Al final habrá que dar gracias tras este confinamiento de
que no dejamos nada puesto en la sartén. Y es que lo que iba para un tiempo
indeterminado, ya se va viendo más determinado, entre mucho e indefinido.
Hay que tomárselo con humor porque lo demás pudiera ser
desesperante, mientras nuestros políticos continúan echándose los trastos a la
cabeza. ¿No habrá ninguna manera, a ser posible decente y sin violencia, de deshacernos
de todos ellos, y comenzar otra vez?
Ha habido mas de un lector que me ha preguntado cómo paso
el tiempo en este confinamiento, una vez que dije en un post anterior que mi casa
no es terreno propicio para largas caminatas…
Una ventana, y gran ventana además, es el ordenador, junto
con internet forman una buena mezcla, sin recurrir al alcohol, y pegarse unos
cuantos buenos pelotazos al día.
Personalmente me gusta revisitar películas. Y ayer fue el día de “Beatiful
Girls” (1996), una película estadounidense dirigida por el ya desaparecido
desgraciadamente Ted Demme.
Protagonizada por Timothy Hutton, al frente de un gran
reparto, que interpreta a Willie, un pianista de bares, que a sus 29 años,
regresa a su pueblo para intentar tomar decisiones decisivas para su futuro...
Es una película que bajo la piel de comedia toca temas muy
importantes y entre otras cosas redescubres a una Natalie Portman, en un
personaje de una vecinita de trece años, adorable, y que te hace plantear los
diferentes trenes que hay en la vida, y que no puedes compartir porque te
llevan a diferentes direcciones.
Si alguien tiene dudas de por qué Natalie Portman está
donde está que vea esta película, aunque ya en la primera, Leo El
profesional, apuntaba maneras. Hubiera estado mejor que bien, y lo
sugieren ellos en la película, una especie de “continuación”, del personaje de Timothy
Hutton y Natalie Portman, veinte años después.
También utilizo mucho Youtube, y como me gusta mucho la
música veo actuaciones de concursantes de La voz de todo el mundo. Y podrás
comprobar fácilmente lo buenos que pueden llegar a ser esos anónimos repletos
de ilusión y esperanza.
Me despido con un botón de muestra, mientras, por si acaso,
voy a comprobar si me dejé puesta la sartén, o lo que quede de ella…
*FOTO: DE LA RED
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