Me levanto a primera hora de
la mañana con la bandera blanca de la inocencia enarbolada en lo más alto de mi
mástil moral, y tras encender el ordenador para ver lo que me ofrece el día
desde el punto de vista informativo, la primera imagen que he visto en el primer
periódico digital no es que me agreda, sino que deja a este vecino del mundo
k.o.
Abstraeros de todo y no tengáis en cuenta que sois españoles, el que lo sea, ni las identidades
de los que están en la foto que acompaña a este post de hoy. Os encontráis dentro
de una especie de paréntesis de identidades, ni sois quienes sois ni sabéis lo
que sabéis: ¿Qué os trasmite la foto que acompaña a este post?
No sé por qué pero inmediatamente
este vecino del mundo ha pensado que se trataba de un fotograma de una comedia
francesa. Quizás por ese parecido del Señor Wert con un Louis de Funès un poco
más estilizado. He inmediatamente, y por el gesto, entre admiración y asombro le
he visto muy en su papel de gendarme de Saint-Tropez, esta vez de incógnito,
sin su uniforme, y he creído, lleno de malicia, que instantes después de esta
foto, detendría a la persona que le acompañaba.
Si hubiera que poner un pie
de foto, el de este vecino del mundo sería: “A mí que me registren”.
Lo triste del caso, porque
de gracioso no tiene nada, es que se trata de una comparecencia ante los medios
de comunicación, ayer mismo, y es la cara que pone el Señor Rajoy ante la
pregunta sobre los cambios que supuestamente iba a hacer en el gobierno, y que
todos los indicios, inducidos por él mismo, apuntaban a que se iban a realizar
ese mismo día.
Si algo necesita este país
es un aire de seguridad, y esta instantánea en cambio, puede sugerir de todo
menos optimismo.
Sinceramente, lo primero que
he pensado tras ver la foto de marras, que dicho sea de paso no le hace ningún
favor al Señor Rajoy, es que habría que resetear este país, y como si de un
ordenador se tratara partir de cero. Es lo primero que puedes pensar cuando
apenas unos minutos antes todavía navegabas entre los sueños y la realidad.
Pero tenemos lo que tenemos.
Señor Rajoy, ponga a quien
ponga, si pone, en lo que a caras nuevas se refiere, su actitud de trilero de
ayer no ayuda mucho. Ahora hace falta seguridad en lo que se hace, y la única
seguridad que se infunde de lo que el españolito de a pie ve y puede deducir es
que su “globo” puede explotar en cualquier momento, con la que tiene montada en
su partido.
Desde la misma noche
electoral del 24 de Mayo usted ha pasado de que “todo va a seguir igual” a “me
lo pensaré” y más tarde a “habrá cambios”. Y para más inri ahora la mismísima
Asociación Nacional de Perfumería y
Cosmética se queja de que el gobierno
está hablando de “cambios cosméticos”, y eso naturalmente no viene bien a su
negociado.
A lo mejor, y después de
todo, lo del parecido de la foto con una comedia francesa no estaba muy desencaminada.
Aunque, quizás, y puntualizando, le venga mejor el término “tragicomedia”.
*FOTO: DE LA RED