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martes, 22 de mayo de 2018

REVISITANDO TOLEDO


Lo de Willy Toledo y su citación para hoy, pero por la huelga judicial se ha trasladado al 28 de Junio, por defecar en lo más sagrado, puede taladrar el buen gusto y las formas, pero no debería de ir más allá, a no ser que digamos eso de “con la Iglesia hemos topado”. 

Sin embargo, una institución que tampoco está pasando por sus mejores momentos con los “presuntos abusos a menores” tampoco debería ser quien pusiera el límite de lo decoroso. Porque si el horno estuviera para bollos, y el tema para chistes, es curioso que teniendo en cuenta que siempre se ha dicho que Dios, el jefe de esa institución, está en todas partes y lo ve todo, de los presuntos abusos nadie ni viera ni sepa nada.

Hoy me he enterado que el Señor Guillermo Toledo, Willy más que para sus seguidores para sus críticos, que así poco a poco van limando la poca reputación que le queda, tiene 48 años. Por lo que es más que posible que todo el que piense que el actor disfruta con ser siempre la nota discordante en el concierto de las buenas maneras, esté más que confundido, porque está, y ya me lo perdonará él que se lo digo con cariño, más que "cascadete", y lo dice este vecino del mundo que además de ser más viejo que él, tampoco se caracteriza por parecer un “yogurín”. Porque la incomprensión, al menos desde su punto de vista, y el estar vetado en la mayoría, por no decir todos los canales de televisión, no le debe de facilitar el comenzar un nuevo día con aspiraciones renovadas.

Trabaja, y no es el fin de este post defenderle, porque en su día varios jóvenes actores, crearon el grupo de teatro “Animalario”, porque lo demás prácticamente estaría lo que se dice “viéndolas venir”.

Me ha parecido un gran detalle que Javier Bardem, y por supuesto todos los demás actores y amigos, se haya personado en la rueda de prensa, porque no hacía falta ni que hablara, ya que como en muchas de sus escenas cinematográficas, con su sola presencia da verdaderos parlamentos. A destacar el lugar de la comentada rueda de prensa, teniendo además en cuenta  la razón por la que le intentan procesar: una iglesia de Vallecas, con el correspondiente permiso, por supuesto. Los artistas, y Guillermo lo es con creces, siempre cuidan mucho los detalles y la ambientación...

Que el Señor Toledo es una china en el zapato del poder está más que claro; que con su actitud muchos pueden meditar todo lo que actualmente está pasando en nuestra España más de chirigota que de ser admirada, también, y eso seguro que no le gusta al poder, esté donde esté. 

Bien pensado, y sin abandonar el mundo del teatro en el que Guillermo Toledo es un maestro aventajado, lo que está pasando con su caso tiene mucho de “Las brujas de Salem”. Y se le quiere meter en la hoguera de la cárcel porque muchos dicen ver el demonio de los rojos en él.
Lo de Willy, Guillermo o Señor Toledo, huele mucho a caza de brujas de los cincuenta en Estados Unidos. Y al final solo le quedaría escribir guiones u obras de teatro bajo seudónimo.

Lo más vergonzante es que tampoco ha sido la Iglesia la  que ha denunciado al Señor Toledo sino la Asociación de Abogados Cristianos, que seguro que estarán en su derecho, lo mismo que estaban en su derecho cuatro ministros del gobierno de Rajoy (la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal; el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido; el de Educación, Cultura y Deporte, Iñigo Méndez de Vigo, y el de Justicia, Rafaél Catalá) a cantar “El novio de la muerte” ante el Cristo de la Legión durante esta pasada Semana Santa en Málaga, pero tampoco se puede negar todo derecho al pataleo, más cuando en teoría estamos en un estado a confesional.

"El caso Willy Toledo” te caiga bien o no la persona o el personaje, es de los que te hacen pensar en ese celebre dicho de “cuando veas las barbas de tu vecino pelar…”. Y nosotros, por ahora, y que se me entienda la ironía del texto, nos podemos pegar un juramento porque estamos en el terreno de los “no conocidos”, porque ya por “Twitter” sería prácticamente imposible hacerlo, por esos aires de lo políticamente correcto que nos inunda por todas partes.

Al final, y es en el fondo de lo que habla un señor como Guillermo Toledo, de nuestra democracia solo está quedando la acepción que hace muchos años daba en su Diccionario, que se hizo muy famoso, Don José Luis Coll, y es el de “demos gracias”. Y quizás sea eso, que todavía debemos de dar gracias por poder hacer unas cuantas cosas sin salirnos de lo permitido.

Todavía estamos a tiempo para hacérnoslo mirar, y revisitar la figura de un Señor Toledo que puede estar menos confundido de lo que muchos se empeñan en proclamar.

*FOTO: DE LA RED