Ya solo nos faltaba que hasta los dibujitos de Google nos
recuerden que debemos de quedarnos en casa. Una cosa es que haya caraduras en
todas partes, e insolidarios, y egoístas, y otra cosa es que nos restrieguen el
“quédate en casa” por la cara hasta hacer sangre, por culpa de unos insensatos.
Siempre se ha dicho que la letra con sangre entra, y como
no les puedes atizar con un letrero que diga “te tienes que quedar en tu puta
casa”, pues les aparcas un multón entre mano y mano, que sea algo así como el
padre y la madre de todas las multas, para que se vayan enterando. Y si fuera
por este vecino del mundo, con un suplemento por intento de cachondeo a la
autoridad competente, o no, que si seguimos así todavía estará por validar lo de la competencia...
En otro orden de cosas acabo de ver los ocho capítulos de
la cuarta temporada de “La casa de papel”. Y sin ánimo de hacer ningún spoiler,
o dicho en el idioma de Cervantes, sin desvelar nada que pueda ser determinante
a la hora de que otros vean más tarde la serie, si seguimos así, en próximas
aventuras cada vez habrá más gente en el pasado que incluso en el presente.
Y hablando del idioma de Cervantes, no me gusta nada que la
copia que nos distribuyen a los que hablamos español de España, los títulos de
crédito estén en inglés. ¿Os imagináis si eso ocurriera con una serie francesa?
Nos pasamos horas enteras diciendo que con esta serie hemos
puesto una pica en Flandes, y en cualquier lugar del mundo, y después aceptamos
disfrazarla de británica o americana, por aquello del idioma y no contradecir a
papá Netflix.
Cualquier día le vemos a Antonio Banderas con su piel
oscurecida en varios tonos, por aquello de que para los americanos todo hispano
es de color, y no es cuestión de contradecirlos.
Hay cierto tipo de verdades, y todos las reconocemos, que no son verdaderas, sino estúpidas, y más bien una especie de peaje, o de bajarte los pantalones, para que te sigan dando los de siempre.
*ILUSTRACIÓN: GOOGLE