Para los detractores de la
época digital, diremos, hay que reconocerlo, que tiene sus cosas buenas. Como darle
otra oportunidad a esas películas que en su momento de estreno te perdiste en
su pase “por las mejores salas”, porque tu agenda estaba petada, o tu
bolsillo no recordaba ya lo que era ser poseedor de unos cuantos euros sin
estar destinados para algo vital.
Este vecino del mundo, como
sus seguidores ya saben, es un enamorado hasta la médula del cine, y este año se
ha propuesto ver, antes de la entrega de los “Goya”, el mayor número de
películas nominadas, mediante el recurso del DVD; y ayer le tocó a “Tarde
para la ira”.
La ópera prima del hasta
ahora actor Raúl Arévalo, comienza con un robo frustrado y mediante el recurso
de rodar con cámara en mano, mitad dando la apariencia de un documental, y mitad de improvisación en la puesta en escena, el espectador que acaba de sentarse se encuentra ya
sin resuello intentando escaparse de la ley.
“Tarde para la ira" es un
golpe en la mitad de la cara del espectador que todavía se crea ese inefable “todo
va bien”.
El guion, en el que también
ha intervenido Raúl Arévalo, junto a David Pulido, tal como está planteado,
juega muy bien con el espectador, al mostrarnos personajes que hacen cosas
malas, y que siempre tendemos a tacharlos de “los malos de la película”, pero
que al ir conociendo su pasado tendemos
a enfatizar con ellos y comprender que el comienzo de la maldad puede ser una línea
no tan fácil de distinguir, ya que si a nosotros nos pasara lo mismo... ¿cómo
nos comportaríamos?
En
la trama no hay puntos muertos, ni momentos que sobren. La historia es más de
gestos, de silencios, de miradas, porque hay historias en las que sobran las
palabras, y ésta es una de ellas.
En
el orden interpretativo, Antonio de la Torre y Luis Callejo, ambos nominados a
los Goya al “Mejor actor protagonista”, de recibirlo, según este vecino del
mundo, lo justo quizás sería un ex aequo, ya que son personajes que cargan las
pilas del otro, según el diccionario, “se realimentan”.
En
el lado femenino, Ruth Díaz está rotunda en su papel de esposa sufridora, y
arrebatadora en su mirada final debatiéndose entre lo que tiene y lo que quiere…
Y en opinión de este vecino del mundo, también justa nominada como “Actriz
revelación” en los próximos Goya.
Una
historia que en su explosión de violencia final, y aunque difiera en la
temática, en momentos le ha recordado a este vecino a aquella joya, para muchos
ya olvidada, y desconocida para las nuevas generaciones, “Perros de paja”, de
Sam Peckinpah, aunque en muchas ocasiones a la hora de plantear la manera de rodar
las escenas le recuerde más al Sergio Leone de “Hasta que llegó su hora”, en la
que en escenas de amplios paisajes, te
impide ver todo lo que ocurre, y solo ves lo que la mirada del protagonista
alcanza.
Una
película de esas que te remueven por dentro, y te hacen plantear ese algo más
que las apariencias ocultan; con una mezcla de sabores, entre el costumbrismo “Made
in Spain” y el regusto de los westerns crepusculares. Quizás, es lo que va
consiguiendo esa idea de “la aldea global”.
*FOTO: DE LA RED
P.S.: Horas después de escribir este post, esta misma película ha recibido en Sevilla, el "Premio Forqué al mejor largometraje".
¡Enhorabuena a todos los que han contribuido a que este proyecto se convirtiera en una excelente realidad!
P.S.: Horas después de escribir este post, esta misma película ha recibido en Sevilla, el "Premio Forqué al mejor largometraje".
¡Enhorabuena a todos los que han contribuido a que este proyecto se convirtiera en una excelente realidad!