Lo que se ha dado en llamar “las nuevas
tecnologías”, ha democratizado la comunicación. Todo aquel que se propone,
puede abrirse un pequeño hueco en la red, y mostrar su discurso.
Ahora se pueden encontrar blogs de todo tipo, y
con toda clase de colorido en cuanto a contenido se refiere. Y es solo el tiempo
y los seguidores quien pondrá a cada uno en su lugar.
Dentro de los bloggers, habrá diferentes razones
por las que cada uno ha tomado la decisión de hacerse oír, pero eso en realidad
debería de formar parte del secreto profesional.
Hay personas que en este nicho han pensado en
encontrar un trabajo, y hay otros, como este vecino, que precisamente por
perder su trabajo, ha instalado su ventana, para oír y dejarse oír.
Requisito indispensable es la libertad y el decoro.
Libertad para oír y ser oído. Y decoro para no hacer a los demás, lo que no
quieres que te hagan a ti.
Y dentro de la libertad está el que la gente, los
lectores, vengan y se vayan. Nadie les dijo que vinieran, pero un día
aparecieron como las palomas en el alfeizar de esta ventana, y poco a poco se
les va poniendo su “comida preferida” para que sigan volviendo, pero eso sí, siempre
libres para elegir sus idas y venidas.
Ni se pasa lista, ni nos pasamos de listos
preguntando el por qué de la ausencia.
De hecho, hay días en que este vecino no deja
comida en la ventana, o contenido nuevo en el blog, y esos días, domingos
generalmente, aparece más gente que lo que es habitual.
No sé sus nombres, porque el “sistema” no me lo
dice, pero conozco su país de origen. Y ya en sí es un regalo el saber que al
menos durante unos minutos has supuesto algo para alguien, que quizás está a
miles de kilómetros, y que quizás en esos mismos minutos, ha visto la vida desde
el mismo ángulo que tú.
Por eso, no parece de recibo, que haya bloggers que
por razones de trabajo necesiten un número determinado de visitas, para
hacer bulto, e imploren mediante las redes sociales que se visite su
blog, diciendo claramente además, el motivo por el que lo hacen, que su jefe
tiene que ver tanta cantidad de visitas para que le renueven su contrato. Y en
ese mismo momento, estás convirtiendo a los posibles lectores en una ONG de
mantenimiento de blogs, y a este vecino eso no le parece presentable, porque si
no te renuevan el contrato, en cierta manera, estás haciendo culpable a tus
lectores, o mejor dicho, a la falta de ellos.
Y, ante todo, un lector tiene que sentirse libre
de decidir, sin ningún chantaje emocional, aunque muchas veces, precisamente, desde el blog “juguemos”
con las emociones.
*FOTO: DE LA RED