro que el Señor Bisbal dará una respuesta lógica a las dos "tés" de Mateo, como en su momento, durante la época del destape siempre se explicaban los desnudos que inundaban las pelis de entonces, y es que el guion siempre lo exigía...
No sé si a vosotros os pasa lo mismo, pero cada vez que Bisbi-hasta-hace-poco,
de un tiempo a esta parte Señor-Bisbal, y en cualquier momento
Duque-de-Bulerías,
cada vez que habla es como si lo hiciera desde Canarias, con un cierto retardo
que comienza desde el momento mismo en que empieza su respuesta, la mayoría de
las veces utilizando parte de la pregunta, para dar seguridad, imagina este
vecino del mundo, a sus declaraciones, y especialmente para obtener tiempo para
pensar sobre la marcha lo que quiere y puede responder. Ya que últimamente pareciera que le da más importancia a lo políticamente correcto que a lo que en cada
momento le pudiera salir de sus entrañas.
Más de uno notará cierta ironía e incluso mala milk en la
aproximación tanto a la persona como al personaje, quizás tenga algo que ver que
prácticamente se introduce, el Señor Bisbal sin pedir permiso, en nuestras casas todos los días
a la hora de comer, en un programa que se llama “Corazón”, con esos videos que
gentilmente él mismo, o con el estatus que ya tiene, sin duda, su community manager manda a las redes sociales, y en los que hoy se le ve en
los preparativos/y al final de un concierto con su banda, que es "como su
familia", y mañana a la misma hora,
mostrando y demostrando lo enamorado que está de su señora, y acercando, los malpensados
dirían, el ascua a su sardina, o lo que viene siendo hacer dinero sin que se
note mucho eso de que “la pela es la pela”.
David, es lo que tiene acercarse, quizás demasiado, al
público, que éste se puede sentir, cuando menos molesto, y responderte.
Quizás dentro de poco, por aquello de la distancia entre lo que piensas y lo que sueltas, empieces a
responder, aunque seguro que no, porque solo lo haces, desde hace mucho tiempo,
desde programas amigos que con el mínimo esfuerzo tengas la máxima repercusión
y garantías de que no haya ni fuego amigo.
Es curioso, si no llegas a añadir una “T”
más al nombre de Mateo, este texto no hubiera existido, y es que tú bien sabes
de la importancia de los detalles. Y son
los que delatan, a la postre, las escenas que ocurren porque sí, de las que
está todo preparado al milímetro para dar la imagen que pretendes, como esas
fotos de las que últimamente eres muy aficionado en distribuir por las redes,
máximo rendimiento, mínima inversión.
Por cierto, y ya para terminar, si te pones en la foto, o en el video, que has distribuido, en un primerísimo primer plano, lo que ocurre es que todo lo demás está en un discretísimo segundo plano. ¿Es lo querías? Lo dicho, la importancia del detalle...
*FOTO: DE LA RED
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