Lo de Podemos ya no tiene nombre. Lo de prohibido moverse
en la foto ya ha pasado a no poder mover ni los esfínteres cuando la prisa
acecha.
No es que Echenique fuera santo de mi devoción, pero de
eso a degradarlo y de “ser segundo” (secretario de Organización del partido)
en el Sancta Sanctorum podemita, a pasarlo por la piedra, y que se centre en el
área de Acción de Gobierno y las negociaciones de lo pactos, no se puede ser
más cruel.
Cuando hay que hacer como que se hace algo, el jefe del cotarro no se va a pegar un balazo en su pie... De todas maneras que alguien tome precauciones y que le quiten todos los espejos, porque al verse reflejado se puede "autodespedir"...
Todos los que siguen a este vecino del mundo, tarde o
temprano se han tenido que topar con algún post en el que se mostraba cierta
simpatía por aquella corriente que confluyó en el partido que Podemos fue una vez…
Al final, y no es un chiste aunque bien pudiera serlo, el
partido ha confluido, como hubieran dicho ellos en su mejor época, en una
empresa familiar. Y no digamos eso de que no es políticamente correcto mezclar
churras con merinas, porque hace mucho tiempo que Pablo Iglesias e Irene
Montero mezclaron lo que quisieron y pudieron mezclar, y sin pedir permiso a
las famosas bases, ahora tienen un chalet con muchas posibilidades y el trabajo
de ambos no sé si con muchas posibilidades o de posibles. O de ambos quizás...
Creo que se puede leer entre líneas, porque este vecino
no se corta un pelo, de que tiene un cabreo de mil demonios, bizcos además, que
se supone que estarán más cabreados. Dicho sea de paso, lo de Echenique, en la
práctica defenestrado, le importa un pito a este blogger. Lo que ocurre es que
del mismísimo centro del partido que fue la ilusión de muchos, surgió quien ha
agitado los vientos y mareas exactamente necesarios para que todo se fuera a
pique.
De una generación de fundadores del partido que tenían a gala lucir, o
al menos así parecía, unos galones ganados en la Universidad, exámenes y
libros, politólogos por aquí y por allá, no se ha podido hacer tan mal, o tan
bien, según se mire, para dinamitarlo todo.
Al final, Pablo Iglesias es el protagonista de aquel
chiste en el que yendo por la autopista y escuchando la radio, al oír que hay
un loco que va en dirección contraria por ese trayecto, responde que “uno no,
todos van en dirección contraria”.
Una cosa es que al Señor Iglesias se le calienta fácil la
boca, y pueda meter la pata incluso del tamaño de una elefanta preñada, pero en
estas últimas elecciones del 26 de mayo solo era necesario que estuviera
callado y acabó liandola parda metiéndose con las donaciones de Amancio Ortega,
aunque en el fondo pudiera tener su poso de razón.
Ya para terminar, digamos que el comportamiento del Señor
Iglesias pudiera estar recogido en el famoso cuento de “El rey desnudo”, o
también conocido como “El traje nuevo del emperador”, sólo que en el caso del sheriff
podemita, él se ha desnudado porque, por muy republicano que pudiera ser, le ha
dado la “real” gana de demostrar que nadie tiene huevos para decirle lo
desnudito que está, ya que solo viste de orgullo y un chorro de osadía.
Como diría la juventud de ahora: -Quemado no, lo
siguiente.
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