Le he contestado “eso en el
caso de que todavía no se suspendan, porque como se decía antes al menos, la cosa
está muy achuchá”.
Y es que eso del espíritu
olímpico, me da la impresión, desde el punto organizativo al menos, hace años que se fundió
con los derechos televisivos, y donde esté el dinero del negocio por el negocio,
se antepone al “citius, altius,
fortius” («más rápido, más alto, más fuerte»).
La verdad es que estas Olimpiadas
de Japón, al menos, pueden venir bien,
para oxigenarnos todos un poco con respecto al suceso pandémico que nos
lleva secuestrada la atención e incluso la moral desde hace casi año y medio.
Personalmente este vecino del mundo
ya está tomando medidas para alejarse del bombardeo informativo con que nos están
nutriendo casi segundo a segundo. Llevo dos días que en lugar de sintonizar, en
mi caso, con “Onda Cero” por la mañana, y la Cadena Ser por la tarde, conecto
con emisoras denominadas de Radio Fórmula por aquello, quizás, de que la música amansa
las fieras.
Y es que no me queda la menor
duda de que tanto la pandemia como el
momento político actual han sido terreno de abono pintiparado para que en la
gran mayoría de casos nos hayan crecido fieras en nuestro interior que están sedientas de venganza.
No puedo, ni quiero, olvidar esas imágenes
del metro madrileño en el que por pedir a uno que se pusiera la mascarilla, éste le
agrede con tanta violencia que le origina la perdida de visión de un ojo.
Y es que los que siguen a este vecino del mundo, ya saben, que por causas personales está muy sensibilizado con esos temas de pérdida de visión. Aunque no hace falta ni mencionar, que nunca hay excusas para reaccionar con tanta virulencia y falta de escrúpulos.
*FOTO: DE LA RED