Esta mañana estaba oyendo la
comparecencia del Ministro del Interior, Fernández Díaz sobre la reunión mantenida en el ministerio con Rodrigo Rato, una
vez que ya tenía varios cargos en su contra, cuando sus declaraciones me han recordado un
verbo muy poco utilizado últimamente: “cantinflear”.
El diccionario de la Real
Academia Española asegura que en Cuba y México “cantinflear” significa “Hablar
de forma disparatada e incongruente y sin decir nada”. “Actuar
de la misma manera”. Y eso es precisamente, no sé si ha sido el
objetivo, pero sí el resultado de lo dicho en la comparecencia del ministro
esta mañana. No se sabía si subía o bajaba, y lo triste es que puede ser que fuera el efecto buscado.
Este vecino del mundo
durante la exposición de la defensa por parte del ministro, ha echado de menos
esa razón que los “populares” esgrimen un día sí y el otro también, que es que a
ellos, hagan lo que hagan, les respaldan once millones de votos.
Siguiendo con el verbo
cantinflear, conviene recordar también una de las películas de Don Mario Moreno Reyes, “Ahí está
el detalle”, y uno de esos detalles puede ser la foto en la que se ve a
Rodrigo Rato, como si nada hubiera pasado, tras un buen baño, en un barco
mostrando prácticamente sus vergüenzas traseras, que naturalmente no le deben de
preocupar, como al parecer tampoco le importa esa gente, la mayoría ancianos, perjudicados
por las llamadas “preferentes”.
El problema de este gobierno
es que el tiempo pone a cada uno en su lugar, y ellos ahora se pasan más tiempo
dando explicaciones sobre momentos y casos inexplicables que atendiendo, en
teoría, las necesidades de este país.
Si exista la figura del “ídolo de barro”, el ídolo, al menos para el Partido Popular fue, o
así nos lo intentaron vender, un Rodrigo Rato, que nos lo mostraban como el
primero de la clase, y en realidad de la clase solo le queda ese ramalazo
clasista, que incluso en momentos bajos le hace elevarse de los demás, tanto
como para llamar al Ministro del Interior y contarle sus cuitas, y lo peor no
es su postura, sino que el Señor Ministro le recibiera a las primeras de
cambio, según lo desvelado hoy, para quejarse de esos centenares de tweets amenazantes.
Este vecino del mundo ya
sabe que es impresentable lo de los tweets amenazantes, pero si al Señor Rato,
al menos aparentemente, no le importan las opiniones ni el comportamiento de
los “preferentistas”, ni molestar al ministro para preocuparle al respecto,
tampoco parece de recibo “molestar” a todo un ministro del interior por un problema
particular, sabiendo además que este ministro va a quedar, a partir de ese
momento, “tocado” a la vista de los demás partidos, o quizás era precisamente lo
que pudiera pretender. Lo dicho, ahí está el detalle, dejar a todo un ministro,
y quizás a todo un gobierno, “cantinfleando”. Y conviene recordar, que mientras
Cantinflas hablaba diciendo una cosa y su contraria, sus pantalones tendían a
bajarse.
Como hemos dicho más arriba,
el tiempo siempre pone a cada uno en su sitio, y es posible que en un gobierno
en el que no se conjuga el verbo de la tercera declinación, “dimitir”, puede
llegar el momento en el que se les caiga los pantalones de la autosuficiencia y
el orgullo que les impide preocuparse por los verdaderos problemas de la gente.
Por cierto, este vecino del mundo ya se imagina en el despacho del ministro del interior un dispensador de números, como en las pescaderías, para coger la vez. Habrá cola, la misma que seguirá trayendo este asunto.
*FOTO: DE LA RED