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jueves, 19 de junio de 2014

ORGULLO Y SATISFACCIÓN

¿Habrá sentido orgullo y satisfacción?
Esa es la pregunta que ha venido a la mente de este vecino del mundo, al ver el gesto del ahora rey, Felipe VI, al llevarse la mano al corazón desde el balcón en el Palacio Real en agradecimiento a la gente que ha ido para ver la ceremonia.
Por fin hemos colocado en el trabajo, se ha felicitado también este vecino, a nuestro sobrino Felipe después de tantos años de espera, aunque sea por enchufe. Nos ha costado mucho, pero ha merecido la pena. Sabemos que ahora para los jóvenes es muy difícil encontrar trabajo, pero un poco más y nuestro sobrino, porque es como si le hubiéramos visto nacer, pasa de las dificultades de todo joven en encontrar su primer trabajo a los problemas de una persona mayor y en paro. Porque durante mucho tiempo este vecino estaba convencido de que a Felipe le iba a pasar lo mismo que a su pariente lejano, el Príncipe Carlos, que de aspirante puede pasar a jubilado.
¿Habrá sentido orgullo y satisfacción?
Este vecino siempre ha sido de la opinión de que a donde fueres haz lo que vieres, y si no, para eso no vayas. Y sin embargo ha habido algunos representantes políticos que primero han “amenazado” con no ir, y luego han ido, pero como los niños cuando están enfadados, se han encargado en todo momento de demostrar que no están de acuerdo. Y si los demás aplaudían, ellos no, porque eso siempre merece la atención de la gente, y algún comentario. Y otros, que han ido a la recepción previa invitación. Hasta aquí todo correcto. Lo único que ocurre es que esa invitación siempre va acompañada de alguna instrucción de cómo se debe de ir vestido, y este vecino es de la opinión de que “siempre es de buen nacido, ser agradecido”. Y ha habido alguno/alguna que se ha pasado las recomendaciones a la torera, como por ejemplo el Señor Bisbal, que a lo mejor no ha creído propio de su cuidada imagen descuidada el llevar corbata, y no le ha dado la real, con perdón, gana llevarla. Y eso, que en realidad es lo que quieren, se merece otra foto, siempre otra foto.
Por cierto, tanto en los colegios, como en este tipo de eventos se deberían de prohibir los teléfonos móviles. Y es que no es propio de un lugar serio el sacarse un “selfie”, o auto-foto, para así demostrar quién la tiene más grande. ¡Tranquilos! Este vecino se refería claro está a la pantalla del móvil. Con su comportamiento ha quedado demostrado que entre la clase política y los niños no hay mucha diferencia, y es que como niños estaban muchos políticos en su primera proclamación, y por eso su único interés era sacarse auto-fotos, ahora sí y luego también.
Es de destacar también que, aunque el ahora rey Felipe VI ha cuidado todo detalle de que no aparecieran símbolos religiosos durante su proclamación, sin embargo ha quedado patente de que Dios existe, o al menos su representante en la tierra. Y es que el Señor Rajoy estaba en todas partes, un auténtico remedo de Mr. Bean, que no quiere molestar pero chupa cámara todo el rato. En algún momento este vecino ha llegado a convencerse de que había varios Marianos y un solo Rajoy. Lo dicho, un auténtico despropósito con aroma religioso.
Como cinéfilo, que al menos así se considera, este vecino se fija en los detalles, y lo más bonito ha sido el gesto del nuevo rey dando las gracias con su mano en el corazón a los ahora súbditos, y las caricias de Doña Letizia al rostro de su marido mientras iban sentados en el coche.
¿Habrá sentido orgullo y satisfacción? Como en las películas, el primer plano de su cara lo decía todo.

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 18 de junio de 2014

MARISA, EL MARQUÉS, Y LA TIENDA NACIONAL

Me acabo de cruzar con Marisa, la del tercero, la de derechas de toda la vida, la monárquica. Nada, que me ha dicho que no se podía quedar a hablar conmigo porque se iba a Madrid ahora mismo para ser testigo de primera mano en la proclamación de Felipe VI, Felipín como siempre le ha llamado ella, en los actos de mañana. Que tenía plaza en el RITZ y que debía de llegar para las doce, que de lo contrario perdían la habitación.
Marisa y el Marqués, su marido…¡Vaya pareja! Que por cierto, no es marqués ni nada, sino que por esas cosas de la vida, en realidad se apellida Márquez, y ya se sabe cómo somos los vecinos, que no se nos escapa una. Aunque esté sacando “chispa” del tema, en realidad ambos son muy buenas personas, eso sí, quizás él sea el sufridor de los aires de grandeza de su señora.
A este vecino que uno sea monárquico, republicano o apátrida, vaya usted a suponer, le da lo mismo. Lo que ocurre es que muchas veces pecamos de tener que revestir nuestras preferencias con un algo más a modo de justificación.
Parece que no se pudiera ser monárquico por ejemplo, y levantarse todos los días a las seis de la mañana para limpiar escaleras.
Quizás, por eso Marisa tenga que decir que tiene plaza en el Ritz, cuando en realidad irá a la Pensión Paqui, que además he oído que es muy digna. Y mientras ella intenta ver el flequillo del nuevo rey detrás de la cuarta o quinta fila durante el tramo que va a recorrer las calles de Madrid, él, el Señor Marquez, seguro que estará tranquilamente en algún bar leyendo algún periódico deportivo con la crítica del partido de la Roja contra Chile, que no nos engañemos, llaman así a la selección para no tener que decir “la española”, otra justificación.
Como me diría mi madre, tan práctica siempre ella, a nosotros no nos van a dar de comer con eso, con la proclamación del nuevo rey, sin embargo siempre puede ser una buena zanahoria, un buen reclamo, para el resto del mundo, ya que, queramos o no, será el escaparate de nuestra tienda nacional, y la excusa para más de un partido político. 
En realidad, y desde un punto de vista económico, todo se resume en comprar y en vender.Y el problema de la marca  España, como les ha dado por decir ahora, es que mientras unos se rompen los cuernos en intentar levantar el país, otros hacen todo tipo de chanchullos para provecho propio, y dejan a la citada marca temblando, y para más inri siempre son los que se les llena la boca de patria, y de orgullo nacional.
Por cierto, que no se me olvide pedirle a Marisa que me enseñe las fotos de su estancia en Madrid. Seguro que me dará largas con la excusa de que ella sigue sacando las fotos con la cámara de toda la vida, que se la regaló la Duquesa de Algo, y es que, según ella, la sangre azul siempre sale mejor con el revelado de toda la vida.

*FOTO: DE LA RED