Como se suele decir ahora,
la profesión de político “goza”, en los últimos tiempos de un perfil bajo,
entre otras cosas por la cantidad de mangantes que han sido retratados entre sus filas,
naturalmente, muy a su pesar.
Como muy a su pesar quedó
retratado ayer el líder, eso dicen, del PSOE, Pedro Sánchez que a la hora de
darle a algo tan sencillo como a un botón que en este caso dijera “no” en la
votación a la reforma del aborto, va el señor diputado, y se nos confunde.
En los últimos meses el
Señor Pedro Sánchez se ha pasado más tiempo intentando reforzar su imagen que,
al parecer centrándose en lo que tenía que hacer. Y en una reforma, que como
Juan Palomo se saca el PP a modo de “que quede claro que cumplimos nuestras
promesas electorales” para su derecha más recalcitrante, el líder de la otrora
izquierda más pujante, va y se confunde. Estaría pensando en ofrecer su mejor
perfil a todas esas cámaras para las que últimamente no hace más que sonreír, y
así ha quedado: “retratado”.
Se suele decir que “el mejor
escribano hace un borrón”, lo que ocurre también es que el Señor Pedro
Sánchez tampoco tiene tanta labor que hacer, y además desde hace muchos años
existen los ordenadores, y los “ordenados” (secretarios de no sé qué,
ayudantes, adláteres), con lo cual el “borrón” es más difícil.
Los mal pensados, o los
realistas entre los que este vecino del mundo se considera, pagaría lo que no
tiene, por ver por un agujerito a una Susana Díaz, partiéndose de risa,
mientras piensa que a su “presi” no hace falta que nadie le haga la cama en su
partido, él solito se la hace.
Y mientras, el españolito de
a pie se pregunta que si al altamente preparado Pedro Sánchez le tocara lidiar
con una crisis de los misiles, que por otra parte no tenemos, a modo de un John
Fitzgerald Kennedy contra unos cubanos cabreados, o al revés, unos americanos
cabreados…vaya usted a saber cómo hubiera acabado nuestra historia.
A este
vecino del mundo lo primero que le viene a la cabeza es esa famosa escena del film de Kubrick, del
mono cabreado rompiendo unos huesos, solo que en este caso no iba a dar tiempo
a que ningún hueso se convirtiera en nave espacial, sino que podrían ser
nuestros huesos descansando en paz.
También vienen a la mente otras
escenas, que visto lo visto con el lío que se ha hecho con una simple votación
y con apretar un botón, pueden cambiar ahora de significado. Y es que hace unos
meses el mismo Señor Sánchez, protagonizó un capítulo de un programa de
televisión con el mismísimo aventurero Jesús Calleja, y todavía recordamos la
cara de preocupación de la esposa del líder socialista al ver a su marido a
setenta metros de altura encima de un aerogenerador. Entonces este vecino sólo
veía el amor de una esposa, ahora al volver a ver ese rostro nervioso nos
podemos imaginar que ella está pensando “si supierais como yo sé, lo patoso que
es mi marido, no le subiríais tan alto”.
Y es lo que tiene el
exponerse a tantos medios de comunicación, que todas las imágenes existentes se
pueden prestar a posteriori a muy diversas interpretaciones, dependiendo de la
información que en un momento dado se tenga. Por eso el Señor Rajoy no aparece
casi nunca, y si lo hace, detrás de un plasma, y como en las buenas películas,
tras el montaje del director.
Al final, se demuestra una
vez más que es verdad eso de que más sabe el diablo por viejo, que por diablo…