Este vecino del mundo acaba de leer las resoluciones de un estudio efectuado por la
Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDSN por sus siglas en
inglés) de Naciones Unidas, bajo el auspicio de su secretario general, Ban Ki
Moon. Expertos en economía, psicología, estadística y análisis han colaborado
en la investigación.
Según el citado informe, la imagen que teníamos hasta
ahora del posible Edén, con ecosistema tropical, y casi desnudos, se va al
garete, ya que la lista con los países donde la población es más feliz está
encabezada por Dinamarca, Noruega, Suiza, Países Bajos y Suecia. Las variables
que se han tenido en cuenta son: el PIB
per cápita real, la esperanza de vida sana, tener alguien con quién contar, la
libertad percibida a la hora de tomar decisiones en la vida, la de corrupción y
la generosidad. Se ha incluido, en el citado estudio, a 150 países, dentro de los cuales España ocupa la posición 38, cerrando
la lista Togo - en el último puesto-, Benín, República Centroafricana, Burundi
y Ruanda.
Escrutando la
lista de países “más felices”, está claro que lo de Suiza es comprensible,
por la cantidad de millones que se guardan en sus entrañas, y tener el “calcetín”
bien lleno, aunque no sea tuyo, siempre es una buena razón para al menos esbozar
una sonrisa. Sin embargo, al resto de países prácticamente les une una
característica similar a todos ellos, y
es el frío y las pocas horas de luz natural durante la mayoría del año, lo cual
se supone que les hace unir sus lazos familiares, y compartir muchas horas
juntos. Es curioso también el comprobar que unos cuantos países de esos,
sobresalen ahora también por su novela negra, con lo cual se deduce que lo
pueden hacer para dar rienda suelta a
sus instintos más primarios, sin hacer daño a nadie, y además rentabilizándolo
al máximo.
El mismo informe resalta cómo la felicidad en la
población tiene consecuencias positivas en el desarrollo de los países. "La
gente feliz vive más tiempo, es más productiva, gana más y son mejores
ciudadanos", sostiene el citado documento, por lo que "el
bienestar debería desarrollarse tanto por su propio bien como por sus efectos
colaterales".
Sería conveniente que esos lumbreras que se fijan en
lo que hacen otros países, para “putearnos” un día sí y el otro también con “filosofías
ajenas”, tomen nota para aplicar esta doctrina en el cortijo hispano,
porque hay que distinguir entre la
felicidad social que por ahora en España es algo más lejano que la utopía, con
la felicidad
del bolsillo del empresariado y políticos hispanos, que no les debe ir
mal porque nadie quiere dimitir de su puesto.
Antes de terminar, conviene resaltar el hecho de que es muy significativo que
Alemania, de la que se sigue toda su doctrina a pies juntillas, no está
en esos primeros puestos de felicidad. No es de extrañar, si el gesto de su
máxima mandataria, Angela Merkel, es el indicativo del estado de sus
reprensentados: cabreados todo el día. Y es que, a lo mejor, solo a lo mejor, nos
estamos equivocando en el ejemplo a imitar, si tenemos en cuenta el presunto mapa
de la felicidad, y si es eso lo que en realidad estamos buscando.*FOTO: DE LA RED