Ni este vecino es la alegría de la huerta, ni es un muermo con patas. Sin embargo, ya en la entonces edad
del pavo, cuando todavía el pavo no gozaba de la buena prensa de la que
goza ahora, con esa carne sin apenas grasa, notó que bien el destino, el
sumo-hacedor, o el guionista del más-allá, dotó a cada persona con dotes
diferentes, e incluso quien no las tiene en absoluto, y en cualquier reunión
hay quien tiene el verbo florido y sabe colocar la frase exacta en el momento
adecuado, y aquel que prácticamente desde el momento que lanza el primer sonido
comienza a aburrir hasta a las ovejas.
Hay quien dirá que la sabiduría para esto también es
muy importante, y este vecino es uno de ellos, pero no la sabiduría entendida
como compendio enciclopédico, sino como experiencia callejera o acumulada en el
día a día.
Sin embargo, este vecino, ese que no es ni la
alegría de la huerta, ni un muermo con patas, cree que es muy importante para
destacar entre otros, ese chasis que nos ha tocado en suerte, y que muchos
ahora se lo intentan remendar mediante la cirugía, o mediante horas y horas de
gimnasio, e incluso pastillas varias.
Lo mismo que cuando vas a una tienda en el intento
de comprar algo, siempre te puedes ir a casa con algo que ni momentos antes te
habías planteado comprar, por el simple hecho de que te ha gustado, hay
personas que en cualquier reunión tiene más boletos para resaltar por su presencia, y como diría un creyente “y eso
va a misa”.
Ya sabéis los que me leéis desde hace tiempo, que
este vecino adora el cine, y como vicioso del séptimo arte, no desaprovecha
película para inyectársela en vena. Por eso, para apoyar mi tesis, está claro
que al comienzo lo tuvo que tener más difícil un Dustin Hoffman en sus primeras
audiciones, incluso se tuvo que venir a Europa para hacer sus primeras
películas, que un Paul Newman de antaño, o ahora por ejemplo un Hugh Jackman.
Con eso tampoco quiero decir que estos dos últimos actores, sean malos en su
oficio, que no lo son, pero que el físico ayuda no lo vamos a obviar. Es más fácil,
a las primeras de cambio, viendo una película que te interese saber el nombre
de un Adonis como el Señor Hughman, que de un Dustin Hoffman, aunque fuera en
su juventud. Y que no se malinterprete a este vecino, porque el Señor Hoffman
es uno de sus mitos, y lo defenderá como a uno de los suyos, porque es
uno de los suyos.
De todas las maneras, la sabiduría popular hace
muchos años esculpió una frase, que sirve de antídoto a todo tipo de posibles
tentaciones para caer en alguna que otra depresión motivada por creerse
poseedor de un chasis inadecuado, y es el famoso “ellos se lo pierden”. Que
consideras que lo tienes más difícil para tener tus seguidores, gritas,
mentalmente claro, unos cuantos ellos-se-lo-pierden seguidos, y para
terminar un clamoroso, e incluso grosero, QUE LES ONDULEN, y es muy posible,
que como dicen los jóvenes de ahora, te entre un subidón, e incluso te
tengas que poner plomo en los bolsillos para no levitar. Y, es que el que no se
consuela es porque no quiere.
*FOTO: DE LA RED