Nunca me había pasado. Desear esperar veinticuatro horas
para saber si me ha gustado una película no me había ocurrido.
Al ser un gran seguidor de la llamada, trilogía del Baztán, al verla hecha película, y aunque no se aleja de la historia, he necesitado un cierto reposo de sensaciones, para más tarde no arrepentirme por primero decir algo, y luego cambiar de opinión…
Al ser un gran seguidor de la llamada, trilogía del Baztán, al verla hecha película, y aunque no se aleja de la historia, he necesitado un cierto reposo de sensaciones, para más tarde no arrepentirme por primero decir algo, y luego cambiar de opinión…
El problema es que ahora cuando ya he decidido mi postura, me encuentro que hay otro llamamiento, el primero fue con Trueba, para hacer
boicot a esta película: “El guardián invisible”, porque al parecer una de sus
actrices, Miren Gaztañaga, en algún programa de la televisión vasca, ha tachado
a los españoles como “catetos y atrasados". Y no quiero que mi opinión parezca
algo así como llamamiento a favor de este boicot, o de todo lo contrario.
Para que nos entendamos:
Si la película fuera una
partitura, este vecino del mundo diría, que la ejecución y técnica han sido
perfectas, pero que le falta mucho de sentimiento.
Está más cerca de alguien contándote la historia (muy bien escrita por una Dolores Redondo en estado de gracia) fríamente
para no perderse ningún detalle fundamental, que de las imágenes se desprendan
sentimientos, aunque fueran encontrados.
¿La película ha debido de costar mucho dinero? Nadie lo duda, y con un "casting" excelente. ¿Que, incluso, desde su puesta en escena está claramente pensada para la exportación (no hay que olvidar que las tres novelas se han traducido a treinta idiomas)? Es más que evidente.
¿La película ha debido de costar mucho dinero? Nadie lo duda, y con un "casting" excelente. ¿Que, incluso, desde su puesta en escena está claramente pensada para la exportación (no hay que olvidar que las tres novelas se han traducido a treinta idiomas)? Es más que evidente.
Este vecino del mundo tuvo la suerte de ver la película
en el Max Ocio, de Barakaldo (Vizcaya). Al decir suerte, quiere decir que en la
cinta vista allí, se pueden apreciar los tres idiomas que forman parte de la
historia, español, inglés, y euskera, los dos últimos mediante subtítulos. Pero
a este vecino del mundo le consta, por haberlo oído en la radio, que el
periodista en cuestión había visto otra versión, en el que, uno de los personajes
americano (¡Ojo! Hay dos), muy importante en la novela, había sido doblado por
la misma voz que se emplea para Samuel L. Jackson.
Gracias, por poderla ver con los tres idiomas, sino todo
el esfuerzo de la producción hubiera quedado “plano”. Lo cual ya le ocurrió al vecino en
su momento (http://patxipe.blogspot.com.es/2014/04/nueva-york-y-pata-negra-estas-alturas.html), y en los mismo cines, con una película
española rodada en Estados Unidos, que sabiendo que había copias con los dos
idiomas, y subtítulos correspondientes, “le tocó” la versión plana.
Vaya por delante, que este vecino del mundo, aunque nadie
lo haya confirmado y forme parte, pudiera ser, de un secreto de producción,
está convencido de que toda la historia, los tres libros/películas, se han
rodado a la vez, porque cuando menos va a salir más barata la producción, y
además, más tarde pudiera surgir algún problema, y no se pudiera reunir el
mismo equipo. Como que tampoco actores tan intensos como Francesc Orella haya
dejado su interpretación”aparcada” para dentro de un año, no tendría sentido.
En realidad, esperaba un homenaje a los bosques, al verde,
aunque fuera en sus tonos más oscuros, que sirviera, incluso, para hacer un anuncio publicitario a nivel mundial, aprovechando la película. Pero, teniendo en cuenta que la película prácticamente en más de un setenta y cinco por ciento, en un virtual blanco y negro, eso sí, excepcional, si de algo sirviera las imágenes
rodadas es para hacer un buen anuncio de coches por las carreteras navarras,
con planos en picado, casi imposibles.
Aunque leyendo las novelas, nunca me hubiera imaginado a
una Marta Etura, su interpretación es ajustada, y para los que tuvieran dudas
sobre sus capacidades actorales, deja su interpretación a un gran nivel.
El
problema de hacer una trilogía, es que en este caso, todos los sentimientos,
sugerencias, dudas… quedan aparcadas durante un tiempo, y tampoco se resolverán
con la segunda entrega. Lo cual no quiere decir que cada entrega no tenga su
asesino, o asesinos. Pero la vista global siempre quedará aparcada hasta el
final de la última entrega, a modo de coitus interruptus.
Tanto el guion, Luiso Berdejo (sobre la novela de Dolores Redondo), y dirección, Fernando
González Molina, son más que eficaces. Mención aparte merece la banda sonora de
un Fernando Velázquez, en estado de gracia, que aunque no compone ninguna
melodía que la gente pueda salir del cine tarareando, si llena las imágenes,
con una mezcla de añoranza, misterio e inquietud, en definitiva, ecos de un paisaje y de unos hechos.
Personalmente, al estar lleno del espíritu de la novela, la película
le ha parecido a este vecino, de un mucho “mecánica”, sin alma, sin ese espíritu de brujas y antigüedad que se le presupone a la historia; pero debe de funcionar, porque
los 129 minutos de metraje se han pasado en un “quítame este muerto de
encima”, es decir, rápido. Sin embargo, no deja de ser un "thriller a plazos", y los plazos a la larga siempre salen más caros...
Para los que dicen que la película recuerda al "Silencio de los corderos", no será este vecino el que discuta con ellos porque hay crímenes, un asesino, y una mujer polícía. Lo demás, son cuestión de opiniones.
Para los que dicen que la película recuerda al "Silencio de los corderos", no será este vecino el que discuta con ellos porque hay crímenes, un asesino, y una mujer polícía. Lo demás, son cuestión de opiniones.
Otra cosa ya es, el intento de boicot, que por de
pronto, faltan a la verdad al decir que Miren Gaztañaga es una de las protagonistas.
En porcentajes, su aportación en cuanto a tiempo, no llegaría ni de lejos, al uno por ciento
del total. Otra cosa es que sus imágenes sean imprescindibles para la trama.
De todas maneras, si seguimos así, llegará un momento en
que toda persona implicada en un proyecto cinematográfico, tendrá que firmar un
contrato de que no podrá decir nada de nada, sobre nada, o sobre todo, ni antes ni después del rodaje. Y
a eso, en mi pueblo, y en el vuestro, se le llama “censura”.
¿Quién está interesado en que los artistas no hablen?
*FOTO: DE LA RED