El primer día de todo cambio horario, al menos
es el caso de este vecino del mundo, sale a la calle con esa sensación de que
sabes que te olvidas de algo, esos sesenta minutos de tu vida que realmente no
sabes que has hecho con ellos. Es una especie de jet lag subvencionado a
cargo del gobierno, o un jet lag para pobres, para aquellos que nunca
en su vida tendrán un verdadero jet lag, porque desgraciadamente el viaje más
largo que pueden hacer es a la cola del paro. U otra variante, si tienen
problemas para dormir puede que sea porque les han embargado la casa, y al raso,
o en casa de otros, siempre es complicado encontrar a Morfeo.
De todas maneras, como ésto
de los cambios horarios primaverales u otoñales no lo va a evitar, eso parece,
nadie, y como esa sensación de ligera resaca por dormir “diferente” va a
continuar, este vecino se está planteando cuando menos exigir al gobierno
correspondiente, que el cambio horario
sea como las cervezas, “sin”, porque lo dicho, uno se siente
como si hubiera echado una cana al aire, y eso seguro que es malo para el
cuerpo.
El comportamiento del
mismísimo todavía presidente del gobierno es hoy como si se hubiera dopado, o
acercamiento a sentirse como una divinidad, es decir, en esta jornada ha estado sino en
todas partes, en varias, inaugurando a diestro y siniestro, que para eso era el
último día hábil para hacerlo, pues luego ya vienen todo tipo de elecciones y
tendrá que guardar las tijeras de inaugurar en el mismo cajón, pero seguro que
son otras, de las de hacer los recortes.
Primero ha estado en La Rioja,
para la puesta en servicio de las obras de prolongación de la autovía
LO-20 hasta Recajo, y de la conexión con la autovía A-12
Pamplona-Logroño. Y más tarde en Cantabria, para visitar también las obras de la tercera fase del Hospital
Universitario Marqués de Valdecilla, cuya finalización se prevé para el
15 de mayo. Pero en este caso, y muy al contrario de lo que se hace para todo
tipo de ayudas y subvenciones si las hubiera o hubiese, que siempre se dejan para
“mañana”, para hacerse loas y autobombo se emplea la máxima: “no
dejes para mañana, y mucho menos para otro gobierno, lo que tu puedas inaugurar
hoy “.
Al final, en el próximo
cambio horario, este vecino tendrá que intentar inaugurar por lo menos una
nueva silla, aunque la tenga que comprar a plazos, y ponerla en su aspirante,
por lo pequeño, a balcón. Porque cortar una cinta en una inauguración tiene que
“poner”, por lo menos más que sufrir un jet lag para pobres, seguro.
*FOTO: DE LA RED