Al final me he tenido que levantar. Y no porque no
tenía más sueño, sino porque un grupo de pingüinos se han puesto juguetones, y
ya era imposible conciliar el sueño. ¡Menudo frío!
No sé si a vosotros os pasará como a este vecino,
pero parece que veo todo, como en los cincuenta y sesenta en la pantalla, en
blanco y negro. Y la verdad es que así se pasa menos envidia, porque, por
ejemplo, hasta el jamón de jabugo parece menos apetitoso en su versión bicolor.
En realidad, con eso de los recortes y del célebre
“con
la que está cayendo”, cada vez hay menos opciones en todo para elegir. En
la política, tan simple como que, o estás con el gobierno, o en contra de él, y lo políticamente correcto.
He observado al mirar por la ventana que, como por
arte de birlibirloque, ya están colgados los adornos navideños que el
ayuntamiento coloca todos los años, y cada vez con más metros de distancia
entre unos y otros.
Día de mucho viento, y por lo tanto los citados
adornos se agitan sin descanso, como haciendo ver que otro año más están con
nosotros, y que el día que menos pensemos seremos invadidos por ese espíritu
navideño, que en muchos casos solo se limita a comprar compulsivamente.
Eso de los adornos está bien, porque por la
mañana, al salir de casa te van a recordar los días en los que te encuentras, y
que tienes que ser un poco más educado con ese vecino al que no tragas,
sencillamente porque él tampoco te traga a ti.
De todas maneras, en épocas de crisis más que
hacer la guerra por tu cuenta, te apetece ayudar al de al lado, o incluso al
que está un poco más alejado de ti. Sin embargo, lo que no es de ley es hacer
un espectáculo de la generosidad, y ya hay algún programa, para más inri de la
televisión estatal, en el que se hace espectáculo de la pobreza, poniendo nombres,
apellidos y primeros planos.
Este vecino cada vez se acuerda más del “Ustedes
son formidables” radiofónico, en el que por unas horas te olvidabas de
lo pobre que eras al ayudar a otros que lo eran más que tú. Y por unos minutos,
incluso, te mirabas en el espejo para verte la aureola de santo mientras se
adivinaba una leve sonrisa de orgullo en tu rostro.
Y mientras, ayer observaba en un programa de
televisión, de esos que se asemejan a corrala de barrio con ínfulas de
tertulia, que se reían de lo malo que era el anuncio de la lotería de navidad
de este año, e incluso intentaban imitar el gesto de Raphael, al final del
citado anuncio, mientras nos lanza unas notas que nos recuerdan a los niños de
San Ildefonso. Y no se daban cuenta, de que una de las premisas de la publicidad
es, no pasar desapercibidos en su campaña, y en el citado programa, al hablar durante tanto tiempo, estaban
demostrando claramente, que el objetivo había sido más que cumplido.*FOTO: DE LA RED