He recibido varios mensajes de preocupación al no editar
ayer un nuevo post…
Realmente no me ocurrió nada, porque no sentía, no coordinaba, no regía. Fue una especie de estado catatónico en plan honoris causa,
que aunque estaba…, no estaba. Si ayer me hubiera disfrazado de faquir y me
ponen en una de esas camas de clavos con un elefante en mi estómago, para dar
por seguro de que mi contacto con los clavos era extremo, no hubiera salido ni
una gota de sangre.
Y es que tras los comicios, tengo la sensación de que los americanos van a ser
presididos por un… comic animado (en tres dimensiones eso sí, que los
americanos son muy suyos y siempre utilizan todo tipo de tecnología puntera) para
adultos. Una especie de “El gato Fritz” (Fritz The cat) que practica todo lo que los padres dicen a un joven todavía en formación, que no debe hacer…; un Roger Rabitt, por nombrar un personaje quizás más conocido, sodomizando
a Jessica.
Y eso, que en realidad ayer me tomé, lo confieso,
por eso no escribí, veinticuatro horas como,
según se estila decir ahora, cordón sanitario. Ya que era tal mi estado de ánimo, que de escribir, en lugar de mil y un cuentos en forma de noches, hubieran salido mil y un improperios; eso sí, para guardar las formas, si hubiera hecho falta, incluso por estricto orden alfabético, que uno es muy mirado.
Siempre he querido ser ese personaje radiofónico, en este caso una mujer,
que El Corte Inglés hace muchos años se inventó para varias cadenas de
emisoras, que momentos antes de las diez de la mañana entra en antena, siempre
tan positiva, desenfadada y con las ideas claras, de todo lo que necesita y que
naturalmente esa marca, casualmente, siempre le puede dar con los precios de las ofertas de ese
momento. Ese personaje, esa mujer, parece haber encontrado su Edén, aunque pagando un precio, el del comercio, y este vecino del mundo, sin embargo,
siempre está vagando, sino por el lado oscuro que eso ya está muy gastado por la
saga galáctica, sí por una vida siempre, al menos, mal iluminada.
Si Obama hace ocho años, nos llenó a la mayoría de
esperanza, el Señor Trump nos devuelve a mundos
más oscuros y húmedos que los paisajes de “Blade Runner”. Ya llueve en
nuestra alma, y comenzamos a sentir que cualquiera a nuestro alrededor no es
quien dice ser, y en realidad, es un “replicante”… Es lo que ocurre cuando se
utilizan proclamas que nos llenan de odio e inestabilidad tanto moral como
vital. Y si un gato tiene siete vidas, tenemos a nuestro Fritz americano para
un buen/mal rato…
Esta madrugada ya han comenzado, en Estados Unidos, las primeras manifestaciones de gente a la que le incomoda el pensar el futuro que le avanzó el presidente en ciernes, en forma de soflamas. Fritz ha llegado para quedarse, y no es lo mismo ser un producto de entretenimiento que regir el destino de muchos...
*FOTO: DE LA RED