Hoy
se hace eco la prensa de lo “selecto” que se ha vuelto el
empresariado, pidiendo el oro y el moro como requisitos para sus
futuribles (mezcla de futuro y factible) empleados. Propuestas como
la de ingenieros dispuestos a establecerse en Egipto por seis mil
euros anuales brutos es lo que le espera a aquel que siguiendo el
pensamiento general estudió una carrera para ser un hombre, o mujer,
de provecho.
Sin
embargo, lo que ha llegado al corazón de este vecino del mundo es lo
que pudo comprobar ayer en su cuenta de facebook.
Entre
las personas que tiene agregadas, está la
escritora Lucía Etxebarria, quien ayer pedía a sus seguidores que
leyeran su artículo en un periódico, daba el nombre y el link, en
el que ella colabora, y que aportaran un comentario, “pues mi
trabajo depende de que el señor director sepa que, efectivamente, me
leen”.
Si
la Señora Etxebarria necesita demostrar que la gente le lee,
indefectiblemente éste es un país de locos, en el que a este vecino
del mundo le gustaría convertirse en un “drone” (pequeño avión
teledirigido), el mismo que ayer se posó delante de los mismos
morros de la Merkel mientras estaba en un mitin. Me imagino que sería para fotografiarle las barbas, digo yo, porque sino no es
comprensible acercarse tanto.Y es que parece increíble el morro que
le echan muchos a la vida, y solo viéndolo en directo, con la cámara
del “drone”, es creíble.
Éste que escribe desde su atalaya, se acaba de dar cuenta que
tiene alma de drone, ya que es cotilla por naturaleza, y quizás eso
es lo único que, por ahora al menos, no paga impuestos en este país:
el mirar. Lo que no se han dado cuenta las autoridades pertinentes,
es que el que mira, normalmente ve, e incluso aprende, y al final a
este vecino, y a todos los vecinos de este país, les ocurre como a
los toros, que solo se nos puede torear una sola vez, porque luego
aprendemos. ¡Y vaya que si lo hacemos!
*FOTO: DE LA RED