Esta noche pasada durante el partido de vuelta de la
Final de la Supercopa, entre el Atlético de Madrid y el Real Madrid, ha
ocurrido un fenómeno curioso y muy definitorio de la sociedad española actual.
Para estas horas ya todo el mundo sabe que en la primera
parte del partido, Cholo Simeone, entrenador del Atlético de Madrid fue
expulsado, primero directamente a los vestuarios, y más tarde siguió el partido
entre el público que estaba detrás de su banquillo.
Y a partir de ese momento las redes sociales, twitter en
concreto, se disparó, y ya fue por su cuenta, y este vecino añadiría más, “por
su cuenta y riesgo” alejada de lo que es el fútbol mismo.
A la hora de comenzar este post, primera hora de la mañana, llevaba más de siete
horas como “trending topic”, o uno de los temas del día, “ladedetrasdeSimone”.
Lo bueno, y lo
malo, naturalmente, es que en momentos así, definimos cómo somos.
Desde comentarios netamente machistas, y claro está que
no reproduzco los más fuertes, como “mujer y le gusta ir al fútbol”,
hasta otros que utilizaban este trending topic para hacer una crítica, mordaz o
no, de la actualidad más inmediata, con relación a las desafortunadas y muy
machistas, una vez más, y van innumerables, declaraciones del alcalde de Valladolid, “Sois
de los que no os montaríais con ella en un ascensor por si se suelta el
sujetador, ¿no?”.
También había opiniones que en cierta manera conectaban,
quizás no en las formas, pero sí en el fondo, con la manera de pensar de este
vecino, “Vas a ver un partido y acabas siendo TT porque miles de garrulos
asquerosos consideran que tienen derecho a hablar de ti”.
Y entonces este vecino se acordó de lo que ya en su día
le ocurrió a una joven belga por acudir a un partido de la selección de su
país, durante la reciente Copa del Mundo celebrada el pasado Julio en Brasil, y
de la que este vecino también comentó (http://patxipe.blogspot.com.es/2014/07/la-bella-y-la-bestia-en-version-belga.html).
Este vecino del mundo se plantea si todo ésto no es, en
cierta manera, una intromisión en la privacidad de esa persona, que solo ha ido
a ver un partido de fútbol, y ahora ya
es una gran conocida/desconocida del público, y todo lo que eso pueda implicar,
para una persona, que a priori, no está preparada para una popularidad
sobrevenida.
Viendo lo ocurrido, este vecino solo tiene un deseo y un
pensamiento.
Deseo que esa mujer no haya tenido que mentir para ir a ver ese partido, porque entonces tendría, posiblemente, otro problema más, o cuando menos alguna explicación que dar.
Deseo que esa mujer no haya tenido que mentir para ir a ver ese partido, porque entonces tendría, posiblemente, otro problema más, o cuando menos alguna explicación que dar.
Y el pensamiento es sobre el poder que puede tener una
imagen, que a esta persona le ha hecho
conocida, en menos de veinticuatro horas, y que otra foto, hace unos días, ha
eximido a cinco jóvenes de una demanda por presunta violación en Málaga, al existir una instantánea
de las horas previas en la que los jóvenes estaban en compañía de la demandante.
Aún sin saber todos los datos, este vecino quiere apuntar que durante esas horas posteriores, y hablando en general, pudieron pasar muchas cosas, y que hasta en el último segundo una persona puede cambiar de opinión, y la otra, las otras en este caso, le tienen que respetar. Lo que sí sobraba, al menos en opinión de este vecino, es todas esas alharacas y expresiones de alegría a la salida de los juzgados por parte de los jóvenes y sus conocidos, porque el hecho en sí, es y será bien triste.
Si siempre ha habido en España un olor a machismo, aunque presuntamente se hayan abierto puertas y ventanas democráticas, este verano el olor a machismo, entre unos y otros, apesta.
*FOTO: DE LA RED
Aún sin saber todos los datos, este vecino quiere apuntar que durante esas horas posteriores, y hablando en general, pudieron pasar muchas cosas, y que hasta en el último segundo una persona puede cambiar de opinión, y la otra, las otras en este caso, le tienen que respetar. Lo que sí sobraba, al menos en opinión de este vecino, es todas esas alharacas y expresiones de alegría a la salida de los juzgados por parte de los jóvenes y sus conocidos, porque el hecho en sí, es y será bien triste.
Si siempre ha habido en España un olor a machismo, aunque presuntamente se hayan abierto puertas y ventanas democráticas, este verano el olor a machismo, entre unos y otros, apesta.
*FOTO: DE LA RED