Uno presume, si es que se puede presumir de eso,
de estar bien informado. Sin embargo, ayer en el informativo de las nueve de la
noche me enteré, de que era la noche en que la mayoría de los trabajadores, organizaban la cena de Navidad con los compañeros.
Uno en ese tipo de cosas, por circunstancias de la
vida, ya está un poco fuera de juego, pero ha de confesar que ignoraba que para
eso hubiera un día determinado.
Personalmente este vecino está hasta el gorro, por
no decir cosas peores, de que esta sociedad consumista al máximo te intente
organizar prácticamente toda la vida.
En primer lugar, ser trabajador ya se ha
convertido en un privilegio en sí mismo, y junto con sus allegados del trabajo
organizará, si organiza, lo que le parezca propio. Porque hace ya muchos años,
este vecino personalmente no ha tenido o la suerte o el disgusto de haberlo
conocido, dejó de ser motivo para esa cena, que el jefe o la empresa invitaran.
Ahora, si se diera el caso de que una empresa, que
todavía las habrá, organiza a gastos pagados,
un ágape, quien más quien menos vigilaría en su entorno por si hubiera
micrófonos ocultos para intentar sacar información de sus opiniones con
respecto a aquellos que te han invitado.
Antes, salvo días señalados, solo
existía como día extra el día de San Valentín, y eso para aquel que estaba
implicado en las artes amatorias. Cualquier día, miraremos al calendario y nos
enteraremos de que se ha instaurado el San Porquesí, o también
llamado el patrón del porque me da la gana, y ya nos habremos cargado
todo momento de improvisación y de libre albedrío.
Por cierto, y ya para terminar y sin ánimo de dar
envidia, o incluso con ese objetivo, que nunca se sabe, este vecino dentro de
unas horas estará degustando unas fabulosas, espera fervientemente, alubias
de Tolosa, en compañía de personas que nos hemos conocido por
participar en otro blog, y requisito indispensable, porque nos ha dado la gana que,
por cierto, nos suele dar cada vez más frecuentemente, y eso siempre es buena
señal. Espero que no se me olvide llevar el frasco para guardar mis lágrimas de
felicidad que derrame como deleite de semejante manjar.
*FOTO: DE LA RED