La verdad es que no voy a descubrir America al decir que en la percepción de la vida todo depende del color con que se mire. Muchas veces se dice que uno puede ser pesimista, y quizás en su interior él piensa que sólo es la experiencia.
Creo en el déjà vu, y también en el hecho de que en la vida hay muchas escenas que se repiten y cuando comienzan a repetirse sabes cómo van a acabar, y ya comienzas, digamos, a ponerte de mal café. Quien no ha ido nunca a una sucursal de un banco y al ver dos colas, sabe de antemano, que escoja lo que escoja siempre se pondrá en la cola que irá más lento, y que tras múltiples avatares cuando ya estan atendiendote, y parece que no puede pasar nada, sonará el telefono, que con cada timbre parece decir: que te jodas, que te jodas... Por supuesto que era una llamada importantísima en el que ella contesta mientras se pone roja: y yo tambien... pues claro tonto.
Todo esto viene a colación porque este sábado pasado tenía que ir a una farmacia, nadie a mi alrededor, me encontraba a menos de veinte metros del establecimiento y estaba seguro de que de algún sitio iba a salir alguien programado por el destino para hacerme esperar un buen rato. En efecto, faltando menos de diez metros, salió una señora del portal de al lado, y entró con prisa a la farmacia, bueno a decir verdad entró ella porque la prisa se quedó en la puerta mirandome y haciendo unas risas. Yo creo que, o una de dos o tenía una familia numerosa en el que cada uno de los miembros padecía varias enfermedades o llevaba las recetas de toda la comunidad de vecinos. Por supuesto que ella no tenía prisa, y además era muy amiga de la chica de la farmacia, pues hicieron un exhaustivo repaso de todos sus conocidos. Gracias a la experiencia en este tipo de casos nunca hay que decir nada ya que va a ser peor el remedio que la enfermedad, pues a todos sus conocidos se va a añadir una entrevista en profundidad sobre tu vida y a ser mencionado, como uno más, en su próxima actuación en cualquier otro establecimiento de la zona. Lo único que puedes pedir a la gracia divina es que algún otro empleado aparezca y se apiade de tí. Esto ocurrió a los diez minutos, y cuando ya me había comenzado a interesar la vida de muchos de los mencionados en la conversación. Tendré que volver pronto pues al final no me aclaré, si Laura se había enterado de que su marido le sacaba los cuernos. y si no es así, cuando sepa quién es la tal Laura le tengo que contar todo, pues no es justo que todos los vecinos lo sepan y ella no.