Hace tiempo que lo que voy a exponer hoy ya me venía a la mente, pero voy a aprovechar la decepción que muchos se llevaron ayer intentado ver el penúltimo capítulo de Velvet, y encontrárse con una repetición de imágenes que sonaba al timo del Tocomocho.
¿Por qué cada vez que hay un
puente, muy frecuente en este país, las televisiones aprovechan para cambiar sus parrillas y meter todo tipo
de material de archivo y variar su programación?
Una cosa es que en los
programas matinales, esos que hablan desde la actualidad más estricta segundo a segundo, hasta del dolor amoroso de cualquier famosete, varíen a sus presentadores o
colaboradores porque también tienen derecho a tomarse días de fiesta, sacando a
sus segundos espadas, y otra, y no me refiero en el día festivo sino al día laboral en el puente, que se quite el programa directamente o se dé un recocido, o un corta y pega, como ocurrió ayer con Velvet.
Pareciera que en una época
en que quien más, quien menos, practica la auto-programación vía internet, y lo
que no ve en el momento lo ve cuando le da la gana, tengamos que ser castigados
además de estar atados a la continuidad más esclava y no poder disfrutar con algún corto viaje esos días, con que se nos varíe, a modo de dieta forzada, la
programación habitual.
Lo de ayer ocurrido con
Velvet, es el regodeo más absoluto con anuncios del siguiente capítulo durante la semana, y que en ningún momento se aclaraba, al menos a este vecino del mundo no le consta, lo que iba a ocurrir ayer. Por no traer a colación también, ese periodo vacacional veraniego, en el
que, como ya dicho, además de no poder ir tú de vacaciones, desde los canales
amigos te castigan con una programación de segunda o tercera división, con la escusa de que no todos están viendo la tele. Y leyendo entre líneas, se puede colegir eso de “y
a los que están en este momento ligados a sus quehaceres diarios, que les den”.
A este vecino todo eso le huele, siempre le ha olido, al ahorro del chocolate del loro, y a que hay ciudadanos televidentes de primera y segunda división; a los que les protegen la programación cuando se van de fiesta, y a los que “les ondulen con la permanen” como se decía en el célebre chotis “Pichi”, y que además de tener que quedarse en su trabajo, el que tenga, y continuar con su rutina habitual, les apalean congelando la programación. Si no es injusticia, al menos lo parece.
*FOTO: DE LA RED