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domingo, 21 de abril de 2019

TAN ABURRIDO COMO PARA IMAGINAR...



Siempre parte este vecino del mundo de que “no hay nada nuevo bajo el sol” y que si a ti en algún momento se te ha ocurrido alguna idea gloriosa, o de bombero, seguro que alguien antes ya estuvo en ese mismo pódium colocándose la medallita, y que además, en ese momento se la merecía también.

Esta madrugada, porque las cinco no son horas para que comience una mañana de desayuno con casi-mantel, y al despertarme observando unas fotos familiares enmarcadas, y reposando en la misma estantería en la que a la postre reina el televisor de pantalla plana, me he despertado a traición, como me dormí,  y reflexionando sobre las puñeteras fotos, ya que a tan temprana hora me seguían sonriendo como si fueran la primera vez,  y no hubieran pasado muchas cosas en nuestras vidas…

Y entonces ha sido el momento, cuando este vecino del mundo se ha imaginado algo que seguro mucha gente antes ya habrá estado en la misma situación de aburrimiento pleno que te induce a la abstracción más absoluta.

¿Para cuándo unas fotos que se actualicen al estado real de una relación? Es decir, si actualmente las personas fotografiadas, por múltiples y variadas razones no gozan, diríamos, que de un estatus esplendoroso en la unidad familiar, aunque seguro que ocurre lo mismo del otro lado, por qué mediante  una especie de fórmula matemática o lo que sea, no se puede conseguir que varíe el ángulo de visión, y digamos que por ejemplo, hasta que pase, si pasa, la tormenta de sentimientos no se les puede poner, en una especie de castigo cum-laude, contra la pared, y lo que veas en la fotografía sea ahora su espalda?

Sería una medida brillante y justa con cada momento, y nos ahorraría en la familia más de una situación como “¿Todavía tienes “eso” ahí? ¡Jesús! Ya va siendo hora de que espabiléis. Que nunca os han querido…”. Con lo que en realidad te están gritando más que insinuando que ellos para ahora ya hubieran puesto remedio a esta situación…

Con las fotos y sus recuerdos, como con la cultura, cuadros, películas, novelas, cuentos infantiles…siempre hay que tener manga ancha, y respetar lo que representaban en cada momento. No vaya a ocurrir que cualquier día nos pongan en la tele una película en la que a un sediento y estresado Humphrey Bogart se le complica más la resolución de un caso, porque alguien ha querido que las prohibiciones de la época en la que trata esa película copie la realidad de la que los espectadores están huyendo…

No debe de haber nada más pornográfico que unos personajes abstemios encarnados por John Wayne, Lee Marvin y Ernest Borgnine, y que la dama de la historia, una improbable Marilyn Monroe, se levante todos los días para ir a misa de diez.

*FOTO: DE LA RED



lunes, 8 de febrero de 2016

DUELO DE TITIRITEROS, O LA TRADUCCIÓN DE UNA CANCIÓN INFANTIL



¡No puedo más! He estado todo el fin de semana acordándome de esa canción popular que muchos niños, de los nacidos a finales de los cincuenta, cantábamos cuando salíamos de excursión, la de “Vamos a contar mentiras”, y ha llegado el momento de explotar…


Siempre me atrajo la canción por lo transgresora y rompedora, al menos me lo parecía desde mi mirada, entonces, infantil. Era una especie de poner el mundo al revés. Quizás tenía mucho de “Alicia en el país de las maravillas”, cuando no conocía ni a Alicia, y el mundo, además, a mis cinco o seis años, con todo por descubrir, era una pura maravilla.



Pero quizás el punto álgido de la canción, me lo parecía a mí entonces, era ese momento de


...Por el mar corren las liebres
Por el mar corren las liebres
Por el monte las sardinas tralará...



Y, ahora (más vale tarde que nunca), he visto claro que esta canción es una especie de crónica, por desgracia, de nuestra España actual.


Una España donde siendo corrupto, político o no, puedes caminar por la calle; y los titiriteros, en el fondo y en la superficie actores y artistas, pueden ir directamente a la cárcel, como ha ocurrido este fin de semana en Madrid, Villa y Corte, y la llave tirarla al mar  para ser custodiada por las liebres de la canción, sin que nadie parpadee. 


¿Que la obra, la citada obra, de la que todos hablan hoy, y que muy pocos han visto, lo cual no es óbice,  no era para niños? Totalmente de acuerdo. 
¿Que no era un lugar, hora, ni momento para el citado contenido? Otra vez, totalmente de acuerdo.


Pero, señores, que dos actores, que es lo que son, al fin y al cabo, estos titiriteros, están en la cárcel, en una España, que para sorprender desde el punto de vista picaresco te las tienes que ver y desear, es un auténtico sinsentido.


En un país donde las obras de palacio van despacio y que cuanto más robas, más tiempo tardan en juzgarte, por una obra de teatro, que en el fondo es lo que es, primero, te meten en la cárcel y, luego, ya veremos.


Que se depuren todo tipo de responsabilidades, porque por de pronto hay una obra que no debía de haber sido representada a la hora en que lo fue, ni para el público al que se ofrecía. Alguien cerró un contrato para, cuando menos, un momento inadecuado, pero creo, sinceramente, que los titiriteros en la cárcel es como los cristianos ante los leones, una parte más del circo, "customizado", eso sí, e inmenso en el que estamos.


Evidentemente, alguien, algún empleado o técnico del Ayuntamiento de Madrid debe dimitir o ser cesado, pero más de uno de los que se están rasgando las vestiduras, y que ahora están en la oposición, en Madrid, ya solo pensando  en el triste caso "Madrid Arena", en el que fallecieron cinco jóvenes, tienen más cara que espalda.  Y los que "no sabían, no opinaban, no hablaban" en ese momento, ahora están tirando opiniones como piedras.


Y es que quizás fueran más permisivos entonces, porque a la postre se trataba de un negocio, que iba a generar mucho dinero, y fácil, y se supone, que negro además en su gran mayoría, y ahora  lo que se movía eran ideas, ideas quizás equivocadas para muchos, pero ya se sabe que a las ideas las carga el diablo, y si además ese diablo viene del infierno de la "Cultura", doblemente diablo.


De todas maneras, y muy en el fondo, ésto también se trata de un duelo de títeres, unos, los de andar por casa, están ahora en la cárcel, y otros, más sofisticados, quieren seguir dirigiendo los hilos, los nuestros, desde la oscuridad del anonimato, mientras nos aseguran, que por el mar corren las liebres y por el monte las sardinas, o lo que es lo mismo que decir, que siempre se hace lo que el pueblo quiere.  ¡Hay que joderse!


*FOTO: DE LA RED