Mostrando entradas con la etiqueta Familia Telerín. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Familia Telerín. Mostrar todas las entradas

miércoles, 14 de enero de 2015

LUTO EN LA FAMILIA TELERÍN

Hoy nos hemos despertado, al menos los de mi generación (finales de los cincuenta), con una mala noticia: Don José Luis Moro ha fallecido.
La mayoría de la gente se preguntará quién era el Señor Moro. Pues muy sencillo, todo un icono para la época, cuando esta palabra ni siquiera se utilizaba. Quizás más de uno se reirá, si visto con los ojos de entonces, la España de los sesenta, José Luis Moro, junto con su hermano Santiago, o mejor dicho los Estudios Moro, eran el equivalente a Disney en España (salvando las distancias, por supuesto), en cuestión de animación. Aunque a los españoles nunca les dio por hacer largometrajes, ellos hacían historias cortas para publicidad, y sus “monigotes”, ésto, por supuesto, dicho con mucho cariño, marcaron una época.
Los niños de los sesenta se fueron a la cama  con la Familia Telerín. A las nueve de la noche exactamente, salían Cleo, Tete, Maripi, Pelusín, Coletas y Cuquín avisándonos de que “ya es hora de que los peques nos vayamos a la cama”.
Los mayores de la época se sabían la lista de jugadores del Real Madrid, o del Athletic de Bilbao, pero los niños nos sabíamos, junto a la lista de los Reyes Godos, que debían de ser muy importantes, los nombres de la Familia Telerín.
En un momento anterior he dicho que los Estudios Moro fueron nuestro Disney español, pero por la época que nos tocó vivir, también ejercieron de lo que ahora sería la publicidad por ordenador. Todos los anunciantes con posibles de la época, echaban la casa por la ventana para anunciar sus productos con los monigotes de los Moro, o con lo que ahora se denominaría animación “frame by frame” (foto a foto).
¿Qué hubiera sido de las dos primeras películas de Marisol, las que apuntalaron su fama como “niña prodigio”, sin sus simpáticas introducciones? O los anuncios de las maquinillas de afeitar Philips, que vistos hoy, hace mucha gracia observar que los protagonistas del afeitado antes de hacerlo ya lucen una piel tersa y bien limpia. ¡La inocencia de aquellos tiempos!
También fueron, y no hay que olvidar, porque también marcaron un antes y un después, los creadores de la careta del “Un, dos, tres”, y del diseño de la famosa Ruperta y de la simpática, aunque más que negativa, y efímera Botilde.
Quizás, de las nuevas generaciones, ya pocos saben, y no conviene olvidar, que la voz de la Ruperta cantando fue obra del más que versátil Narciso Ibañez Serrador, “inventor”, director y “alma máter” del citado programa.
Hoy, aquella generación del blanco y negro, y de la única televisión posible, nos hemos quedado aún más huérfanos.
¡Descanse en paz, Don José Luis Moro!

*DIBUJO: DE LA RED