Veo en los informativos de televisión, primero con
incredulidad, después totalmente irritado, que por de pronto ya hay dos hoteles,
uno de cuatro estrellas y el otro de cinco, en Canarias, que ofrecen descuentos para ciertas áreas de su establecimiento si
se rechaza el servicio de limpieza de sus habitaciones, y todo ello bajo la
excusa de no maltratar el medio ambiente con los productos que se utilizan
durante el mantenimiento de las mismas.
Se veía venir, en realidad no se veía venir pero es la
evolución lógica.
Este vecino del mundo siempre lo ha tenido claro, desde
el momento que alguien se decidió a cobrar por aquel perejil que en todas las
tiendas, al menos en el pueblo, se nos ofrecia gratis, se abrió la veda a todo.
Hace ya muchos años, cuando Don Xabier Cugat, ya anciano,
se vino a vivir a España desde los Estados Unidos de América, recuerdo como si
fuera hoy, que en una entrevista además en un programa de televisión que hoy sería considerado de máxima audiencia, prime
time, él se comprometía a vender cajas vacías, eso sí, con una premisa primordial, una gran camapaña
publicitaria. ¡No era nadie el Señor Cugat!
El sindicato CCOO del archipiélago canario, naturalmente, rechaza las ofertas (uno de los establecimientos ofrece un descuento del 15% en su
restaurante cada día que no uses el servicio de limpieza; y el otro 20 euros de
crédito para gastar en el hotel) porque está más que claro que de esa manera
"reducen la calidad del servicio".
Cualquier día, y si no al tiempo, iremos a un restaurante
de esos que tienen más alto el precio que el nivel de su cocina, y al pedir
unas buenas alubias, nos sacarán los productos en crudo, eso sí en unas bonitas cajas de diseño, y nos dirán que qué
crueles somos con el medio ambiente. Que se nos tendría que caer la cara de la
vergüenza. ¡Hay que joderse!
El problema de tener la cara no tan dura, sino de conglomerado, no es
que los que tienen ideas de bombero para ahorrarse dinero en cualquier
cosa, y cada vez más bajo la bandera de “salvar la naturaleza”, se crean
listos, muy listos, sino que a todos los demás nos toman por tontos.
Que te venga un establecimiento hotelero, infestado de
turismo veraniego, que ya por definición es veneno para la naturaleza, no por
sí mismo, sino por la cantidad de insensatos borrachos que se alojarán en él, poniéndose la capa, a estas alturas de
la película, de cuidar la naturaleza es simplemente vergonzoso.
La mayoría de
las veces la realidad supera a cualquier guion cinematográfico por original y osado que
pretenda ser.
*FOTO: DE LA RED