Ha habido gente, lectores, que se han puesto en contacto
interno conmigo, porque estaban preocupados por mi "desaparición" del
blog durante las últimas semanas.
No me ha ocurrido nada, el vecino del mundo sigue vivito
y coleando, o al menos intentándolo. Quizás había llegado a un pacto conmigo mismo para no hablar más hasta
que terminara este circo de muchas pistas que se forma, y este año en
particular, cada vez que hay comicios a la vista.
Llevaba días, semanas, en que no me encontraba muy católico, (por
cierto siempre me he preguntado si existirá la misma expresión en las
diferentes creencias, o solo será propio de los católico-apostólico-romanos),
por lo que he decidido visitar a mi galeno.
Me ha preguntado cómo me siento. Le he dicho que ya llevo
varios días más que excitado, cabreado con todos y de todo. Que cada vez
comprendo menos a la gente, que me va pareciendo más, por cierto, gentuza.
Tras
explicarle que sufría claros síntomas de
hartazgo e intolerancia, ha querido ver mi lengua. Al explorarla, inmediatamente
me ha pedido permiso para poder sacar una foto con su teléfono móvil. Tras
hacerla, me la ha mostrado, mientras me preguntaba más en un susurro que con voz clara: -¿Qué ve usted?
-Pues por la edad que tengo- le he contestado - lo que veo, esas manchas blancas en mi lengua, me recuerdan a las famosas caras de Bélmez...
-Lo mismo me parece a mí – me ha confesado el
doctor, - solo que no sé si aconsejarte un
tratamiento médico o llamar directamente al Vaticano por una posible posesión,
y además múltiple. Mucho me equivoco, o las caras que aparecen en tu lengua son
la viva imagen de Doña Cayetana Álvarez de Toledo e Isabel Díaz Ayuso.
Ambas llevan envueltas semanas en una especie de cruzada
contra el infiel de todo, y desgraciadamente parece que pudiera ser además
contagioso… Ya me veo con cierto acento argentino criticando a gente mayor, como a la primera edil de Madrid, solo por el mero hecho de ser mayor, mientras miro a todos desde arriba. Y es que
todavía hay clases …y clases.
Por un momento tuve la sensación, tras el dictamen de mi doctor, de que en cualquier momento, un discípulo del Padre Karras, uno de los protagonistas de "El exorcista", estaba a punto de llamar a mi puerta...
Ya lo dijo el otro día en "El hormiguero",
Iñaki Gabilondo. Algo ocurre en España cuando los políticos que se supone están
para servirnos, adquieren maneras de estrella mediática, y son noticia un día
sí y el otro también, y no precisamente por dar rienda suelta a la doctrina e
intenciones de su partido, sino por montar espectáculos, la mayor parte
lamentables, como el día que fueron a hacerse cargo de su escaño en esta nueva legislatura.
Como siga la cosa así, ya no van a querer, nuestr@s polític@s de cabecera, ni puertas
giratorias al despedirse o ser despedidos de la política, sino un buen fichaje
televisivo al reality de turno. Y si no, al tiempo...
Hoy nos toca votar otra vez, y es también muy importante. La duda que tiene este vecino es sí hoy termina todo, o solo es el comienzo del fin...
Juraría que acabo de oír el timbre de la puerta.
*FOTO: DE LA RED