Algunas veces te levantas y te sientes como el
protagonista de la película “Atrapado
en el tiempo”, que muchos de vosotros, en realidad, la conoceréis como “El
día de la marmota”. Lo que he leído hoy, Luis del Olmo se retira, ya lo leí
hace más de diez años.
¡Ver para creer!
Entre los gestos que caracterizan a una persona inteligente, es
saber cuándo se debe de dejar una profesión, y ésto precisamente no es
un rasgo del Señor Del Olmo, quien lleva retirándose unos cuantos años, y al final
le van a retirar por aburrimiento, porque lejos está aquella figura que
representaba el buen hacer de una profesión, y se le llenaba la boca de dar
oportunidades a las nuevas generaciones, aquellas a las que niega con su
actitud de que "me voy pero vuelvo", su puesto
de trabajo.
Desde hace unos años el Señor Del Olmo hace su programa
más largo en horas, y más cortas sus comparecencias, por aquello de intentar reflejar, en el famoso “share”, la cantidad de gente que le
escucha.
A este vecino del mundo se le ocurre que se debería de
hacer un estudio sobre el porcentaje de intentos de suicidio, tanto por
ahorcamiento como por corte de venas varias, por parte de la gente que le escuchaba.
Y es que el gran error de muchos periodistas-locutores-analistas es convertir
su micrófono en un púlpito desde el que quieren convertir a sus oyentes.
Lo mismo le está ocurriendo a Carlos Herrera, con momentos en que incendia las
ondas con su vehemencia. En cualquier momento corre el riesgo de ser detenido
por pirómano. Son muchos los veranos, estando de vacaciones en Torrevieja, en
que al enterarme de algún incendio en el monte, siempre me imagino que ha
pasado el Señor Herrera por ese lugar mientras llevaba el micrófono pegado a su
boca, y las venas de su cuello a punto de reventar.
Desde el punto de vista de este vecino del mundo, Iñaki
Gabilondo, Don Iñaki Gabilondo, sería el prototipo de periodista-locutor-analista,
que se pone al servicio de la noticia, sin exacerbarse en el tono ni en su presión
arterial, pero siendo perspicaz y sagaz en sus pensamientos. Y él sí que lo
está dejando poco a poco, aunque su empresa se opone a ello, para que sus
seguidores se vayan acostumbrando a verlo cada vez menos.
Lo importante en este caso, y es curioso tratándose de un
comunicador,
no son las palabras, sino los hechos, y parece que al Señor Del Olmo, a pesar
de los años, con tantas idas y venidas, eso se le ha olvidado.
*CARICATURA: DE LA RED