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jueves, 10 de noviembre de 2016

DE LAS MUSAS AL TEATRO DE LA VIDA...



He recibido varios mensajes de preocupación al no editar ayer un nuevo post…


Realmente no me ocurrió nada, porque no sentía, no coordinaba, no regía. Fue una especie de estado catatónico en plan honoris causa, que aunque estaba…, no estaba. Si ayer me hubiera disfrazado de faquir y me ponen en una de esas camas de clavos con un elefante en mi estómago, para dar por seguro de que mi contacto con los clavos era extremo, no hubiera salido ni una gota de sangre.


Y es que tras los comicios, tengo la sensación de que los americanos van a ser presididos por un… comic animado (en tres dimensiones eso sí, que los americanos son muy suyos y siempre utilizan todo tipo de tecnología puntera) para adultos. Una especie de “El gato Fritz” (Fritz The cat) que practica todo lo que los padres dicen a un joven todavía en formación, que no debe hacer…; un Roger Rabitt, por nombrar un personaje quizás más conocido, sodomizando a Jessica.


Y eso, que en realidad ayer me tomé, lo confieso, por  eso no escribí, veinticuatro horas como, según se estila decir ahora, cordón sanitario. Ya que era tal mi estado de ánimo, que de escribir, en lugar de mil y un cuentos en forma de noches, hubieran salido  mil y un improperios; eso sí, para guardar las formas, si hubiera hecho falta, incluso por estricto orden alfabético, que uno es muy mirado.


Siempre he querido ser ese personaje radiofónico, en este caso una mujer, que El Corte Inglés hace muchos años se inventó para varias cadenas de emisoras, que momentos antes de las diez de la mañana entra en antena, siempre tan positiva, desenfadada y con las ideas claras, de todo lo que necesita y que naturalmente esa marca, casualmente, siempre le puede dar con los precios de las ofertas de ese momento. Ese personaje, esa mujer, parece haber encontrado su Edén, aunque pagando un precio, el del comercio, y este vecino del mundo, sin embargo, siempre está vagando, sino por el lado oscuro que eso ya está muy gastado por la saga galáctica, sí por una vida siempre, al menos, mal iluminada.



Si Obama hace ocho años, nos llenó a la mayoría de esperanza, el Señor Trump nos devuelve a mundos  más oscuros y húmedos que los paisajes de “Blade Runner”. Ya llueve en nuestra alma, y comenzamos a sentir que cualquiera a nuestro alrededor no es quien dice ser, y en realidad, es un “replicante”… Es lo que ocurre cuando se utilizan proclamas que nos llenan de odio e inestabilidad tanto moral como vital. Y si un gato tiene siete vidas, tenemos a nuestro Fritz americano para un buen/mal rato…


Esta madrugada ya han comenzado, en Estados Unidos, las primeras manifestaciones de gente a la que le incomoda el pensar el futuro que le avanzó el presidente en ciernes, en forma de soflamas. Fritz ha llegado para quedarse, y no es lo mismo ser un producto de entretenimiento que regir el destino de muchos...


*FOTO: DE LA RED