¡Y ya estamos en agosto! Esto ya va rodado, me temo, y llámenme
pesimista, hasta nochevieja y sin parar. Eso, en el mejor de los casos y si la
vida no nos apea antes.
Me despierto, ya me había levantado media hora antes, con
una entrevista al Señor Maroto en Onda Cero, y me he dado cuenta, muy a mi
pesar, de que dos de las canciones del verano, al menos para la derecha
española, van a ser “buenismo” y “no hay papeles para todos”. Con lo cual, y
además teniendo en cuenta las noticias de la ola de calor que nos invade, lo
que queda de verano se nos presenta más que propicio al uso de protectores de
ánimo y de sonrisa.
Precisamente, os voy a recomendar dos cremas protectoras
de muy alto espectro para cuidar vuestro rostro, que siempre se ha dicho que es
el espejo del alma.
Una de ellas proviene de la televisión, y es “The good
doctor”. Dieciocho capítulos de una primera temporada con una trama llena de
delicados sentimientos dulce-amargos, como la vida misma.
Una recomendación: no verla en su pase televisivo,
digamos que oficial en Telecinco. Porque aunque comenzaron emitiendo dos capítulos
seguidos, ya que cada uno tiene unos cuarenta minutos, ahora (desde la tercera
semana) ya están con la dieta de un solo capítulo, el segundo que dan es repetido, y
te quedas con una terrible sensación de “interruptus”, que te impulsa a dejar
de yacer en la misma cama televisiva. Se pueden seguir todos a través de Netflix,
e incluso en internet.
Para la segunda crema, es necesario, al menos por ahora,
visitar las salas de cine. “El mejor verano de mi vida”, de Dani de la Orden, no pasará a los anales
cinematográficos como la peli de las pelis, ni del cine español, ni del
extrarradio, pero sí es un vehículo que ofrece lo que te esperas: pasar un buen
rato.
Con un reparto lleno de caras conocidas de la televisión (Leo Harlem, Maggie Civantos (“vis a vis”),
Toni Acosta, Jordi Sánchez, Berto Romero…), es un producto, como la comida
rápida, para uso inmediato. Pero, eso sí, con unos más que mínimos de calidad y
honestidad, en el no se
ha escatimado medios, de todo tipo, y se nota.
Las primeras imágenes te conducen a un modo zen que solo se teñirán de risas, y especialmente, de sonrisas que no te abandonarán hasta el final.
Con estas dos cremas, seguramente no pasaremos el mejor
verano de nuestras vidas, pero a cambio tu vecino estará seguro de que tu
vida sexual es plena, por aquello de un cutis de ánimo más que envidiable y una
sonrisa permanente.
*FOTO: DE LA RED