Esta mañana al levantarme y mirar por la ventana, he
tenido que hacerlo dos veces para cerciorarme de que era verdad lo que veía. No es que no
llueva, sino que además hace buen tiempo. Pero como toda dicha, tiene su
caducidad, y por lo que dicen, no va a durar ni veinticuatro horas. Una especie
de coitus
interruptus en versión meteorológica.
De todas maneras este vecino está ya un poco harto de
noticias negativas y corrupción por todos lados, y está pensando en irse a una
isla desierta, una especie de Robinson Crusoe pero voluntariamente.
Por cierto,
esta noche he soñado que regentaba un puesto de tomates al final de la cuesta donde
la Infanta Cristina tendría que hacer el paseíllo este sábado concretamente, y
ya había encargado gran cantidad de stock para ese día, que sin duda sería muy
bien requerido a buen precio por los allí apostados. Pero, mala suerte, me he
despertado y me he quedado sin negocio y sin tomatina.
El problema es que uno no tiene la cuenta bancaria, de
hecho solo le queda la cuenta bancaria en sí, para muchas fiestas, o dicho de
otra manera, para grandes viajes, y está pensando en aislarse de todo y de
todos durante una buena temporada, pero aquí mismo. Como el personaje de
Fernando Fernán Gómez en “El anacoreta”, que hastiado de todo y de todos se
encierra en su cuarto de baño.
La verdad es que esta idea me encanta, porque una vez recluido,
cada vez que tenga algún recuerdo o pensamiento que no me guste, una especie
de “mono” o vuelta a la “mono-tonía”, exorcizaría los malos pensamientos tirando
de la bomba, en una necesaria fumata negra pero con agua, especialmente negra
dicho sea de paso, exculpando mis penas.
Tarde o temprano nuestros cuerpos pagarán por los malos
hábitos que estamos teniendo, como sufridores de la época que nos está tocando
vivir, y a la que no estábamos acostumbrados. Éramos una especie de chimpancés acomodados en nuestro árbol repleto de plátanos, y ahora nos tenemos que
transformar en peces y nadar a donde la marea nos lleve. Y nuestro cuerpo, no
da para más.
*FOTO: DE LA RED