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domingo, 19 de julio de 2015

MICK FANNING, ESE TIBURÓN ME ESTABA BUSCANDO


Estaba preparando la maleta, por aquello de irme de vacaciones, cuando he visto esa imagen, que para ahora ya ha recorrido todo el mundo, del surfista, Mick Fanning, tres veces campeón del mundo, atacado por un tiburón mientras estaba en su tabla concentrado. Por suerte para él, ha resultado ileso, porque las imágenes, como se suele decir, eran espeluznantes. Pero este vecino, como en cada tragedia en ciernes, tiene la sensación de que ese tiburón le estaba buscando a él, y que en su caso, el tiburón bien le podía haber hecho una "liposucción" de unos cuarenta kilos.

Teniendo en cuenta, que todavía este vecino del mundo no se ha repuesto de la escena del ataque en la playa de Tiburón, la película, se cumplen cuarenta años, ahora se une esta imagen.  

Intentando autosugestionarme, he recordado, así, de pronto, de que yo no practico el surf,  pero eso sí, entre turista en remojo y turista en remojo, cuando encuentro espacio suficiente, me sumerjo, como la mayoría de los "playistas", al modo pavo, es decir, con la cabeza a unos cincuenta centímetros de la superficie, y el culo en plan boya, siempre marcando la posición. Y es que  es mejor que los vigilantes, en la playa, te tengan detectado como peligro en ciernes, que como presunto héroe que al final murió ahogado en contra de todo pronóstico.

Por otra parte, mucho me temo que este hecho, el del surfista a punto de servir de plato combinado a escualo aburrido, puede dar alas  a la factoría Spielberg para pergeñar una secuela, otra, quizás ésta sobre el tataranieto del primer tiburón, para las vacaciones del año que viene. Porque éste verano, con el peligro de “otro parque jurásico” con un dinosaurio superdotado, ya tenemos más que suficiente.

Y es que si algo resulta fácil, en realidad, es asustar, sobre todo con esas películas en las que sabes, por la música y los ruidos que te van alterando, que en cualquier momento va a ocurrir algo, y cuanto más tiempo tarda en ocurrir, más estás en un sinvivir. 

¿Alguien recuerda en qué momento se ve por primera vez al tiburón en la película del mismo nombre? No sé exactamente, pero más o menos ya había pasado la mitad de la película, y tus nervios no es que estuvieran al borde, si no que los tuyos ya estaban en manos del vecino, y en tus manos estaban los de alguien que los habría perdido hacía media hora o más.

De todas maneras, es curioso. Verano, mucho calor, no es que tengamos la frente brillante, sino que parece el Niágara en plena ebullición, y por si fuera poco, los de los cines ansiosos de que nos muramos de miedo con la catástrofe de cada temporada, y los productores de discos, por su parte también, empeñados en que no paremos de bailar con “su” canción del verano.


Para que luego venga alguien diciendo que las vacaciones son para descansar. Si entre lo que nos empeñamos en hacer deporte, aunque haga un sol de justicia, la canción del verano, y el terror de cada año hecho película,  no damos abasto.

*FOTO: DE LA RED